Janeth Castillo cumplió ayer su primer mes de trabajo en la lavandería comunitaria que funciona en la Universidad Yachay, en Urcuquí (Imbabura).
Esta madre de dos hijos, moradora de la comuna de Armas Tola, vecina del nuevo plantel, es una de los 21 integrantes de la Asociación Tapiapamba.
Esta agrupación, formada hace dos meses, ofrece servicios de lavado, planchado y costura de ropa para estudiantes y profesores. También la limpieza y arreglos de vías del campus.
En medio de las máquinas de lavado y secado, la mujer recoge las prendas. Dice que está contenta con el proyecto Yachay, ya que le abrió una oportunidad laboral.
Hasta el año anterior criaba gallinas para ayudar a la economía familiar. Ella es una de las 1 070 personas que han conseguido una fuente de empleo directo o indirecto, en la Ciudad del Conocimiento.
Los datos los reveló Ramiro Moncayo, gerente de Desarrollo Industrial, Productivo y Atracción de Inversiones de Yachay Empresa Pública.
Explica que este proyecto, que busca un cambio en la matriz productiva del país, es incluyente. "Si bien buscamos atraer inversión privada, trabajamos con el desarrollo de la economía popular y solidaria con las comunidades aledañas a la Ciudad del Conocimiento".
Según la propuesta, se construirá una nueva urbe totalmente planificada en 4 489 hectáreas en Urcuquí. En la primera fase se abrió el curso de nivelación para 187 estudiantes dirigidos por 40 docentes, que conforman la Universidad de Investigación Científica y Experimental Yachay.
Además de la Asociación Tapiapamba, de Janeth Castillo, están conformadas cuatro más. El trabajo asociativo es uno de los requisitos para atender la demanda de los habitantes de esta nueva urbe.
Paralelamente, se construyen los módulos de las nuevas aulas, laboratorios y residencias. Ahí trabaja un ejército de obreros de la construcción.
Esta ciudad universitaria está cambiando la vocación productiva de Urcuquí. Según el Municipio, hasta el año anterior la actividad agropecuaria era el motor económico.
Pero desde el 31 de marzo, cuando la Universidad Yachay abrió las puertas, hay una creciente demanda de servicios. Uno de ellos es la alimentación.
En una de las cafeterías del plantel labora Guadalupe Quimbiamba, de 31 años. Antes los urcuquireños tenían que salir a trabajar en Ibarra o Quito. Está contenta por la cercanía de su empleo con su hogar y porque ya no tiene que viajar.
Otro emprendimiento es la constructora SAF, integrada por tres socios de Urcuquí, asegura José Pozo, uno de los integrantes de esta empresa que se está constituyendo.
Hacia el sur del país, en la capital de Cañar también surgieron pequeños negocios de servicios. Exactamente, los emprendimientos se crearon en la parroquia Javier Loyola, a cinco minutos de Azogues. Ahí la apertura de la Universidad Nacional de Educación, que también funciona desde hace un mes, abrió nuevas oportunidades laborales.
Este centro de educación ocupará 46 hectáreas, pero en la primera fase tiene 2 854 m2 de construcción.
Ahí se educan 19 estudiantes que asisten al curso de nivelación, previo a iniciar la carrera profesional en septiembre. En un año se prevé que tendrá 7 500 educandos.
Javier Loyola es una zona de casas pequeñas y áreas verdes destinadas a huertos. No tiene una cobertura total de los servicios de agua potable y alcantarillado sanitario.
Desde el año anterior, cuando empezó a levantarse la universidad, se abrieron dos comedores, tres tiendas de víveres y dos cabinas de servicio de internet, en torno al campus.
Según Sonia Bravo, propietaria de uno de los negocios, hay un mayor movimiento comercial en la parroquia. Los estudiantes y sus familiares son sus principales clientes.
Los 19 alumnos llegaron de Pichincha, Guayas, Manabí, Loja, El Oro… Juan Carlos Gía, de 20 años, vino de Zaruma. Calcula que gasta USD 30 en alimentación y el servicio de lavado de ropa a la semana.
Ante esta nueva dinámica, se formó la pre Asociación Javier Loyola. Tiene 64 socios, quienes tramitan la personería jurídica y se capacitan para ofertar alimentación, lavandería, limpieza, transporte, entre otros.
Por lo pronto, solo la Asociación Serlin de Azogues entrega almuerzos a 11 estudiantes. Ese grupo se creó hace un año y está integrado por 12 mujeres.
Cada día dos socias atienden a los comensales. El martes pasado, el menú fue sopa de avena con zanahoria y choclo, seco de carne y jugo de naranja.
Lilia Calderón y Mercy Carangui están contentas porque desde que se abrió el plantel reciben pedidos para la preparación de comida. El 15 de abril, por ejemplo, elaboraron 1 200 sánduches para la inauguración de este centro educativo.
El Estado proporciona la vivienda a los estudiantes. 17 se acogieron a ese beneficio, que forma parte de la beca de estudios. Según Patricia Verdugo, de Bienestar Estudiantil de la Universidad Nacional de Educación, por tres inmuebles pagan USD 1 200 al mes.
En contexto
Las universidades de Investigación Científica y Experimental Yachay, en Imbabura; y la Nacional de Educación, en Azogues, fueron creadas a través de la Ley Orgánica de Educación Superior, aprobada en agosto del 2010. Hay dos más: de las Artes e Ikiam.
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