Hasta noviembre del año pasado, Jorge Célico, técnico de Universidad Católica, fumaba 30 cigarrillos diarios. También tomaba tranquilizantes para conciliar el sueño y dirigir con cierta calma los partidos de su equipo.
Dejó de fumar muchos tabacos y de ingerir pastillas cuando se le convirtieron en una adicción. "Jorge tienes que dejar eso", le dijo su médico. Ahora, fuma un cigarrillo antes de cada juego. Redujo el número de tabacos gracias a un tratamiento de acupuntura.
Célico adoptó el vicio de fumar y tomar tranquilizantes como una solución para combatir el estrés que le produce su trabajo. Ahora, la natación es su principal vía de escape. Bajo el agua, el DT elimina la tensión y los dolores que le produce su artrosis de cadera.
Pero de lo que no puede alejarse es del mal humor que lo acompaña por horas cuando pierde un cotejo. Es por eso que su esposa Geovanna cruza los dedos para que la Católica gane los partidos.
Ahora, el estratega toma pastillas solo en el momento que tiene dolores de cabeza, producto de un mal día en el trabajo. Si el dolor es intenso consume una migradorixina o dos aspirinas. Los dolores de espalda y de cuello también son frecuentes después de cada jornada. "Termino muerto".
Aunque todas sus jornadas son agotadoras, el día anterior a un partido siempre es el más complicado. Se acuesta a las 02:00 y se levanta entre horas. En casa dicen que es frecuente verlo de pie a la madrugada, y el estratega gaucho lo acepta. "No puedo cambiar".
Óscar Concha, médico deportólogo, afirma que la dificultad para conciliar el sueño es un trastorno común entre los DT. "He trabajado con muchos técnicos y no conozco a uno que duerma bien".
Juan Carlos Garay, técnico del Deportivo Quito, por ejemplo, duerme entre cinco y seis horas diarias. Se acuesta y se levanta pensando en el próximo partido. "Pienso en cómo corregir, en cómo mejorar". En cambio, Carlos Sevilla, entrenador de El Nacional, dice que solo puede descansar entre tres y cuatro horas.
Esa falta de descanso es lo que motiva a los técnicos a usar tranquilizantes, antidepresivos e incluso a ingerir alcohol.
Sin mencionar nombres, Concha revela que conoció a un técnico que mitigó la ansiedad y la presión ingiriendo alcohol. Bebía dosis altas todos los días: de lunes a domingo.
El especialista atribuye esos trastornos a la presión que ejercen sobre el DT los hinchas, la directiva, los jugadores, medios de comunicación… "El fútbol, perverso como es, se fundamenta solo en los resultados", explica el deportólogo, que cuando trabajó en El Nacional, también se vio afectado por el estrés.
Johana Sevilla, hija del estratega Carlos Sevilla, coincide con Concha. Producto de esa presión, su padre sufre de gastritis y tiene el colon irritable. Johanna, maestra de yoga, lo ayuda a mitigar esas enfermedades con clases de relajación.
El estratega también hace ejercicio para mantenerse sano. Regularmente se lo observa correr alrededor de la cancha del complejo El Sauce, en Tumbaco. También practica voleibol con su cuerpo técnico. En casa, se distrae con sus tres nietos. Thiago, de 7 meses, tiene el don de liberarlo del estrés y de hacerlo reír.
Gastritis y contracturas
La lista de trastornos que padecen los técnicos producto del estrés es extensa. Entre las más comunes están las contracturas musculares, calambres, incremento del colesterol, gastritis, presión arterial alta, trastorno metabólicos… Entre las menos comunes: lesiones en la piel, en los ojos y baja de la presión.
Célico fue víctima de este último trastorno. Le sucedió cuando dirigía a El Nacional y buscaba un cupo para participar en la Libertadores del 2009. Él técnico se puso pálido y durante el entretiempo recibió asistencia médica en el camerino. "Lo recuerdo claramente".
César Vigevani, técnico del Mushuc Runa, también se acuesta tarde. El viernes, a las 22:00, revisó un video de Independiente del Valle, su rival de hoy (30 de marzo de 2014) en Ambato.
Vigevani, tiene gastritis desde hace dos años. Ahora, intenta comer a la hora adecuada y llevar una vida más calmada. Aunque le es complicado, intenta dormir después de cada cotejo para calmar los ánimos.
Para alejarse del estrés, el técnico argentino intenta, después de cada partido, olvidarse del fútbol, aunque reconoce que le es complicado. Con la intención de disipar la mente, Vigevani sale de su casa con sus familiares. Visita parques, restaurantes, cines. "Para no volverme loco".
El argentino tomó esas medidas después de enfermarse y sufrir dolores de cabeza, a causa de la presión. Hoy, dice, toma las cosas con calma. Pero al igual que los otros DT, es cauto luego de que su equipo pierde.
Célico confiesa que le gustaría subir fotos a las redes sociales diciendo: "aquí estoy tranquilo, esperando el partido", pero no puede hacerlo.
Para evitar problemas posteriores, el entrenador se realiza chequeos médicos cada dos meses. Los primeros días de abril, por ejemplo, tendrá cita con el cardiólogo.
Las dolencias más comunes de los entrenadores
- Gastritis. Se desarrolla por el estrés y por no comer en horarios adecuados. Los especialistas sugieren a los técnicos comer cinco veces al día.
- Mala alimentación. Los técnicos tienden a subir de peso por esta causa. A veces se alimentan con comida chatarra y hacen poco ejercicio.
- Insomnio. Es la enfermedad de esta profesión. Solo concilian el sueño hasta un máximo de seis horas. Acumulan cansancio y jaqueca.
- Alergias. A causa del sol, varios técnicos registran alergias. La exposición de dos o tres horas al sol también afecta su salud.
- Contracturas. Los técnicos presentan molestias en tres zonas: las pantorrillas, cuello y columna vertebral. Los dolores en la columna son intensos.
- Calambres. Los ademanes y movimientos bruscos que realizan los directores técnicos cuando dan indicaciones causan estos problemas
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