jueves, 12 de diciembre de 2013

URUGUAY EN UN AÑO DE EXPERIMENTOS LEGALIZACIÓN DE MARIHUANA, MATRIMONIO IGUALITARIO Y DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

No es un protagonista frecuente en los titulares internacionales. O no lo era. Uruguay pasaba inadvertido, aun para sus vecinos, por su estabilidad casi monocromática. Pero este año, particularmente esta semana, la República Oriental del Uruguay ha vuelto a primera plana, tras legalizar un sistema estatal de venta de marihuana, el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto.Uruguay quiere que vanguardia se escriba con 'u'. Pero no ha sido un proceso político producto de la efervescencia social. Aunque las legislaciones definitivas sobre materias polémicas han coincidido en el tiempo; todas vienen acompañadas de un debate que se ha prolongado durante casi dos años, el tiempo que José Mujica lleva en el poder.En Uruguay se siente la división, pero no es una división partidista o ideológica; "es argumentativa", así explicó a EXPRESO, Guillermo Lezama, bloguero y activista uruguayo, en referencia a los debates que surgieron en todas las áreas de la sociedad civil.Uruguay no es parte de la tendencia, el país la marca. Es fácil de revisar: cuando hace cuarenta años los gobiernos de América Latina discutían cómo combatir las drogas, Uruguay despenalizó el consumo; ahora que la región debate sobre la legalización, el gobierno de Mujica estataliza el poder de distribuir la hierba. Es como si siempre fuese un paso adelante. El problema, resaltan los críticos de las medidas, es que adelante no siempre hay luz y se puede caminar a oscuras.Los riesgos son casi tan grandes como los cambios.Mujica, el presidente que se hizo famoso por su original visión de la humildad, lo sabe. El mandatario no solo se ha pronunciado públicamente contra el uso de drogas, sino que además se refiere a la ley aprobada como "un experimento" y advierte que, si sale mal, está dispuesto en dar marcha atrás.Lezama, quien además de bloguero es parte del movimiento Regulación Responsable, que promueve la venta y consumo libres de marihuana, asegura que "Mujica peca de sincero". Desde su óptica, el político ha puesto en riesgo su propia propuesta por no escoger los términos adecuados. "Cuando estás hablando de un tema con el cual la sociedad está realmente obsesionada, las palabras deben ser a la medida: a nadie le gusta ser chivo expiatorio del mundo", aclara. Lo cierto es que Uruguay está dispuesto a correr los riesgos. Y sus acciones no quedan encerradas dentro de sus fronteras.México y Venezuela han hecho provocativas declaraciones de intención sobre el proyecto uruguayo de quitarle mercado al narcotráfico.Brasil, que aprobó recientemente el matrimonio igualitario, se inspiró en la propuesta de debate social que generó el gobierno de Mujica, según admitió uno de sus senadores al rotativo brasileño OGlobo.Y el aborto, cuya penalización sigue vigente en gran parte de América Latina, incluso en la tradicionalmente liberal Argentina de Cristina Fernández, no ha sido replicado por otras naciones; pero los debates se siguen dando.Ecuador, por ejemplo, está lejos del tema. El debate político se inclina hacia otros campos, considerados urgentes, y el presidente, Rafael Correa, ha desvirtuado en entrevistas que las agendas del aborto, matrimonio igualitario y legalización estén vinculadas a la vanguardia.Es aquí donde radica la importancia de Uruguay, en este lapso histórico. Los analistas consideran que de la correcta ejecución de sus nuevas políticas públicas dependerá, en parte, la dirección política que pueda tomar el resto de la región.Lo apuntaba ayer diario El País de Uruguay: el peligro es que si el Gobierno pierde el rumbo, lo perdemos todos.Los 3 millones de uruguayos se enfrentarán ahora a la mirada atenta del mundo y los cientos de solicitudes de residencia que, desde que se conociera la noticia de la marihuana ayer, se presentan en las embajadas del país en el exterior.

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