Un grupo de millonarios mexicanos juega dominó en un bar de la
Galicia profunda. Entre ellos está Carlos Slim, el segundo hombre más rico del
mundo. El reciente encuentro, que tuvo como escenario el poblado de Avión, no
sólo recordó la historia de los emigrantes gallegos que hicieron fortuna en
México sino que evidenció la nueva oleada de ricos mexicanos que están
invirtiendo y comprando empresas en España.
Casos como la compra de la principal compañía de autobuses ibérica Avanza por la mexicana ADO (segunda en su país) o de la española Campofrío, líder en Europa en el sector de cárnicos, por el gigante norteamericano Sigma, operaciones cercanas a los US$ 1.000 millones cada una, reflejan el interés de las fortunas mexicanas.
Los bancos españoles, por su parte, reciben inyecciones de liquidez de millonarios mexicanos como David Fernández (Sabadell) o Antonio Del Valle (Popular). Este último forma parte de una familia de origen asturiano que se convirtió en la séptima más rica de México, según Forbes.
Slim hace lo propio con la compra de más de 400 sucursales de La Caixa catalana.
Y es que México es el país latinoamericano que más ha invertido en España en la última década, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Pese a ello, hasta 2009 las inversiones se consideraban modestas y puntuales. En los últimos años la tendencia ha cambiado. El Citibank, por ejemplo, espera este año inversiones latinoamericanas (la mayoría de ellas mexicanas) por un valor de US$2.700 y US$4.000 millones.
¿Por qué les resulta atractiva España?
"Hay varios factores. De un lado las empresas españolas están relativamente baratas para invertir en ellas y del otro los empresarios mexicanos han visto la oportunidad de posicionarse globalmente. Han entendido que tienen que diversificar su valor. No puede ser que cada vez que Estados Unidos se resfría a México le vaya mal. En ese sentido España es un buen lugar para hacer negocios en Europa", explica a BBC Mundo el mexicano Luis Solís, decano asociado de la IE Business School de Madrid.
Lo que hace veinte años hacían los empresarios españoles en México, cuando comenzaron a invertir en bancos (España es el segundo inversor en México después de Estados Unidos), ahora lo protagonizan los mexicanos.
Influye el crecimiento sostenido de México que para los próximos dos años se calcula en un 3% y un 3.5%, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional.
"Después de la crisis de los años '80 México ha logrado mantener un crecimiento estable. A diferencia de España, se invirtió en nuevas industrias como la automotriz o aeronáutica -a un costo más barato- que han atraído a gigantes como Airbus. También se invirtió en finanzas y salud. A ello hay que sumarle el aumento del consumo interno y la expansión de inversiones por Latinoamérica. Con la acumulación de beneficios los empresarios aprovechan la crisis en España", detalla Solís.
Pemex y el desembarco mexicano
Los medios mexicanos destacan las inversiones en el país europeo con notas que subrayan los bajos costos de las empresas españolas. "España está en remate", titula El Economista, "Mexicanas de compras", dice Expansión o "Avalancha de inversiones de México en España", destaca Dinero.
Otros incluso son más elocuentes como una columna de Luis Miguel González titulada "ADO en España, la venganza de Moctezuma II", en la que habla de la compra de la empresa de autobuses Avanza como la segunda mayor operación de México en España después de la millonaria compra de acciones de Pemex en la española Repsol.
Y es que el primer gran paso del desembarco mexicano en la península lo dio el gigante petrolero en 2011 cuando adquirió el 4,62% de Repsol (una inversión superior a los US$1.300 millones) que se sumaban al 4,8% que ya tenía (9,49% en total).
Además hace poco le encargó a dos astilleros gallegos la construcción de dos floteles, barcos que se utilizan para alojar a los trabajadores de las plataformas petrolíferas, por más de US$400 millones cada uno.
"De las inversiones en España casi siempre se habla en los medios mexicanos, se suele destacar la difícil situación financiera del país. La única compra que ha trascendido a los medios especializados fue la inversión de Pemex, algo muy criticado incluso en el Congreso", señala Alberto Nájar, uno de los corresponsales de BBC Mundo en México.
"Muchos se preguntaron cómo es posible que una empresa en quiebra, como las autoridades definen a Pemex, haya sido capaz de invertir en el extranjero. La discusión se agravó durante el proceso de aprobación de la Reforma Energética pues las compras en España se vieron como una prueba de que no es verdad la crisis financiera de la paraestatal", subraya Nájar.
