“Mamá, sentate”, fue el primer pedido del economista Jean Tirole a su madre, una profesora de letras de Troye de 90 años, al enterarse ayer que había ganado el Premio Nobel de Economía. Junto a su esposa, ellas fueron las primeras en enterarse de la noticia en su domicilio de Toulouse, la Ciudad Rosa, media hora antes que el resto del mundo. “Yo se lo dije a mi mujer y a mi mamá, que tiene 90 años y a quien yo forcé a sentarse por precaución. Ella era profesora de lenguas y el conocimiento es algo muy importante para ella. Es muy emocionante para toda la familia”, contó el doctor Jean Tirole, tercer francés en ser nominado con tal distinción, fundador de la Toulouse School of Economics y PHD del MIT en Estados Unidos.
Con toda simplicidad y en medio de un gran orgullo para su país, Tirole no solo recibirá el premio de 878.000 euros, sino que fue el primer Nobel desde 2008 que es atribuido a un solo economista. El sucede a tres americanos, Eugene Fama, Lards Peter Hansen y Robert Schiller, que tienen una visión opuesta a la suya de cómo regular las empresas y los mercados. El presidente Hollande celebró su nominación. “Este Premio Nobel viene a iluminar la calidad de la investigación en nuestro país”, dijo en Twitter. El ministro de Economía y ex banquero, Emmanuel Macron, se alegró: “Un inmenso bravo a Jean Tirole, que enorgullece a nuestro país y a la escuela de economía francesa”, dijo. Justo cuando la economía francesa y su déficit preocupan a Bruselas, a los inversores y a las agencias de calificación.
La Academia Real de Ciencias de Suecia dijo que Tirole “ ha clarificado la manera de comprender y de reglamentar las mercados dominadas por algunas empresas poderosas. Los numerosos mercados son dominados por algunas empresas que influencian los precios, los volúmenes y la calidad”, dijo el Comité del Nobel. “La teoría económica tradicional no trata esos casos, conocido como oligopolios. El aporte de Tirole es de mostrar la necesidad de regular las industrias oligopólicas, como los monopolios, utilizando nuevos conceptos, como el de la teoría del juego”.
Según Tirole, la mejor regulación o política en materia de competencia debe ser claramente adaptada a condiciones específicas de cada sector. Su obra se aplica a sectores diferentes como la banca, las telecomunicaciones, la prensa o los servicios a la colectividad. Responde a una pregunta: Después de las privatizaciones, ¿cómo evitar que las empresas se comporten como predadores?
El trabajo de Tirole es fundamental sobre un área económica que se ha vuelto vital después de que los gobiernos privatizaran ex monopolios, como el agua, la electricidad y las telecomunicaciones. El economista francés ha establecido profundas y esenciales diferencias en regular compañías en diferentes sectores. Para él no es lo mismo un banco que una compañía de telecomunicaciones. A cada sector, una regulación diferente. En unos de sus “papers” más interesantes analiza el pago, la motivación y los bonos al personal en estructuras como los bancos. “Una cultura de bonos que se apoya en el lugar de trabajo, genera distorsiones en la toma de decisiones y pérdidas de eficiencia, especialmente en el largo plazo”, escribió.
El Nobel tiene una trayectoria atípica para un economista francés. Nacido en la muy medieval ciudad de Troyes, con un papá médico y una mamá profesora, primero se inclinó por las matemáticas y partió a una institución francesa: la ecole Polytechnique, de la elite de Francia. Ingeniero de puentes, descubrió la economía a los 21 años y se fue al Massachusetts Institute of Technology (MIT) para hacer su doctorado. Cuando todos lo invitaban a quedarse en Estados Unidos, decidió volver a Francia. Dio su batalla cultural, pero sin olvidar sus raíces francesas. Tirole tiene un sueño: que su vida siga siendo la misma después del Nobel. “Nada va a cambiar para mi”, se prometió. “Esto que yo amo, son las formas de investigación en las que yo vivo, los amigos que tengo. Yo espero que eso no cambie demasiado”.
http://www.clarin.com/mundo/Nobel-Economia-frances-influencia-empresas_0_1229877035.html
Con toda simplicidad y en medio de un gran orgullo para su país, Tirole no solo recibirá el premio de 878.000 euros, sino que fue el primer Nobel desde 2008 que es atribuido a un solo economista. El sucede a tres americanos, Eugene Fama, Lards Peter Hansen y Robert Schiller, que tienen una visión opuesta a la suya de cómo regular las empresas y los mercados. El presidente Hollande celebró su nominación. “Este Premio Nobel viene a iluminar la calidad de la investigación en nuestro país”, dijo en Twitter. El ministro de Economía y ex banquero, Emmanuel Macron, se alegró: “Un inmenso bravo a Jean Tirole, que enorgullece a nuestro país y a la escuela de economía francesa”, dijo. Justo cuando la economía francesa y su déficit preocupan a Bruselas, a los inversores y a las agencias de calificación.
La Academia Real de Ciencias de Suecia dijo que Tirole “ ha clarificado la manera de comprender y de reglamentar las mercados dominadas por algunas empresas poderosas. Los numerosos mercados son dominados por algunas empresas que influencian los precios, los volúmenes y la calidad”, dijo el Comité del Nobel. “La teoría económica tradicional no trata esos casos, conocido como oligopolios. El aporte de Tirole es de mostrar la necesidad de regular las industrias oligopólicas, como los monopolios, utilizando nuevos conceptos, como el de la teoría del juego”.
Según Tirole, la mejor regulación o política en materia de competencia debe ser claramente adaptada a condiciones específicas de cada sector. Su obra se aplica a sectores diferentes como la banca, las telecomunicaciones, la prensa o los servicios a la colectividad. Responde a una pregunta: Después de las privatizaciones, ¿cómo evitar que las empresas se comporten como predadores?
El trabajo de Tirole es fundamental sobre un área económica que se ha vuelto vital después de que los gobiernos privatizaran ex monopolios, como el agua, la electricidad y las telecomunicaciones. El economista francés ha establecido profundas y esenciales diferencias en regular compañías en diferentes sectores. Para él no es lo mismo un banco que una compañía de telecomunicaciones. A cada sector, una regulación diferente. En unos de sus “papers” más interesantes analiza el pago, la motivación y los bonos al personal en estructuras como los bancos. “Una cultura de bonos que se apoya en el lugar de trabajo, genera distorsiones en la toma de decisiones y pérdidas de eficiencia, especialmente en el largo plazo”, escribió.
El Nobel tiene una trayectoria atípica para un economista francés. Nacido en la muy medieval ciudad de Troyes, con un papá médico y una mamá profesora, primero se inclinó por las matemáticas y partió a una institución francesa: la ecole Polytechnique, de la elite de Francia. Ingeniero de puentes, descubrió la economía a los 21 años y se fue al Massachusetts Institute of Technology (MIT) para hacer su doctorado. Cuando todos lo invitaban a quedarse en Estados Unidos, decidió volver a Francia. Dio su batalla cultural, pero sin olvidar sus raíces francesas. Tirole tiene un sueño: que su vida siga siendo la misma después del Nobel. “Nada va a cambiar para mi”, se prometió. “Esto que yo amo, son las formas de investigación en las que yo vivo, los amigos que tengo. Yo espero que eso no cambie demasiado”.
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