Hace un año Nadal era un tenista casi desahuciado, obligado a ver la final
del Abierto de Estados Unidos desde su casa por una lesión. Este lunes el
trofeo que acababa de morder le esperaba en la sala de prensa de Flushing
Meadows como el símbolo más palpable de su resurrección. "El trofeo me hace
feliz. Pero lo que realmente me hace feliz es lo que hice para ganar este
trofeo: trabajar duro durante esos momentos difíciles", dijo el español al
término de la final.
Nadal sonreía más que nunca y se agarró al trofeo varias veces durante sus respuestas para subrayar la importancia que atribuía a este segundo título en Nueva York. "Quizás es el año más emocionante de mi carrera", afirmó. "Lo digo por lo que he pasado yo y por lo que han pasado mi equipo y mi familia. Todo el mundo sufre cuando ve sufrir a alguien al que quiere y ninguno de nosotros habíamos soñado con una vuelta así. El primero yo. Me siento afortunado de que todo eso sea realidad. He peleado para volver a estar donde había estado hasta ahora. Pero también pelean otros jugadores y no tienen la suerte que tengo yo".
Este año las cifras de Nadal son estratosféricas. Ha jugado 12 finales, ha ganado 10 títulos y ha levantado dos trofeos de Grand Slam. Sólo ha perdido tres partidos desde su reaparición y ha encadenado 21 triunfos sobre pista dura. Incluidos los que le llevaron a ganar los torneos de Cincinnati y Montreal y el que le ha dado este lunes su segundo título en Nueva York. Este segundo triunfo en Flushing Meadows sitúa al español con 13 títulos de Grand Slam. Uno menos que Pete Sampras y cuatro menos que Roger Federer, que mantiene un récord absoluto que Nadal podría lograr en el futuro pero sobre el que por ahora prefiere no hablar.
"Déjame disfrutar hoy", le dijo entre risas a un periodista italiano que le preguntó por su capacidad para emular las cifras de los dos tenistas más grandes de la historia. "He ganado mucho más de lo que nunca pensé ganar y es algo que llevo diciendo muchos años. Lo único que puedo decir es que seguiré trabajando duro. La clave es trabajar para seguir creándome opciones de vivir momentos como los que he vivido hoy. Después te llegan o no te llegan. Nunca fue mi objetivo llegar tan lejos pero aquí estoy. Espero que el físico me siga dejando competir a este nivel. Porque creo que la cabeza no me va a fallar".
Esta vez Nadal ha ganado con un saque menos potente pero con un tenis mucho más agresivo que el de 2011. "Ahora juego más dentro de la pista y voy más a por los puntos", admitió al final el partido. "Pero eso sólo es posible porque me siento bien".
El instante clave del partido llegó en el noveno juego de la tercera manga cuando Rafa salvó tres bolas de break. La primera con un golpe de derecha a la línea, la segunda en un intenso peloteo y la última con su primer ace. "Los partidos se ganan con la raqueta", explicaba luego. "Pero es muy importante aguantar, seguir, buscar, pelear los momentos cuando las cosas van mal. Al comienzo del tercer set, Novak no fallaba ningún resto. Pero yo seguía manteniendo la pasión y la concentración. Estaba jugando al límite y he seguido manteniendo ese nivel. Mi obsesión era que no se me fuera todo de las manos con un segundo break y eso es lo que he hecho fantástico. He tenido la determinación necesaria para ganar".
Y sin embargo el triunfo en la tercera manga no lo recuerda el español como un momento emotivo: "Fue un instante muy importante. Pero no era un momento para las emociones porque estaba centrado en el principio del cuarto set. Me tocaba servir contra el viento y sentía que era posible un break".
A Nadal le preguntaron por la dotación económica del torneo: unos 3,6 millones de dólares que suponen unos 2,7 millones de euros al cambio actual. El español recordó los proyectos de su fundación y dijo que le alegraba por lo que significaba para el tenis. Luego recordó entre risas que en España el fisco se llevaría "más de la mitad".
