Al igual que los escritores, los investigadores sienten ansiedad por publicar sus hallazgos. Jenny Ruales, Juan Manuel Guayasamín, Elisa Bonaccorso y Diego Cisneros son profesores de tres universidades. Por separado, concluyen que, si el resultado de su trabajo no llega a una revista científica, con impacto internacional, no existe.
Deben difundirlo, para que sea útil y trascienda. De eso están convencidos. Y en ello se debe concentrar el país, según Sebastián Bruque Gámez, de 62 años.
El español es uno de los académicos del Programa Prometeo, que la Secretaría de Educación Superior trajo al país. Es químico, experto en políticas públicas y hace un estudio bibliométrico o de medición sobre la producción científica en Ecuador.
Él se basó en los registros de Scopus, una base de datos que agrupa 16 500 revistas científicas, para ubicar qué universidad tiene mayor producción. El Consejo de Evaluación y Acreditación (Ceaaces) lo usó como referencia también.
Esto porque el nivel de publicación fue uno de los indicadores que se midió en 54 instituciones.
En el 2010 se registraron 431 publicaciones de investigadores de universidades del país en esas revistas. Eso significa 2,42 artículos por 100 000 habitantes. En el 2012 se contaron 596, más de tres por 100 000 ecuatorianos.
¿Qué pasa en el mundo? En Perú, las cifras son similares. En Colombia hay seis publicaciones por 100 000 habitantes; en Canadá, 180 y en España, 110, por igual población; Chile tiene 15 veces más producción y Cuba cuadriplica los números de Ecuador, según la Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología.
Desde el 27 de noviembre, en el ambiente académico se habla sobre cuánto producen los catedráticos. Ese punto pesó en la ubicación que dio el Ceaaces a las universidades, en cuatro categorías.
"La investigación es una tarea pública, no se obtienen resultados para uno mismo. Si no se publica el trabajo no le sirve a nadie", afirma Bruque, profesor de la U. de Málaga. Esa institución registra 1 100 publicaciones al año.
Bruje habla frente a críticas de quienes no aceptan que el nivel de publicación haya sido un indicador para la recategorización. Pero la polémica no es solo local. Esta semana, en The Guardian, el biólogo de EE.UU., Randy Schekman pidió a romper con la tiranía de revistas científicas como Nature. Dijo que editores no científicos están muy pendientes del impacto en Internet. El Director de Nature respondió, precisó que desde hace 140 años seleccionan los artículos según la relevancia científica.
Universidad Indoamérica
'Publicar para trascender'
Un momento crucial para los investigadores ocurre cuando presionan la tecla del computador para enviar el texto, por e-mail a una revista científica. Eso cuentan los PhD, Juan Manuel Guayasamín, de 38 años, y Elisa Bonaccorso, de 37.
Son profesores de la Universidad Indoamérica, que fue ubicada en el grupo B junto a la Central y Católica. Guayasamín dirige el Centro de Investigación sobre cambio climático y biodiversidad. Y está entre los 10 catedráticos que más publican en el país. Tiene un PhD en Ecología Evolutiva en la U. de Kansas, en EE.UU.
En la Indoamérica trabajan cinco investigadores de planta, a tiempo completo, todos con PhD, además un invitado del Real Jardín Botánico de Madrid.
Un sueño de Guayasamín es publicar en grandes revistas como Ecology Letters, Science o Nature. Si un texto es aceptado por sus editores implica que tiene trascendencia y por eso lo difunden.
Para lograr su meta, por ahora, son parte de un proyecto a gran escala, en el que se incluyen varios países o universidades. Buscan entender el efecto del cambio climático en especies en los Andes ecuatorianos y las montañas rocosas de EE.UU. En este tema trabajan Colorado State University, Nebraska, U. San Francisco de Quito.
En este mes empezaron su tercer año de muestreo para recuperar datos, serán tres meses en los cuales unas 15 personas trabajarán en el campo; esperan que los artículos importantes salgan finales del 2014 o 2015. Han desarrollado análisis genéticos y experimentos, para entender la variación de organismos desde los 500 hasta 4 000 metros de altura.
Guayasamín cuenta que al inicio es duro aceptar las correcciones de otros científicos. Los textos de seis u ocho páginas son editados por expertos del mundo. Ellos son muy duros, revisan estilo, forma, fondo, sintaxis, que todo tenga orden y secuencia lógica.
Politécnica Nacional
La mujer con más artículos
Jenny Ruales, de 55 años, es la mujer que más publica en revistas científicas de impacto. Aclara que los investigadores no lo hacen para entrar en competencia con sus pares sino por el interés de difundir los resultados de sus investigaciones.
Pese a eso lleva la cuenta de sus artículos indexados por Scopus: 46. En total tiene unos 100 si se añaden los resúmenes de sus participaciones en congresos.
"En el país no hay cultura de publicación. Hay que difundir el conocimiento, para que llegue más allá de nuestra nariz", apunta.
Por eso se sintió en la gloria cuando en la Universidad Agraria de Suecia, en donde estudió una licenciatura en alimentos, le hablaron de la posibilidad de publicar su tesis. Venía de Inglaterra, en donde había sacado una especialización. Pero no sabía sobre las revistas indexadas. En el país no había escuchado sobre eso.
