La mayoría de los afectados compra el producto
en tiendas de barrios. Las políticas públicas para combatir el comercio
de licor ilegal se articulan desde varios ministerios y dependencias.
En
la bodega de la Comisaría 4 de Quito se almacena el licor artesanal y
otras botellas sin registro sanitario que fueron decomisadas. Foto:
Fernando Sandoval.
En 2011 lo que pretendía ser una fiesta se convirtió en un funeral.
El ambateño José Ortiz, de 28 años, participaba en una celebración de
cumpleaños junto a 4 amigos. La esposa de José confesó, luego de su
muerte, que él había tomado licor puro mezclado con una bebida gaseosa.
Su caso fue uno de los 48 que se conocieron ese año, la mayoría
reportada luego de fiestas en pueblos y comunidades rurales.
Tentador -de frutilla y durazno-, San Francisco, Brandila, Tres Marías, Limón Fiesta -conocido como Papelito- o el tan popular Pájaro Azul son algunos nombres que ya no están en el mercado. Estos licores, tras la muerte de las 48 personas, fueron retirados y confiscados por las autoridades de control. Las acciones emprendidas por el Estado han ayudado a una reducción histórica del mercado del alcohol ilegal en el país. Las cifras señalan que pasó de 47% en 2005 al 24% en 2013, según el estudio Euromonitor presentado en septiembre de 2014.
Cuando ocurrieron las primeras muertes en 2011, se encendieron las señales de alerta en el país. El ministro de Salud de entonces, David Chiriboga, indicó que el Estado había diseñado un plan estratégico articulado con varias instituciones. Una de las acciones anunciadas era la devolución para que los comerciantes que vendían estas marcas de licor adulterado o ilegal las entreguen a cambio de dinero. Ese año 87.000 tiendas y licorerías comenzaron a exponer una lista de los licores que sí cumplen con el registro sanitario, una medida que se mantiene.
Los intoxicados seguían aumentando y llegaron a 182, y el 15 de julio de 2011 empezó la emergencia por intoxicación de licor mezclado con etanol en Los Ríos, donde fallecieron 20 personas.
Hoy la situación es diferente, pues los controles que hacen las Intendencias del país junto al Ministerio de Salud son semanales, y eso ha permitido que se reduzca este comercio drásticamente. Un ejemplo está en Pichincha, una de las provincias más pobladas del país, donde solo se han clausurado 2 sitios de expendio de licores adulterados, a diferencia del año pasado, que fueron 10.
Edwin Castelo, intendente general de Policía de Pichincha, indicó que desde marzo hasta la fecha actual se han decomisado alrededor de 2.060 litros de alcohol artesanal. Solo el domingo pasado se requisaron 150, de ellos 50 se encontraron en Lloa, en la fiesta de la Virgen del Cinto. Al momento se ha citado a 15 personas; mientras que la semana pasada por una denuncia ciudadana se requisaron, en un domicilio en el norte de Quito, 350 litros de alcohol artesanal.
“El licor adulterado es distinto. Puede ser preparado de forma artesanal, pero no cuenta con registro sanitario y es embotellado con una marca conocida (...) La venta se detecta más en la ciudad, en bares o discotecas (...) En el sur de Quito es bastante frecuente”, explica el Intendente, quien admite que generalmente se adulteran con más frecuencia el vino y el ron.
Según Castelo, las denuncias ciudadanas son indispensables para que sigan realizando los operativos. Detalla que al mes reciben un promedio de 30 denuncias, la mayoría son vía telefónica y muy pocas son escritas.
Las actuales acciones contra el mercado del alcohol ilegal en el país contemplan un trabajo coordinado con el Servicio de Rentas Internas (SIR), el Ministerio de Salud, el Ministerio del Interior y el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae).
Por ejemplo, el SRI realiza un proceso de control del impuesto a los consumos especiales en bebidas alcohólicas y cigarrillos. Esto ocurre tras la reforma tributaria en 2011. Además el 100% de las bebidas alcohólicas deben poseer registro sanitario. Por otra parte, hasta 2013 se ha comprado más de 1 millón de litros de alcohol artesanal a las familias que lo producen, y así evitar su expendio.
