Por los datos publicados y las imágenes recogidas por las cámaras que han grabado a las víctimas en los hospitales, parece que podrían haberse utilizado agentes nerviosos, una de las más letales sustancias químicas reconocidas por los expertos. Su mecanismo de acción consiste en bloquear una enzima necesaria para el funcionamiento del sistema nervioso. Si esta enzima, llamada acetilcolinesterasa, está bloqueada el sistema nervioso entiende que tiene que hiperestimular al tejido muscular y se produce una contracción muscular permanente, tanto en los músculos que controlan la respiración como en los cardiacos, lo que genera dificultad para respirar, sudoración, salivación excesiva, convulsiones y pérdida de visión. Finalmente, la persona suele morir por asfixia o paro cardiaco. Los efectos sólo tardan minutos en producirse si la sustancia se inhala, aunque si sólo se ha estado en contacto con la piel pueden tardar de dos a 18 horas en aparecer los problemas mencionados.
Entre las varias sustancias consideradas agentes nerviosos, una de ellas es el gas sarín, que fue utilizado en la guerra de Irán-Irak, en 1988 en la localidad de Halabja, donde miles de personas murieron por esta causa. "Algunos de los síntomas como boca y ojos abiertos y mirada fija [de las víctimas sirias], son muy similares a que los que se vieron en Halabja", explica a la BBC Bretton-Grond, un ex comandante de las Fuerzas británicas contra el terrorismo químico y biológico.
Sin embargo, algunos datos todavía son contradictorios. En primer lugar, para que sea efectivo -y producir miles de muertes- el gas sarín debe rociarse en forma de aerosol, a una distancia cercana. Por otro lado, los vídeos muestran que las personas que atendieron a las víctimas no muestran ningún problema, algo extraordinario ya que el gas sarín se queda impregnado en la ropa y puede ser tóxico para aquellos que entren en contacto con la sustancia.
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