Algunas zonas de Quito son conocidas por albergar centros comerciales. Otras negocios más pequeños como ferreterías o peluquerías. Pero hay una que podría considerarse punto de concentración de los planteles educativos particulares: el norte, concretamente Monteserrín y El Inca. En estas semanas, esos lugares se han reactivado por el regreso a clases, programado para los primeros días de septiembre y octubre, en los establecimientos sin Bachillerato Internacional. Los que tienen esta opción ya han empezado el año lectivo 2014-2015. El jueves, en el Liceo Internacional, que tiene dos bloques, el principal en la calle de Las Amapolas, las maestras del preescolar revisaban el material didáctico. El personal de limpieza, el mobiliario.
Y la rectora, Adriena Varhola, recordaba que hace 32 años, en 1982, cuando se mudaron a Monteserrín, solo había un bosque de eucaliptos alrededor. Las calles eran empedradas. Atrás dejaron un local pequeño en La Mariscal. Y empezaron con 150 alumnos en el inmueble de 10 000 m2, más 5 000 m2 adicionales que hoy usan los párvulos. La pensión era de 1 500 sucres. Hoy son 870 alumnos, la mensualidad es de USD 500. Esta es una entre por lo menos 20 instituciones del sector. Se puede decir que buena parte de ellas están en la lista de las de mayor nivel de Quito.
En el año lectivo anterior, según el Ministerio de Educación, en la Academia Cotopaxi, cerca del Internacional, la pensión mensual era de USD 1 701. Pero en la vecina Academia Estados Unidos, el pago no sobrepasa los USD 250. En el norte funciona la mayor cantidad de planteles privados. Son 226. La capital fue dividida en nueve distritos educativos, como parte del proceso de desconcentración. En Los Guayacanes está el SEK. El jueves, un funcionario de la Embajada de Indonesia esperaba a que sus hijos rindieran un examen de admisión. Mientras el español Alfonso Algora, director general, comentó que se establecieron allí hace 30 años. Según dijo, en 1995 tuvieron una especie de “monopolio educativo”. Sumaron 1 600 alumnos. Fueron de los primeros colegios bilingües.
Pero llegó la competencia, con una oferta parecida. Hoy son unos 1 000 chicos. La pensión supera los USD 600. En la misma calle está el Martim Cereré. Según una de sus fundadoras, Nelita de Aulestia, se mudaron en 1992.
La zona era un bosque, no existía la av. Eloy Alfaro como tal. La av. 6 de Diciembre terminaba en el redondel de El Inca. En la zona hoy están también el Letort, Isaac Newton, entre otros.
Los nietos del excalde Gustavo Herdoíza estudiaron en el Cereré y por eso, relató Nelita, se adoquinaron los accesos. Ella y Algora reconocieron que la concentración de colegios provoca tráfico. “Es una barbaridad, en la calle de Los Álamos se forman colas de busetas escolares”, contó Algora. En un tramo que se pasa en cinco minutos, a la hora de ingreso y salida, se tarda 30 minutos. Pero los vecinos no ven mal su presencia. Eduardo Rosero ha vivido en la zona 20 años.
Los estudiantes mueven en un 40% su delicatessen Mediterráneo. Apuntó que los centros cuentan con cámaras de seguridad. En Tumbaco, Cumbayá y Los Chillos también se registra concentración de planteles, desde hace más de 10 años. Ana Lucía Ambas brinda servicio de transporte al Colegio Menor San Francisco de Quito desde hace 11 años, con 60 unidades, 15 buses y el resto busetas. La mayoría de alumnos, dijo, vive cerca. Pero aún llegan de El Condado, El Pinar, Pomasqui, Machachi, González Suárez y Puembo. En los valles la oferta creció, hay más centros: William Shakespeare, SEK Valles, Pachamama., APCH... Mary Romero, fundadora del Menor, precisó que tienen 1 570 alumnos. Al inicio, en 1995, eran 587.
Entonces, el 70% residía en Quito y el 30, en los valles. Hoy es al revés. El transporte no es un extra en una pensión de USD 580 a 1 000, para desincentivar el traslado en auto particular que congestiona la zona. Cerca, en el Spellman, 1 900 estudiantes pagan una pensión de USD 180. Vienen incluso de Chillogallo y Calderón.
Se acostumbraron al cambio, llegaron a la zona hace 14 años. En contexto El pedagogo Juan Samaniego y el arquitecto Mauricio Moreno coinciden en que el Ministerio y el Municipio debieran normar la ubicación de colegios particulares y aplicar la zonificación. Esto para que respondan a la densidad poblacional de ciertas zonas de la ciudad.
http://www.elcomercio.com.ec/actualidad/educacion-particular-norte-valles-quito.html.
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