El mandato del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, terminará en 2016 y ya hay diversos nombres de potenciales candidatos para el siguiente mandato. Hillary Clinton es uno de los más mencionados.
David Von Drehle escribió este jueves un artículo para la revista Time, en el que analiza las posibilidades y riesgos que tendría la exsecretaria de Estado estadounidense al perseguir la presidencia.
El análisis se publica días después de las recientes declaraciones del exsecretario de Defensa, Robert Gates, que causaron conmoción al revelar que Clinton reconoció alguna vez que su oposición al incremento de tropas en Iraq en 2007 fue política.
En Can anyone stop Hillary, el artículo de Drehle, el periodista afirma que fuentes cercanas a Clinton dicen que “no ha decidido si volverá a postularse a la presidencia de EEUU”, a pesar de la avalancha de reportajes y coberturas de diversos medios que detallan incluso muchas de las “maniobras” o actividades clave que indican que está gestando su campaña. “La indecisión le ayuda a mantener la flexibilidad en su itinerario, a evitar que tenga que responder a cada controversia que surja en internet y a permitir que la oposición republicana tome forma y reciba los ataques”, sostuvo Drehle.
“Clinton es tan famosa en todo el mundo, está tan conectada con la política y está tan lista para la presidencia tras dos campañas al lado de su esposo y una carrera épica por su cuenta, que su vida como ciudadana prácticamente no se puede distinguir de su vida como candidata”, señala el texto de Time.
El artículo sostiene que, tal es la implicación de Hillary en el ambiente político que a pesar de no haber decidido contender, sus constantes recaudaciones de fondos, discursos y las “encantadoras notas que ha estado enviando recientemente a amigos que están lejos”, sirven para construir apoyo político, directa o indirectamente. “Junto con su esposo, la ex primera dama es la personificación de la llamada 'campaña permanente'”, agrega el texto.
“Un día está dando un discurso ante los clientes de los banqueros de Wall Street en Goldman Sachs; al siguiente está en Yale denunciando la desigualdad salarial o acompaña al nuevo alcalde de Nueva York, el más progesista en décadas, en su juramento", destaca el analista.
Como otros puntos a su favor, destacan su reconocimiento universal, su red de seguidores en todo EEUU y su lista de posibles inversionistas y de consejeros experimentados.
El movimiento Ready for Hillary ha recaudado más de cuatro millones de dólares en donativos. Como esta agrupación, otras como el comité de acción política Priorities USA Action se preparan para lanzar la campaña de la ex primera dama.
Clinton dijo el año pasado a la entrevistadora Barbara Walters que tomaría una decisión en 2014. Sin embargo, no importa mucho si se ha pronunciado como la candidata porque carece de rivales a su altura. “Esta falta de competencia es la prueba de su inmensa influencia entre el electorado demócrata, que se compone mayormente de mujeres”, señala el texto.
A la espera de la decisión de la excandidata, los republicanos han puesto en marcha esfuerzos como Stop Hillary 2016 y Hillary Proyect con la intención de frustrar las posibles intenciones de la demócrata. Sin embargo, las tendencias demográficas indican que para 2016 contará con una porción mayor de las minorías y la división del partido republicano podría causarle pérdidas, sobre todo por asuntos como la reforma inmigratoria y el derecho al voto. Ambos factores podrían situar a Clinton en posición para conservar el apoyo de la minoría que respaldó a Obama y catalizar el entusiasmo de las mujeres.
Según fuentes cercanas a Clinton, la decisión que tome la líder no será solo de ella, sino que consultará a su círculo íntimo de amigos y familiares de confianza: su esposo, Bill; su hija, Chelsea, y antiguos miembros de su equipo. Chelsea ha dicho públicamente que quiere que su madre se tome un descanso antes de tomar cualquier decisión importante. “Sabe el costo que tienen las campañas en los candidatos y su familia; sabe cómo son la victoria y la derrota; ha visto de cerca los pesares y las frustraciones de la presidencia, así como su pompa y su poder”, agrega el artículo.
Sus asesores anticipan que se espera que su campaña tenga un mejor uso de la tecnología que en 2008 y que toque temas como: el empoderamiento de los jóvenes, la desigualdad económica, la importancia de los acuerdos en Washington, su ambición desinteresada, la importancia de la civilidad (ser ‘buenos ciudadanos’), intervención en el extrajero, las prioridades progresistas y los derechos humanos.
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