JOHANNESBURGO (Reuters) - Casi 90 lideres de todo el mundo, algunos de ellos enemistados, acudían a Sudáfrica desde el lunes para asistir a los actos de homenaje a Nelson Mandela, considerado como uno de los grandes pacificadores de la humanidad.
Funcionarios dijeron que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el mandatario cubano Raúl Castro, el iraní Hassan Rohani, el zimbabuense Robert Mugabe, el británico David Cameron y el español Mariano Rajoy, participarán en una de las mayores concentraciones de dignatarios mundiales en la historia reciente en el estadio Soccer City de Johannesburgo el martes.
"El mundo entero viene a Sudáfrica", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Clayson Monyela, restando importancia a las preocupaciones sobre la logística y la seguridad de organizar un gran acontecimiento con tan poco tiempo.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, también estará allí, dijo Monyela, planteando la posibilidad de un primer cara a cara con Obama. Sin embargo, su nombre no estaba en la lista oficial de asistentes.
Israel, en el pasado aliado de los gobernantes del apartheid que mantuvieron a Mandela entre rejas durante 27 años, no enviará ni a su primer ministro ni a su presidente, según sus autoridades.
Buena parte del plan logístico está basado en la celebración del Mundial de fútbol de 2010. Aunque Pretoria no quiso abordar las preparaciones para el funeral de Mandela antes de su muerte, había estado pensando en los preparativos durante años.
"Obviamente no partimos de cero en cuanto a organización", dijo Monyela. "Tenemos un sistema que entra en juego cuando tenemos acontecimientos de esta magnitud", explicó.
Aparte de la seguridad, el funeral en el estadio de Soweto, con capacidad para 95.000 personas, presenta un campo minado para la diplomacia en el que se intentarán evitar encuentros como el de, por ejemplo, Mugabe y Tony Blair, el ex primer ministro británico descrito por el líder zimbabuense como "chiquillo" y "mentiroso".
Los más próximos a Madiba, el nombre de clan por el que era conocido Mandela, dicen que él habría querido apretones de manos, no enfrentamientos.
"Mañana (martes), la gente debería honrar su relación con Madiba. Si eso significa estrechar la mano del enemigo, sí, me gustaría ver eso", dijo a Reuters Zelda la Grange, su ex ayudante personal durante más de una década.
"Eso es lo que fue y es Nelson Mandela en realidad: unir a la gente pese a sus diferencias", añadió.
"¡AMANDLA!"
Es improbable que la diplomacia quite importancia a la efusión de emoción que se espera en las siete horas de ceremonia en el gigantesco estadio.
Fue en ese recinto donde el premio Nobel de la Paz apareció en público por última vez en público, cuando saludó a los aficionados subido a un carrito de golf antes de la final del Mundial que España ganó a Holanda.
Fue allí también donde, 20 años antes, se dirigió a decenas de miles de seguidores dos días después de ser liberado de prisión, despertando un rugido atronador de la multitud con el puño levantado al cielo y una única palabra: "Amandla", término que significa "poder" en zulú y xhosa.
Desde su muerte, Sudáfrica se ha visto inundada por una emoción desbordante que no tenía parangón desde la liberación de Mandela tras 27 años en prisiones del apartheid en 1990, y su victoria en las primeras elecciones multirraciales cuatro años más tarde.
El domingo, los ciudadanos llenaron iglesias, mezquitas, sinagogas y centros comunitarios ofreciendo alabanzas y oraciones por un hombre considerado "el padre de la nación" y un referente mundial de integridad, rectitud y reconciliación.
Los homenajes llegaron de todo el mundo.
Además de Obama, tres ex presidentes de Estados Unidos - Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush - también estarán en Johannesburgo. Los hoteles principales tratan de hacer frente a la avalancha de figuras públicas de alto nivel.
Tras el acto del martes, los restos mortales de Mandela yacerán en una capilla ardiente durante tres días en el Union Buildings en Pretoria, donde juró el cargo como presidente en 1994. Luego será enterrado el 15 de diciembre en Qunu, su hogar ancestral en la provincia de Cabo del Este.
Pero sólo "unos pocos" líderes mundiales asistirán al funeral de Qunu, dijo Monyela, agregando que la idea es que este acontecimiento fuera un asunto más familiar.
En el mismo terreno están enterrados tres de sus seis hijos: una niña que murió en 1948, un hijo, Thembi, muerto en un accidente de tráfico en 1969, y Makgatho, que falleció de una enfermedad relacionada con el sida en 2005.
(Reporte adicional de Pascal Fletcher y Peroshni Govender. Traducido por Redacción de Madrid. Editado en español por Marion Giraldo y Carlos Aliaga)
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