En el Nuevo Código Orgánico Integral Penal también hay avances sobre el expendio de este tipo de licor. La penalización por adulterar bebidas es de 3 a 5 años y la sanción por evadir impuestos, de 1 a 3 años. Además se activó un canal formal de denuncias: el 1-800 Delitos.
La Senae es otra entidad que colabora en la lucha contra el alcohol adulterado: a partir de la resolución 2013-0300 se exige el etiquetado del país de origen en la botella, y otra resolución (la 2012-0361) regula el ingreso de bebidas alcohólicas por fronteras terrestres. La entidad reporta más de 230 operativos en este aspecto.
Desde la ceguera hasta la muerte
Más de 900 mil personas consumen bebidas alcohólicas en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El 89,7% de este número corresponde a hombres. Pero no todos ingieren licor mezclado con otros productos, y si bien no hay cifras reales de cuántos lo hacen, se sabe que una de cada 3 botellas proviene del mercado ilegal.
Pero, ¿qué exactamente es el alcohol adulterado o ilegal? Por lo general la forma más común de adulterar el alcohol es con etanol (alcohol metílico o de madera). Esta sustancia es extremadamente tóxica y aun en pequeñas dosis es fatal.
Según cifras de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador, en el país se fabrican unos 20 millones de litros anuales de trago artesanal o de contrabando.
José Cañar, médico general, explica que el principal órgano comprometido con el consumo excesivo de alcohol es el hígado. En un primer momento se convierte en un hígado graso y luego causa cirrosis. “No hay tiempo de consumo que determine el daño, depende de la resistencia de la persona, puede ser 20 años o 1”, señaló.
El cerebro también es afectado al producirse una alteración y un daño en la corteza prefrontal del cerebro, que causa alteración en el paciente o pérdida de conciencia.
Sobre el consumo de alcohol adulterado, el experto asegura que una cantidad superior a 150 centímetros cúbicos de alcohol metílico produce daño cerebral, que termina con la intoxicación aguda y a la vez un paro cardio-respiratorio que produce la muerte. Si son cantidades inferiores causa daño irreversible en el nervio óptico y la pérdida parcial o total de la visión.
Cañar asegura que el tratamiento consiste en administrar fluidos, oxígeno y protectores de la mucosa estomacal. Si el tiempo de la ingesta del alcohol es corto, el suministro de alcohol metílico es recomendable para contrarrestar el metanol. “La evolución del paciente podría determinarse de 24 a 48 horas”, explicó el especialista.
http://www.telegrafo.com.ec/sociedad/item/el-alcohol-adulterado-un-enemigo-silencioso-que-se-redujo-al-24-en-2013.html
Tentador -de frutilla y durazno-, San Francisco, Brandila, Tres Marías, Limón Fiesta -conocido como Papelito- o el tan popular Pájaro Azul son algunos nombres que ya no están en el mercado. Estos licores, tras la muerte de las 48 personas, fueron retirados y confiscados por las autoridades de control. Las acciones emprendidas por el Estado han ayudado a una reducción histórica del mercado del alcohol ilegal en el país. Las cifras señalan que pasó de 47% en 2005 al 24% en 2013, según el estudio Euromonitor presentado en septiembre de 2014.
Cuando ocurrieron las primeras muertes en 2011, se encendieron las señales de alerta en el país. El ministro de Salud de entonces, David Chiriboga, indicó que el Estado había diseñado un plan estratégico articulado con varias instituciones. Una de las acciones anunciadas era la devolución para que los comerciantes que vendían estas marcas de licor adulterado o ilegal las entreguen a cambio de dinero. Ese año 87.000 tiendas y licorerías comenzaron a exponer una lista de los licores que sí cumplen con el registro sanitario, una medida que se mantiene.
Los intoxicados seguían aumentando y llegaron a 182, y el 15 de julio de 2011 empezó la emergencia por intoxicación de licor mezclado con etanol en Los Ríos, donde fallecieron 20 personas.
Hoy la situación es diferente, pues los controles que hacen las Intendencias del país junto al Ministerio de Salud son semanales, y eso ha permitido que se reduzca este comercio drásticamente. Un ejemplo está en Pichincha, una de las provincias más pobladas del país, donde solo se han clausurado 2 sitios de expendio de licores adulterados, a diferencia del año pasado, que fueron 10.
