El escándalo del espionaje estadounidense en suelo alemán ha tomado
un nuevo rumbo este jueves, luego que el Gobierno de Alemania expulsara
de su territorio al máximo representante de los servicios secretos
estadounidenses de la embajada de EE.UU. en Berlín.
La expulsión se lleva a cabo luego de que esta semana se descubrieran
dos casos de presunto espionaje por parte de Estados Unidos detectados
en Alemania.
El primer hecho fue la detención de un supuesto espía doble que
filtraba información a EE.UU. El agente alemán de 31 años que trabajaba
en la central de los servicios germanos de inteligencia en Pullach
(Baviera) estaba en contacto con la Agencia Central de Inteligencia
estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) presuntamente desde hacía
dos años.
Posteriormente, el miércoles, la Fiscalía Federal y el departamento
policial de lo criminal de Alemania registraron en Berlín un domicilio
particular y oficinas vinculadas a un segundo sospechoso, aparentemente
sin conexión con el primero.
La Fiscalía había confirmado los registros y la incautación de varios
ordenadores y memorias de datos sin facilitar más detalles, a la espera
de analizar todo el material, pero informaciones difundidas por las
televisiones públicas NDR y WDR y por el diario "Süddeutsche Zeitung"
ratificaron la vinculación del caso con EE.UU.
Fuentes del Ministerio de Defensa alemana aseguraron que se toman
"muy en serio" el asunto y, en rueda de prensa, el portavoz de la
Cancillería, Steffen Seibert, subrayó las "claras diferencias de
parecer" que hay entre Washington y Berlín.
El espionaje masivo en Alemania, que comenzó a salir a la luz pública
hace un año con las revelaciones del exanalista de la Agencia de
Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) Edward
Snowden, ha "herido la confianza" de Berlín en un aliado "de enorme
trascendencia", recalcó Seibert.
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