El espíritu de Mané Garrincha -así se llama el estadio sede en Brasilia- se sentía presente en el duelo entre Francia y Nigeria por los octavos de final. Un poco por lo que propuso el equipo africano, con Víctor Moses como wing derecho y Ahmed Musa como wing izquierdo: desbordando, gambeteando, encarando. Y otro poco por lo que ofrecieron los europeos con Karim Benzema como puntero izquierdo y Mathieu Valbuena por derecha. Sin pimienta, sin desborde; aunque con buen olfato para dar ese último pase que puede ser clave.
En el primer tiempo, en el ida y vuelta, fue Nigeria el que dominó a su rival, aunque las jugadas más claras las tuvo Francia y gracias al despliegue de sus volantes interiores: Paul Pogba y Blaise Matuidi. Se estudiaron en los primeros 15, aunque con un juego muy intenso en la mitad de la cancha. El que ganaba el balón trataba de salir con una pelota larga a los costados y allí buscar el desequilibrio.
A los 20, Emenike llegó al gol tras un centro desde la izquierda de Musa. Pero adelantado por un pelo se quedó con el grito atraganatado. Y enseguida, respondió Francia con una buena combinación por derecha entre Pogba y Valbuena. Llegó el de Juventus al área y le dio de volea, pero chocó con las manos del arquero Vincent Enyeama.
Después, el partido cayó en un pozo, aunque no perdió velocidad. En esa disputa en el medio, Pogba y Matuidi empezaron a quebrar la resistencia nigeriana de Ogenyi Onazi y John Obi Mikel (además, Patrice Evra le ganaba en velocidad por la banda izquierda a Peter Odemwingie); y Giroud cada vez rotaba más la posición con Benzema, olvidado -muchas veces- sobre la izquierda.
A los 39, otra buena pared entre Valbuena y Mathieu Debuchy dejó al lateral derecho frente al arco, pero su derechazo se fue desviado. Y sobre el cierre fue Emenike el que asustó con un remate desde afuera del área que tapó Hugo Lloris. Todo muy parejo, todo muy tenso.
En el segundo tiempo, Francia quiso ser protagonista, pero Nigeria se impuso y mantuvo su dominio, aunque sin ser claro en ataque. Pero el partido se rompió primero a los 13, cuando Onazi tuvo que dejar la cancha lesionado (en su lugar ingresó Rubén Gabriel). A los 16, el cambio clave: Antoine Griezmann por Giroud, y Benzema al centro del ataque.
A partir de esos dos cambios, todo fue para Francia. La primera, Benzema tira la pared con Griezman y queda mano a mano con Enyeama que le sale muy rápido y tapa el tiro. Pero la pelota le rebota al delantero y Moses la rechaza sobre la línea. Después, córner al segundo palo, domina Benzema y la mete al medio. Otra vez la sacan en la línea, pero el rebote le queda a Cabayé: derechazo al travesaño. Dos minutos más tarde, Benzema conecta de cabeza en el área y Enyeama la saca al córner. De ese tiro de esquina, salió mal el arquero y Pogba, de cabeza, puso el 1-0.
Lo taladró Francia. Fueron 15 minutos de asedio permanente y jugadas claras de gol. Hasta que un error (el de Enyeama) le abrió el partido. Con 10 minutos por jugar, Nigeria -sin piernas- se derrumbó. Griezmann se metió al área por izquierda y sacó el zurdazo, pero respondió el arquero. Y sobre el cierre, tras un córner corto que hicieron Benzema y Valbuena llegó el centro bajo al corazón del área. Cuando Griezmann arremetía, Yobo se la llevó por delante y selló el 2-0.
Movió una pieza Deschamps y el partido pasó de ser desfavorable a convertirse en un paseo. La jerarquía de los europeos y de Benzema fueron demasiado para Nigeria que no supo aprovechar su momento. Ahora Francia se instaló en cuartos de final (asoma un nuevo candidato) y espera por Alemania, con el que se topará el viernes, desde las 13, en el estadio Maracaná.
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