A poco más de dos meses del inicio del Mundial, y en medio de una severa crisis política, el fútbol uruguayo se quedó este lunes sin su presidente, Sebastián Bauzá, quien renunció a la par del resto de los integrantes del Consejo Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
La dimisión de los miembros del órgano rector de la AUF se formalizó a través de Twitter, en una declaración que constó de cuatro puntos bien concretos:
"1. El fútbol necesita tomar decisiones y las condiciones político-institucionales actuales no permiten hacerlo. 2. El Consejo Ejecutivo ha trabajado con el único objetivo de beneficiar al fútbol y, hoy, está instalada la clara percepción de ser un obstáculo para continuar esta línea de trabajo. 3. Los hechos de pública notoriedad acontecidos en los últimos tiempos demuestran la necesidad de dar un paso al costado y permitir que otras visiones políticas otorguen gobernabilidad al Fútbol. 4. Al final, simplemente, agradecer a todos los que, desde el lugar que le correspondió, apoyaron este proyecto para el cual se ha trabajado con el mayor empeño y, del cual, nos sentimos orgullosos".
Tras casi cinco años al frente de la AUF, el alejamiento de Bauzá y los dirigentes es el corolario de una muerte anunciada, que se precipitó en realidad luego del pitazo final en el partido que Nacional perdió 4 a 2 frente a Newell's por la Copa Libertadores. En ese momento, los barras del equipo uruguayo se enfrentaron con la policía que, tal como se había acordado previamente, les impidió salir del estadio Centenario hasta que fueran evacuados los hinchas argentinos por lo que, de esa forma, abortó las intenciones de un grupo de violentos que, tal como manifestaron ante la justicia, pretendía abandonar las tribunas para emboscar a los hinchas argentinos y así vengarse de las agresiones que había sufrido en Rosario, semanas atrás.
Las imágenes de los desmanes difundidas por la TV, propiciaron a que el propio presidente José Mujica convocara a una reunión de manera urgente a los presidentes de Nacional y Peñarol, Eduardo Ache y Juan Pedro Damiani, en la que, entre otras cosas, les informó que la policía no prestaría servicios dentro del estadio Centenario ni en el Parque Central, donde Nacional hace las veces de local.
A pesar de esta resolución, se acordó de que la fecha se disputaría completa el fin de semana y que, en el partido entre Peñarol y Miramar Misiones en el Centenario, los clubes se harían cargo de la seguridad dentro del recinto.
Pero a pocas horas del inicio de ese encuentro, la mutual de futbolistas, en una reacción tardía, ordenó a los jugadores de ambos clubes no disputarlo, en el entendido que no había garantías para hacerlo.
Esta suspensión hizo que la dirigencia de Nacional (que había jugado y perdido el sábado frente a Liverpool, en Parque Luis Franzini, de Defensor Sporting) pusiera el grito en el cielo argumentando que de esta manera, se le daba más descanso a su tradicional rival que, luego de un extenso viaje, había llegado el viernes desde México, donde fue goleado por Santos Lugana.
Pero detrás de todas estas situaciones relatadas, hay un trasfondo, ligado a temas económicos.
Entre los principales se destaca el malestar de varios clubes de primera división, que desde hace un tiempo le sacaron el apoyo a Bauzá, por entender que en su momento este no defendió con firmeza ante la Conmebol sus intereses, en cuanto al dinero que les llega por los derechos de televisación en torneos internacionales.
Y también la tirante relación con la empresa Tenfield, que hoy tiene los derechos de comercialización tanto de todos los partidos organizados por la AUF como los que disputa la selección uruguaya, que en el último tiempo se profundizó por la intención de la AUF de adelantar el llamado a licitación para la televisación de los partidos de las próximas eliminatorias al Mundial de Rusia 2018, porque hoy La Celeste, al haber sido cuarta en la Copa del Mundo de Sudáfrica y mantenerse en los primeros cincos lugares del ranking de FIFA, es sin mucho margen para mejores es un producto apetitoso para vender, y no lo sería tanto en caso de un mal desempeño en Brasil.
Como puede apreciarse, son dos realidades muy distintas la del fútbol doméstico y la de la selecciones nacionales, a las que este ejecutivo siempre intentó blindar y aislar de las dificultades varias que aquejan en Uruguay al deporte más popular.
Por eso, en medio de este berejenal, para mucha gente del fútbol cayó como un balde agua fría la noticia difundida por el diario El País de que la FIFA, si en su investigación comprueba que el gobierno de Mujica operó de alguna manera para hacer caer al ejecutivo de la AUF, podría suspender la afiliación de la Asociación y dejar La Celeste sin mundial.
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