domingo, 23 de febrero de 2014

LA COMPRA DE CLUBES DE FÚTBOL DA NEGOCIOS ADICIONALES A SUS DUEÑOS


El Chivas-USA fue el último club que fue adquirido por un grupo empresarial, en este caso, por la MLS que busca tomar el control de un equipo cuyo propietario era el mexicano Jorge Vergara, quien además es dueño del Chivas mexicano.
La adquisición de clubes de fútbol, muchos de ellos con grandes problemas económicos es una situación que se vive de manera especial en el fútbol europeo. Manchester United, Fulham, Manchester City, entre otros, han sido adquiridos por magnates que han apostado por aventuras de las que buscan sacar una buena tajada. El ruso Roman Román Abramóvich inició esta moda entre ricos, al adquirir el Chelsea. Durante 10 años al frente del club inglés, ha conseguido tres copas, dos ligas y una Champions League. Pero sobre todo el reconocimiento de los medios y el cariño de los hinchas, aunque financieramente, han sido años de pérdidas que ha ido asumiendo y que lo han hecho descender del listado de los hombres más ricos del mundo.París fue otra de las ciudades que sucumbió a la corriente de moda del fútbol europeo: poner un jeque árabe al frente del palco. Un fondo inversor qatarí adquirió el 70% del París Saint-Germain (PSG) por una cantidad estimada en 50 millones de euros, cifra a la que se asumió el compromiso de los nuevos dueños de hacerse cargo de la deuda del club, que ascendía a algo más de 41 millones de dólares.Lo que comenzó siendo una excentricidad se ha convertido en una tendencia que empieza a generalizarse. Cada vez que un club encuentra problemas financieros, los petrodólares sobrevuelan en el horizonte.¿Qué interés puede tener un jeque de Catar o Dubái en poner su dinero en un club de fútbol? Máximo cuando, en algunos casos, se trata de entidades sin un gran peso en el mercado, como sucede con el Málaga -adquirido por el jeque Abdullah ben Nasser Al-Thani -miembro de la familia real catarí- y el Getafe, comprado por un grupo inversor de Dubái que también ha entablado contactos para hacerse con las riendas de otros clubes con problemas financieros. Existe el cliché de que lo hacen por su afán de notoriedad. "Son ricos, tienen dinero para invertir en caprichos y han encontrado en el fútbol una manera de darse a conocer en sociedad". Este es el mensaje que parece haber calado como estímulo de las grandes fortunas árabes. La realidad muestra un perfil de inversor bien distinto. Regreso de inversión. El mayor ejemplo de ello es el Manchester City, adquirido en septiembre de 2008 por Abu Dhabi United Group for Investment and Development Limited, el grupo de inversión árabe propiedad del jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, miembro a la par de la familia real de Abu Dhabi. El precio de compra fue de 247 millones de euros (339 millones de dólares) y, en menos de tres años, el nuevo propietario gastó más de 659 millones en fichajes.El capricho parecía estarle saliéndole caro a su nuevo propietario. Pero la aventura se entiende mejor echando un vistazo a los alrededores del City of Manchester Stadium, en las afueras de la ciudad. El club anunció la puesta en marcha de un plan de desarrollo urbanístico en estos terrenos valorado en más de 1.500 millones de dólares.

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