De repente, esa sonrisa que supo habitar la tapa de todos los diarios del planeta, volvió a fluir en Ezeiza. Ahí estaba, rejuvenecida, floreciente en el rostro de Lionel Messi, como en sus mejores tiempos, cuando nadie discutía esa zurda mágica y se acumulaban los éxitos en Barcelona. Ahora, ella brilla en Argentina como el sol en la bandera celeste y blanca. Porque Leo es feliz en la Selección. Se siente contenido en su propia casa. Por esos compañeros -en realidad, sus mejores amigos- que lo reciben con afecto. Por esos hinchas que, del otro lado del alambrado, hablan maravillas del crack rosarino. Por ese compromiso con la camiseta y con el grupo. Hoy, coinciden todos en su entorno, la máxima esperanza nacional en el Mundial está mejor que en la previa de Sudáfrica.
Sí, aunque parezca una contradicción, de acuerdo a los medios españoles que hablan de una mala temporada con 41 goles en 45 partidos, Messi llega en un nivel superior a la cita mundialista. Así se lo manifestaron en su entorno a Clarín. “Tenía que respirar su aire y dejar atrás cosas que le pasaron facturas. Ahora, está despejado ”, deslizaron allegados a la estrella de la Selección. La Pulga es consciente de que Brasil puede resultar La Meca , un punto de inflexión para su carrera. Por eso advirtió, apenas aterrizó en Buenos Aires, que tenía que “cambiar el chip”. Y en ese sentido, lo favorece el equipo que Alejandro Sabella armó a su piacere , muy distinto al que pergeñó Diego Maradona en suelo africano.
“Alejandro entendió lo que necesitaba Leo y armó un buen grupo. En Sudáfrica fue diferente porque no funcionó el equipo”, revela otra persona muy cercana al 10 . Y agrega: “ Está súper comprometido, preocupado por el grupo, quiere que no les falte nada, que estén bien, está en todos los detalles”.
Ayer, Messi se reencontró con su compadre Sergio Agüero, con su amigo Pocho Lavezzi y sólo le faltó darse un abrazo con Angel Di María, que fue licenciado hasta el viernes, día en el que se incorporará a la concentración en Ezeiza.
“Está fenómeno”, le dijeron a Clarín desde el cuerpo técnico.
Eso se percibe de la puerta del predio hacia adentro. Afuera, en los márgenes de la Ricchieri, la gente que antes lo miraba de reojo ahora es incondicional. Ayer, un centenar de hinchas se acercó a Ezeiza para ver, aunque sea a unos cien metros, alguna gambeta de Messi. Muy a pesar del frío y los mosquitos, claro. Sebastián Ortiz y su familia son de Canning, cerca de Ezeiza, y fueron a pispear el entrenamiento por los chicos, para que vean a sus ídolos. “Yo estoy seguro de que, más allá de haber perdido la Liga con Atlético de Madrid, va estar muy inspirado en el Mundial”, dijo el hombre, que confía a ciegas en el astro nacional.
Daniela y Mía son dos niñas bonitas, vestidas con la camiseta de la Selección. “A mí me preocupa el nivel de Messi. Pero tengo fe de que va a estar a full en Brasil”, dice una de ellas. A unos metros, Alfredo hace una lectura contundente: “Que Messi cambie el chip porque si no gana este Mundial, no lo gana más. Para el próximo, ya va estar muy grande en edad”. La apuesta es alzar la Copa en Brasil, claro. Si Messi llega mejor que a Sudáfrica, ¿por qué no ilusionarse?
No hay comentarios:
Publicar un comentario