Nadal sonreía más que nunca y se agarró al trofeo varias veces durante sus respuestas para subrayar la importancia que atribuía a este segundo título en Nueva York. "Quizás es el año más emocionante de mi carrera", afirmó. "Lo digo por lo que he pasado yo y por lo que han pasado mi equipo y mi familia. Todo el mundo sufre cuando ve sufrir a alguien al que quiere y ninguno de nosotros habíamos soñado con una vuelta así. El primero yo. Me siento afortunado de que todo eso sea realidad. He peleado para volver a estar donde había estado hasta ahora. Pero también pelean otros jugadores y no tienen la suerte que tengo yo".
Este año las cifras de Nadal son estratosféricas. Ha jugado 12 finales, ha ganado 10 títulos y ha levantado dos trofeos de Grand Slam. Sólo ha perdido tres partidos desde su reaparición y ha encadenado 21 triunfos sobre pista dura. Incluidos los que le llevaron a ganar los torneos de Cincinnati y Montreal y el que le ha dado este lunes su segundo título en Nueva York. Este segundo triunfo en Flushing Meadows sitúa al español con 13 títulos de Grand Slam. Uno menos que Pete Sampras y cuatro menos que Roger Federer, que mantiene un récord absoluto que Nadal podría lograr en el futuro pero sobre el que por ahora prefiere no hablar.
"Déjame disfrutar hoy", le dijo entre risas a un periodista italiano que le preguntó por su capacidad para emular las cifras de los dos tenistas más grandes de la historia. "He ganado mucho más de lo que nunca pensé ganar y es algo que llevo diciendo muchos años. Lo único que puedo decir es que seguiré trabajando duro. La clave es trabajar para seguir creándome opciones de vivir momentos como los que he vivido hoy. Después te llegan o no te llegan. Nunca fue mi objetivo llegar tan lejos pero aquí estoy. Espero que el físico me siga dejando competir a este nivel. Porque creo que la cabeza no me va a fallar".
Esta vez Nadal ha ganado con un saque menos potente pero con un tenis mucho más agresivo que el de 2011. "Ahora juego más dentro de la pista y voy más a por los puntos", admitió al final el partido. "Pero eso sólo es posible porque me siento bien".
Momento clave
La final confirmó el formidable estado de forma del campeón español, que permanece invicto desde su derrota de Wimbledon y aspira a ganar el Master de Londres por primera vez. "He hecho un partido muy completo y muy agresivo", explicó. "En el segundo set tuve alguna opción pero él estuvo a un nivel muy alto. En el tercero resistí y conseguí superarme a mí mismo. Jugué valiente en los momentos decisivos y salvé momentos complicados. Luego salvé mi saque en el primer juego del cuarto y seguí peleando cada punto con determinación".El instante clave del partido llegó en el noveno juego de la tercera manga cuando Rafa salvó tres bolas de break. La primera con un golpe de derecha a la línea, la segunda en un intenso peloteo y la última con su primer ace. "Los partidos se ganan con la raqueta", explicaba luego. "Pero es muy importante aguantar, seguir, buscar, pelear los momentos cuando las cosas van mal. Al comienzo del tercer set, Novak no fallaba ningún resto. Pero yo seguía manteniendo la pasión y la concentración. Estaba jugando al límite y he seguido manteniendo ese nivel. Mi obsesión era que no se me fuera todo de las manos con un segundo break y eso es lo que he hecho fantástico. He tenido la determinación necesaria para ganar".
Y sin embargo el triunfo en la tercera manga no lo recuerda el español como un momento emotivo: "Fue un instante muy importante. Pero no era un momento para las emociones porque estaba centrado en el principio del cuarto set. Me tocaba servir contra el viento y sentía que era posible un break".
A Nadal le preguntaron por la dotación económica del torneo: unos 3,6 millones de dólares que suponen unos 2,7 millones de euros al cambio actual. El español recordó los proyectos de su fundación y dijo que le alegraba por lo que significaba para el tenis. Luego recordó entre risas que en España el fisco se llevaría "más de la mitad".
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