Bill Gates y Paul Allen difícilmente podían haber planeado un éxito tan global, que les reportase tantos beneficios económicos y tanto dominio sobre el mundo de la informática. Sin embargo 30 años dan para muchas cosas curiosas.
CUANDO MICROSOFT NO QUERÍA A BILL GATES
Parece que la salida controlada de Steve Ballmer como CEO de Microsoft no ha resultado suficiente sacrificio para los inversores de Microsoft. Ahora la noticia es que tres de los veinte mayores accionistas de Microsoft han pedido formalmente que Biil Gates deje de ser el presidente de la compañía con la esperanza de que así puedan afrontar el futuro con menos lastre y mayor libertad de innovación.
La noticia de Reuters sugiere que tras las presiones recibidas por Ballmer para obtener un mayor rendimiento de la empresa y una revalorización de las acciones- cosa que no consiguió en absoluto-, las miradas ahora se dirigen hacia Gates, que hasta ahora tenía una posición casi intocable. No en vano él y Paul Allen fueron los jovenzuelos fundadores de Microsoft allí por 1975.
Ningún portavoz de Microsoft ha querido hacer comentarios al respecto y no hay indicios de que el consejo de Microsoft vaya a dar mucha bola a los deseos de estos tres inversores, que suman en conjunto algo más del 5% de las acciones de la compañía. Esto irónicamente es solo un 0,5% más que las que tiene el propio Gates que posee un 4,5% de la compañía por un valor de 277.000 millones de dólares y es el mayor accionista individual de la misma.
Sin embargo, la sombra de Bill abarca todas las esquinas de Redmond y aunque hace años que Gates se dedica principalmente a sus labores filantrópicas, parece que su poder dentro de la compañía es mucho mayor que el que gustaría a algunos. Se rumorea que Ballmer lo consultó a menudo al tomar algunas de las decisiones más difíciles de la empresa mientras fue CEO. Aunque sea así, parece poco probable que lo vayan a echar de Microsoft.
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