Hubo una jugada que paralizó los corazones de los argentinos. Se acababa el segundo tiempo y Arjen Robben se filtró en la defensa. El delantero del Bayern Munich quedaba mano a mano con Sergio Romero, pero de repente apareció Javier Mascherano para cerrar y mandar la pelota al córner. Un esfuerzo descomunal...
Tras el partido, con el triunfo consumado, el Jefecito no anduvo con vueltas y confesó por qué se quedó tirado tras la salvada. " Me abrí el ano y por eso el dolor. No quiero ser grosero. Fue virtud mía, Robben me dio una posibilidad más. Me hace ganar un segundo más a mí. Cuando él toca, pierde un segundo y yo lo gano. Lo que hice que yo lo habría hecho cualquiera. Para estar en una final necesitas esa pizca de suerte", remarcó Masche, en declaraciones periodísticas..
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