España deja de ser radiactiva
Después de los peores augurios que la llevaron al borde del rescate europeo, España comienza a respirar. Todavía arrastra cerca de seis millones de desempleados (26% de la población) pero las agencias de calificación financiera ya no la tildan de ladrillo radioactivo (por su dependencia del sector inmobiliario) o millonarios como Bill Gates compran un trozo (6%) de constructuras como FCC. El último espaldarazo lo dio el FMI con una previsión de crecimiento del 0,8% para 2014, tres décimas más de lo esperado.
"Inviertes cuando sabes que la economía mejora, aunque hay diferencias con los plazos de recuperación. Muchos empresarios mexicanos creen que la recuperación de España se va a dar a partir del 2015 y esperan un horizonte más positivo hacia los próximos cinco años", destaca Solís.
En ese sentido el ministro de Economía español, Luis de Guindos, subraya que el aumento de la inversión extranjera en 2013 superó los US$27.000 millones, el doble que en 2012.
Sin embargo, desde algunos sectores como el Partido Socialista, se cuestiona el deterioro de los sueldos y la avalancha de fondos de inversión que aprovechan la debilidad de administraciones endeudadas para comprar a precio de ganga lotes de viviendas, joyas inmobiliarias o edificios públicos.
Las inversiones mexicanas en general han sido bienvenidas en España aunque no dejan de generar zozobra en las plantillas de trabajadores de las empresas compradas, sobre todo, por los recortes que han desencadenado otras inversiones extranjeras. De momento, las mexicanas ADO y Sigma han manifestado que los equipos de las españolas Avanzabus y Campofrío continuarán.
De hecho, el sindicato Comisiones Obreras recibió con beneplácito la llegada del capital mexicano a Campofrío y la salida del fondo de inversiones estadounidense Oaktree. La plantilla estaba inquieta por la reestructuración que Oaktree está aplicando en Panrico, una simbólica empresa española, donde plantea el despido de unos 1.900 empleados (la mitad del equipo) y una reducción de 35% a 45% de los salarios.
El caso de la presencia de Pemex en la petrolera española Repsol es diferente. Las relaciones con la directiva no son las mejores desde que el gigante mexicano amplió sus acciones en 2011 para formar un bloque dentro de la empresa con la constructora española Sacyr, un movimiento interpretado por los medios ibéricos como un intento de remover al actual director de Repsol, Antonio Brufau. El clima se tensó con la expropiación de YPF (parte del grupo Repsol) en Argentina donde Pemex, interesada en expandirse por el país austral, adelantó sus propias gestiones para desatascar el problema.
“Hay sectores que cada país considera estratégicos, en los que no se ve muy bien la excesiva participación de capital extranjero por el impacto que pueden tener las decisiones. En estos casos es independiente de que sea capital mexicano o de otro país”, señala Solís.
“Ahora mismo la mayor preocupación de los empresarios mexicanos que invierten en España es que creen que deberían recibir mayores dividendos”, agrega el especialista.
Las inversiones que vienen
"A España le va a pasar lo que le pasó a México en los '80. Con la crisis los costos bajaron. Había talento bueno y barato. Muchas de las empresas que se fueron a China, en sectores como el de las maquilas, están regresando a México porque los costos no son muy diferentes y es muy importante la experiencia", detalla el experto.
Se prevé que las inversiones mexicanas en España continúen en sectores como el inmobiliario, la gastronomía, la hostelería, la industria de nuevos materiales para el sector aeronáutico y automotriz como la tecnología que desarrolla el país ibérico para Airbus.
"A México también le interesan mucho las energías renovables. Es un país que sigue importando petróleo para su consumo. Otro sector es el de la salud y la biotecnología. España es un país con muy buenos médicos y con investigaciones punteras", subraya Solís.
Las universidades mexicanas, por su parte, como el Tecnológico de Monterrey, están interesadas en abrir sedes en España para formar a ejecutivos latinoamericanos.
Solís se detiene en un aspecto, el afectivo. Los lazos de México y España no sólo vienen de cinco siglos atrás sino de generaciones más recientes que emigraron al país norteamericano después de la Guerra Civil española y montaron sus empresas.
"Volver también es una forma de cerrar ese ciclo. A España todavía se le ve como un referente cultural e histórico, un país donde los empresarios mexicanos quieren ir y hacer negocio", subraya.
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