Desde hace dos años Andrés Betancourt y su papá Óscar empezaron a elaborar cerveza casera. Ambos, amantes del buen beber, conocieron el mundo de la cebada y los lúpulos a través de un viaje en el que la cerveza artesanal llamó su atención. Ahora intentan producirla -al menos- una vez a la semana ya que este es un 'hobby' que requiere de mucha dedicación y conocimiento.
La alegría de probar cerveza fabricada por uno mismo no tiene comparación, asegura Betancourt, quien también describe el proceso como algo mágico. "Es toda una expectativa", explica con relación al tiempo que toma hacerla: desde cocinar la cerveza hasta probarla pueden pasar cuatro semanas, en promedio.
Las cervezas industriales han copado el mercado a escala nacional, su producción masiva permite abaratar los costos del producto final y de esta forma introdujeron el gusto por la cerveza de clase 'lager'.
Pero la cerveza artesanal ha ganado territorio en nuestro país, con mayor cantidad de productores -alrededor de 15 artesanos con cervezas oficiales- y lugares de distribución, lo que lleva a un mayor interés por parte del consumidor frente a este tema. Para el cervecero artesanal y creador de la cerveza Java, Juan Manuel Arcos, esto se debe a que la gente está aprendiendo a beber y se crea un diálogo entre productores artesanales y clientes, abriendo el puente para una relación más cercana y directa.
Para entrar en la producción casera es importante tomar en cuenta que el proceso no será sencillo: la mayor cantidad de ingredientes deben ser importados, requiere de paciencia y mucho, mucho tiempo. Pero una vez que se ha fermentado el primer lote, nada puede cambiar la sensación de haber creado una bebida desde cero. Según Arcos, iniciar en la producción de cerveza casera reivindica la autonomía alimentaría, la idea de producir alimento propio.
Julio Espinosa, creador de la cerveza artesanal Andes, explica que entender la 'ley de pureza alemana' ayuda a comprender la fabricación de esta bebida. La ley exige que la cerveza esté únicamente elaborada de cuatro ingredientes: agua, malta de cebada, lúpulo y levadura. Con estos componentes se puede empezar.
Lo primero es la elección de los granos que serán molidos. Se puede utilizar malta caramelizada -que da un color más rojizo y sabor más dulce- o malta tostada -que tiene un sabor amargo y cafetal- y obligatoriamente las maltas bases -que son de las que se extraerá el azúcar para la fermentación-.
Luego viene el proceso de maceración que implica básicamente poner los granos en agua caliente. Kevin Koenig, cervecero artesanal, compara este paso como hacer un té a gran escala. Luego se hierve el extracto durante una hora para desinfectar la cerveza y aumentar los lúpulos. Esta flor tiene como propósito principal dar la amargura, sabor y aroma.
Después se pasa al tanque de fermentación en donde se agregarán las levaduras. Allí se deja fermentar por una semana o más, dependiendo de la receta que se utilice.
Cuando ha pasado el tiempo necesario se saca la cerveza del fermentador y se le agrega azúcar diluida en agua antes de embotellarle. Una vez embotellada y cerrada herméticamente, con tillos, se dejará reposar nuevamente la cerveza -por una o dos semanas- para otra fermentación en la que la bebida se gasificará.
De acuerdo con Espinosa, para aprender a conciencia sobre la elaboración de cerveza se debe tener en cuenta los temas higiénicos -desinfectarlo todo- y así se evitará una contaminación innecesaria en la bebida.
Más importante aún, -para Espinosa- este puede ser un 'hobby' diferente que da espacio a la creatividad, "es como cocinar, las recetas son infinitas y siempre se va a poder intentar cosas nuevas".
Algunas recetas innovadoras utilizan variedad de granos como el maíz morado o la quinua, e inclusive se puede agregar frutas como el coco y también experimentar con la papa para obtener nuevos sabores, que hacen de la cerveza casera un mundo entero por descubrir.
TOMADO DE DIARIO EL COMERCIO
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