El comportamiento fue histórico: represivos y autoritarios, diseñados para la defensa del Estado contra la población. Ese es el perfil de los policías que se narra en el manual (doctrina policial) que ellos mismo elaboraron hace dos años. En ese documento de 84 páginas se habla de más comportamientos como institución y se reconocen como un ente “distante a la comunidad y con muy poca aceptación de la gente a la que debía servir siempre”.
El estudio lo lanzaron para dar un giro a la formación y capacitación de los uniformados. Quieren una entidad más comunitaria que “priorice el trabajo en los barrios y que los agentes se conviertan en amigos, que brinden su apoyo en situaciones de inseguridad”. ¿Lo han logrado? Sábado 11 de octubre. 10:00.
En Cotocollao, un barrio del norte de Quito, los policías llevaron sus canes y jugaron con los niños. Jueves 15. En la ciudadela Tarqui, en el sur, llegaron a una escuela y les instruyeron sobre seguridad. Entraron a las tiendas y ofrecieron botones de seguridad. Con los vecinos hablaron sobre cómo pueden prevenir los delitos. Los resultados numéricos de la Policía de Quito dicen que solo entre enero y septiembre de este año mantuvieron 1 651 “reuniones con la comunidad”.
Pero esto ya se realizaba antes del 30 de septiembre del 2010, cuando se produjo una insubordinación desde el Regimiento Quito (ese año la confianza en la Policía se ubicó en el 30%, seis puntos menos que en el 2009). La diferencia es que ahora esos encuentros son prácticamente obligatorios. Cada reunión se debe reportar por Internet en el Cuadro de Mando Integral del Ministerio del Interior.
Hay metas que deben alcanzar: cuatro reuniones por mes, difundir la instalación de los botones de ayuda en los celulares, reducir los delitos, organizar ferias de integración con la gente y capacitar a los vecinos en temas de seguridad. Verónica Castro es presidenta del Comité de la ciudadela Tarqui y habla de las charlas que se dictan en las escuelas y colegios de la zona para evitar robos.
Ese jueves, los niños del quinto grado de la Escuela Coronel Oswaldo Vaca Lara recibieron al teniente Juan Carlos Montenegro, jefe de la UPC del sector y habló de la seguridad. Junto a él estaba la directora de ese centro, Azucena Santacruz. Ella asegura que las charlas preventivas se realizan cada cinco meses”. También, están cuando organizamos nuestros eventos educativos. Visitan locales comerciales para promocionar el servicio de botones de seguridad cuando haya ilícitos.
Las tareas pendientes En este proceso para ser una Policía más civil hay aspectos que no se lograron superar. Por ejemplo, el Ministerio del Interior aprobó el uso de un nuevo uniforme para los gendarmes que dejaban de lado el uso de las botas militares y el camuflaje gris. La intención era que los agentes lleven prendas más amigables ante la gente.
No obstante, esa indumentaria (el contrato fue por USD 3 millones) presentó problemas y desde el Comando General se prohibió su uso. Dos años después volvieron al camuflaje y a las botas militares. Solo los alumnos (más de 500) se quedaron con una vestimenta similar a la que fue desechada. Los cambios también apuntan al Código de Entidades de Seguridad Ciudadana.
La norma establece que la actividad policial sea “servicio público de carácter civil y profesional, prioritariamente preventivo con intervención disuasiva y reactiva ante la infracción” (art. 38).
Pero esa iniciativa lleva tres años en debate, pues llegó a la Legislatura el 30 de septiembre del 2011, y aún no se aprueba. Previo a la entrega del documento se planteó eliminar los grados de tipo militar y que el máximo jefe policial sea llamado director general en vez de comandante. Sin embargo, estos cambios no prosperaron y se mantendrán las jerarquías tal como existen en las FF.AA. En el documento inicial también se habló de comando general, de un estado mayor, de un consejo de generales.
¿Qué pasará con grupos especiales, que tienen rasgos militares como el GIR, GOE, Unase? El debate todavía sigue, aunque también se propone crear agentes civiles que participen en la investigación de delitos. Mientras eso se defina, Myriam Manobanda, presidenta de la Federación de Barrios de Quito, dice que la organización y difusión de ferias ha contribuido a que la gente mire de otra forma a la Policía. Un informe de Cedatos señala que este año la confianza en esa entidad está en el 45%. Es decir, 15 puntos más desde ese 2010 de la insubordinación.
La razón de este nivel -según la encuestadora- se debe a la reducción de los delitos, la tasa de muertes violentas, la cobertura de los espacios públicos... Pero con base en datos levantados en 150 barrios, Manobanda asegura que en la mitad de estos aún no hay “buena relación” de vecinos y uniformados. El jefe policial de Quito, Ramiro Mantilla, asegura que eso no es así y que si eso se produce es porque hay “varias dirigencias” en un solo barrio. El jueves, la dirigente se reunió con policías y gente de la ciudadela Tarqui. Acordaron mejorar la defensa contra robos.
http://www.elcomercio.com.ec/actualidad/policia-civil-ecuador-defensa.html.
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