En 1984 se graduó en la Politécnica Nacional de ingeniera química. Como trabajo de grado estudió el desarrollo de pulpas desodorizadas de pescado. Ese texto fue publicado. Lo recuerda y se emociona. Siempre le pasa al recibir el e-mail de un editor diciéndole que aceptaron su tema.
En estos meses le ha motivado la noticia de que su investigación sobre Compuestos fenólicos en frutas ecuatorianas es una de las publicaciones más citadas por colegas. Lo trabajó con una estudiante de doctorado, Carolina Vasco, y el tema se publicó en el 2008.
Le ha dolido mucho que un artículo sobre raíces y tubérculos andinos haya tenido poco impacto. Esos detalles se pueden ver en Scopus, la base de datos.
Ella escribe los textos en casa, entre las 23:00 y 24:00 o de 05:00 a 07:00, para no ser interrumpida. Como los textos deben ser enviados en inglés tiene un corrector de estilo, que revisa si la sintaxis es la correcta. "Hay un lenguaje científico, unos protocolos para publicar en cada revista".
Universidad San Francisco de Quito
'La meta no es ganar prestigio'
Para Diego Cisneros, de 30 años, trabajar en red es básico en el mundo de la ciencia. Entre otras cosas investiga sobre la población de hormigas en Quito, con sus estudiantes y biólogos de EE.UU. Planea dedicarle seis años al tema pues debe monitorear barrios de la ciudad.
Es el coordinador de difusión y comunicación científica en la Universidad San Francisco de Quito. Este ecólogo hizo su posgrado en el King' Collage London, en Inglaterra. Tiene 50 publicaciones registradas por Scopus.
"Eso da prestigio y renombre, pero como la mayoría de investigadores, no buscamos eso. Queremos levantar conocimiento para la sociedad", puntualiza.
Cuenta que a veces la pelea para decidir quién ocupa el primer puesto en los créditos de una publicación demora más tiempo que la misma investigación. Eso le parece algo secundario. Pero admite que el primero o último puestos son señales de quiénes son los principales autores, los demás son coautores.
Él trabaja con aves, anfibios, reptiles, arañas, hormigas… Hace un mes y medio publicó un texto con la colaboración de investigadores de universidades de Brasil y EE.UU. Mostraron una especie nueva de serpiente gigante.
Está orgulloso de publicar en Zootaxa. A Cisneros publicar en revistas importantes le permite hacer contactos, le escriben científicos interesados en que les compartan por e-mail sus textos porque las revistas cobran por los contenidos. Y los suma para posteriores investigaciones.
En el 2004, cuando él empezó a publicar, el contacto con las revistas no era vía e-mail como ahora. Había que mandar el documento impreso y tres copias y solo eso demoraba dos meses. Ahora todo es más inmediato. Si el tema no es interesante el editor responde y lo rechaza, si le gusta lo envía a editores asociados, la discusión se amplía si el tema es polémico.
'El caso del profesor de la USFQ es especial'
Entrevista a Sebastián Bruque Gámez/ PhD español que mide el número de publicaciones de catedráticos
Algunos académicos dicen que el número de publicaciones en revistas indexadas no debió pesar tanto a la hora de evaluar a las universidades.
¿Cuánto publican las universidades ecuatorianas en relación con otros países?
Aquí hay poca cultura de publicación. Se investiga, pero se publica muy poco. Y los hallazgos son medianos en la región.
¿Cuánto influyó en la ubicación que tuvieron las universidades este punto?
Las calificaciones han sido benévolas. La Central es la segunda más grande en número de alumnos y este año lleva 17 publicaciones. Pero hay universidades que tienen cero y están en el grupo B como la Politécnica del Carchi o la U. Técnica del Norte. La UDLA en el decenio suma 15 y tiene trabajos importantes en genética con César Paz y Miño y Paola León. La Católica es la segunda que más publica, lleva 59 en el año.
En la U. de Málaga, a la que pertenece, ¿hay un grupo dedicado a investigar?
Hay 1 100 publicaciones al año y los 2 000 profesores investigamos. No hay un núcleo. El 90% de los docentes tiene doctorado. La universidad tiene 30 años y 35 00 estudiantes.
¿Pesa el aporte de extranjeros?
Puede ser. Hay un caso especial, el de la USFQ, que tiene un investigador, Bruce Hoeneisen, de EE.UU. Él solo publica 50 papers por año. Se acaba de jubilar y este año lleva 23 publicaciones. Pero estas no tienen nada que ver con Ecuador, se hacen en el Laboratorio de Aceleración de Partículas de Illinois, en EE.UU.
¿Eso es válido?
Sí, era profesor de ahí, un fundador, pero sus artículos son raros. Normalmente una publicación tiene entre uno y seis coautores. Los suyos, 150 colaboradores, sus créditos ocupan tantas páginas como el tema. El segundo que más publica es Óscar del Brito, autoridad mundial en neurocisticercosis. El tercero es Peter Chedrawi, de Medicina de la Católica de Guayaquil; le sigue Renato Valencia, de la Católica de Quito.
¿Qué tan trascendentes son las investigaciones?
El número de citas de Hoeneisen es importante, hay unos 2 000 científicos dedicados a estudiar el tema y lo citan.
TOMADO DIARIO EL COMERCIO
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