Edwin Castelo, intendente general de Policía de Pichincha, indicó que desde marzo hasta la fecha actual se han decomisado alrededor de 2.060 litros de alcohol artesanal. Solo el domingo pasado se requisaron 150, de ellos 50 se encontraron en Lloa, en la fiesta de la Virgen del Cinto. Al momento se ha citado a 15 personas; mientras que la semana pasada por una denuncia ciudadana se requisaron, en un domicilio en el norte de Quito, 350 litros de alcohol artesanal.
“El licor adulterado es distinto. Puede ser preparado de forma artesanal, pero no cuenta con registro sanitario y es embotellado con una marca conocida (...) La venta se detecta más en la ciudad, en bares o discotecas (...) En el sur de Quito es bastante frecuente”, explica el Intendente, quien admite que generalmente se adulteran con más frecuencia el vino y el ron.
Según Castelo, las denuncias ciudadanas son indispensables para que sigan realizando los operativos. Detalla que al mes reciben un promedio de 30 denuncias, la mayoría son vía telefónica y muy pocas son escritas.
Las actuales acciones contra el mercado del alcohol ilegal en el país contemplan un trabajo coordinado con el Servicio de Rentas Internas (SIR), el Ministerio de Salud, el Ministerio del Interior y el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae).
Por ejemplo, el SRI realiza un proceso de control del impuesto a los consumos especiales en bebidas alcohólicas y cigarrillos. Esto ocurre tras la reforma tributaria en 2011. Además el 100% de las bebidas alcohólicas deben poseer registro sanitario. Por otra parte, hasta 2013 se ha comprado más de 1 millón de litros de alcohol artesanal a las familias que lo producen, y así evitar su expendio.
En el Nuevo Código Orgánico Integral Penal también hay avances sobre el expendio de este tipo de licor. La penalización por adulterar bebidas es de 3 a 5 años y la sanción por evadir impuestos, de 1 a 3 años. Además se activó un canal formal de denuncias: el 1-800 Delitos.
La Senae es otra entidad que colabora en la lucha contra el alcohol adulterado: a partir de la resolución 2013-0300 se exige el etiquetado del país de origen en la botella, y otra resolución (la 2012-0361) regula el ingreso de bebidas alcohólicas por fronteras terrestres. La entidad reporta más de 230 operativos en este aspecto.
Desde la ceguera hasta la muerte
Más de 900 mil personas consumen bebidas alcohólicas en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El 89,7% de este número corresponde a hombres. Pero no todos ingieren licor mezclado con otros productos, y si bien no hay cifras reales de cuántos lo hacen, se sabe que una de cada 3 botellas proviene del mercado ilegal.
Pero, ¿qué exactamente es el alcohol adulterado o ilegal? Por lo general la forma más común de adulterar el alcohol es con etanol (alcohol metílico o de madera). Esta sustancia es extremadamente tóxica y aun en pequeñas dosis es fatal.
Según cifras de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador, en el país se fabrican unos 20 millones de litros anuales de trago artesanal o de contrabando.
José Cañar, médico general, explica que el principal órgano comprometido con el consumo excesivo de alcohol es el hígado. En un primer momento se convierte en un hígado graso y luego causa cirrosis. “No hay tiempo de consumo que determine el daño, depende de la resistencia de la persona, puede ser 20 años o 1”, señaló.
El cerebro también es afectado al producirse una alteración y un daño en la corteza prefrontal del cerebro, que causa alteración en el paciente o pérdida de conciencia.
Sobre el consumo de alcohol adulterado, el experto asegura que una cantidad superior a 150 centímetros cúbicos de alcohol metílico produce daño cerebral, que termina con la intoxicación aguda y a la vez un paro cardio-respiratorio que produce la muerte. Si son cantidades inferiores causa daño irreversible en el nervio óptico y la pérdida parcial o total de la visión.
Cañar asegura que el tratamiento consiste en administrar fluidos, oxígeno y protectores de la mucosa estomacal. Si el tiempo de la ingesta del alcohol es corto, el suministro de alcohol metílico es recomendable para contrarrestar el metanol. “La evolución del paciente podría determinarse de 24 a 48 horas”, explicó el especialista.
http://www.telegrafo.com.ec/sociedad/item/el-alcohol-adulterado-un-enemigo-silencioso-que-se-redujo-al-24-en-2013.html
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