No cambió mucho su forma de pensar el fútbol. Apenas el cabello tan blanco como la nieve hacen notar que este José Pekerman no es el mismo que dirigió a la Selección Argentina en el Mundial de Alemania, en 2006. Tal vez, las canas confirmen algo más que el inevitable goteo de un reloj de arena. Pekerman es el padre de esta Colombia que sorprende al mundo. Y él, como DT, sigue invicto en el torneo más prestigioso del fútbol profesional. Porque se fue de Alemania en cuartos de final por penales ante el local en el mejor Mundial de Argentina desde México 86 a esta parte de la historia. Y así, lleva nueve partidos sin perder en las Copas del Mundo, tal como Vittorio Pozzo, el DT de la Italia que fue campeona del mundo en 1934 y 1938. Y así, otra vez en Brasil está en cuartos y enfrentará al local.
"Viva colombia", cerró su breve declaración todavía caliente, con su cabeza blanca humeante, en el campo de juego. "Jugamos un gran primer tiempo y creo que eso fue la clave. Sabíamos que teníamos un gran rival enfrente", sintetizó Pekerman el triunfo colombiano por 2-0 sobre Uruguay, en el Maracaná de Río de Janeiro, allí donde los uruguayos escribieron un pedazo grande de la historia del fútbol en 1950.
Colombia lleva cuatro triunfos en cuatro partidos y de la mano de José se metió por primera vez en su historia en los cuartos de final. Con un juego ofensivo, que prioriza el buen trato de pelota y la ambición por buscar el arco de enfrente sin desordenarse. Como cuando Sorin, Cambiasso, Riquelme, Maxi Rodríguez, Saviola, Messi, Tevez y Crespo golearon a Serbia y Montenegro 6-0. Es que el celeste y blanco se cruza con el amarillo todo el tiempo en esta historia de amor que vive Colombia con el técnico campeón del mundo juvenil en Qatar 95, Malasia 97 y Argentina 2001.
Fue en Barranquilla por las Eliminatorias que hizo clic el plantel que conduce Alejandro Sabella. Perdía 1-0 y en el segundo tiempo ingresó Agüero para jugar con Messi e Higuaín. La Selección ganó por 2-1 y dejó a Colombia muy complicado. El entrenador Leonel Alvarez fue despedido y buscaron a José Pekerman. Ese día renació Argentina, pero también Colombia.
Con la llegada de Pekerman, Colombia recuperó el orden y el buen juego; también a un estandarte como Mario Yepes, que volvió al equipo por la confianza del nuevo DT. Y al final se clasificó para Brasil con autoridad. Tuvo que tomar la difícil decisión de dejar afuera de la lista de 23 a su máxima figura, Radamel Falcao García, que se recuperaba a contrarreloj de una rotura de ligamentos en una de sus rodillas. No llegó. El tiempo le ganó al delantero.
Y ya no quiso perder más Pekerman. Ahora con el cabello blanco tendrá su revancha, otra vez en los cuartos de final, otra vez ante el anfitrión del Mundial. Esta vez no tendrá a Lionel Messi sentado en el banco. Tendrá a James Rodríguez patinando sobre el verde césped de Fortaleza. Y con la misma idea, con las mismas ganas -aunque un poco más viejo- irá a dar el gran golpe ante Brasil. Aquél que no le dio a Alemania cuando lo tenía contra las cuerdas y después perdió en las tarjetas de los penales; el que buscará conseguir ahora desde la fuerza de su experiencia.
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