martes, 29 de abril de 2014

PAUL MC CARTNEY FASCINÓ A SUS FANÁTICOS ECUATORIANOS


El show se inició pasadas las 21:00 con el tema Eight days a week. Cientos de fanáticos lo siguieron desde el hotel hasta el interior del estadio Casa Blanca.
Que saldría a hacer un recorrido por la ciudad, que aparecería en alguna de las terrazas del hotel donde se hospeda, que iría directo a la prueba de sonido en el estadio Casa Blanca. La información sobre el itinerario de Paul McCartney durante su estadía en Quito se manejó con mucha reserva por los organizadores del concierto, las autoridades y los empleados del hotel.
El perímetro del Marriott estaba cercado con vallas metálicas. Varios vehículos con vidrios polarizados entraban y salían del hotel pero en ninguno de estos había señales del músico británico.
Del otro lado de las vallas, los fanáticos se iban sumando. Los integrantes de la Macca Band, de Guayaquil, fueron de los primeros en llegar. Christopher Mejía, vocalista de la banda, compartía sus impresiones con otros fans sobre la ‘serenata’ al ‘Cute Beatle’ desde la terraza de un edificio frente al Marriott, la noche del domingo. Lo hicieron junto a la Strawberry Fields Band de Quito, en un concierto en el que sonaron temas como Jet, Don’t let me down, Hey Jude y otros.
Según la organización, el equipo de McCartney había pedido bicicletas, aunque según un empleado del hotel no las usaron. También estaba previsto que el alcalde de la ciudad, Augusto Barrera, le otorgara al músico el reconocimiento de Huésped  Ilustre.
Directo del aeropuerto, la “fan número uno” llegaba al hotel desde Guayaquil. Laura Izquierdo se enamoró de los ‘Fab Four’ cuando tenía 13 años. Desde entonces ha esperado 50 años para poder ver en vivo al menos a uno de ellos. Ella fue una de las pocas personas a las que se les permitió el acceso hasta la recepción, donde dejó una carta de tres páginas que ella misma tradujo al inglés.
Ya en el día del concierto, los fanáticos ideaban formas para ver a su ídolo. Paola Juna, por ejemplo, se mantuvo alejada del hotel e hizo ‘guardia’ en un acceso por la av. Amazonas. “Si la vida es dura hay que levantarse y seguir” fue lo que le dejaron los versos de Los Beatles.
Mientras tanto, cerca de la entrada del hotel se organizó otra tocada. Fue Patricio Maldonado quien apareció por el lugar con una guitarra. De pronto, él y otros fans se turnaron el instrumento mientras coreaban Hey Jude.
El homenaje terminó a las 16:30 cuando McCartney apareció en el ‘lobby’ del Marriott. Antes de embarcarse en el auto, saludó a sus seguidores. Luego, en una caravana, se marchó hacia la Casa Blanca.
Una noche especial
En el estadio, la fiesta se encendió poco a poco. A las 21:00, las luces del escenario se apagaron por un instante y, cuando volvieron a encenderse, Paul McCartney apareció en el escenario con un traje negro, camisa bicolor (blanco y negro), un elegante abrigó color vino y -por supuesto- su legendario bajo,  con el que interpretó Eight days a week para iniciar un espectacular viaje musical. “¿Qué dice Quito?”, fueron sus primeras palabras con las que se dirigió  al público.
Con la voz a tono, ‘Macca’ entraba en calor, se sacaba la chaqueta, se desprendía un poco de los formalismos y cambiaba su bajo por la guitarra para sorprender con unos potentes ‘riffs’ en Let me roll it. “Esta guitarra es la misma con la que grabé esta canción en los 60”, fueron sus palabras para presentar su conocido tema Paperback writter.
El legendario músico británico compartió no solo su historia musical sino también su vida personal con el homenaje a su “bella esposa Linda”, a quien le dedicó My Valentine. Lo hizo sentado al piano y revelando una potente y tersa voz, que aún guarda la esencia de sus primeras interpretaciones.
Fue un show sonoro, visual y emocional disfrutado por miles de fanáticos que se inscriben en distintas generaciones, pero que hablan un mismo idioma: la música de ‘Macca’.

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