miércoles, 1 de enero de 2014

MÁS DE 2500 DISFRACES DESDE HOY EN LA TRADICIONAL DIABLADA PILLAREÑA

Once comparsas, que en Píllaro se denominan partidas, a partir de hoy hasta el próximo martes 6 participan en la Diablada Pillareña, que desde el 2009 forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador.
Las partidas o comparsas, durante la mañana se reúnen en sus comunidades, en donde se organizan para acudir al festival y practican los bailes que presentarán.
Luego se trasladan al parque Central de Píllaro. Allí, de manera simbólica, cerca de las 13:00, se toman el centro del poder y reivindican su estatus en la sociedad del cantón y cada una ejecuta dos giros con un intervalo para el descanso, relata Ítalo Espín, director de Cultura del Municipio de Píllaro.
Lo importante de la Diablada es el empoderamiento que tienen las comunidades, señala Espín, factor que fue tomado en cuenta para la declaratoria de Patrimonio inmaterial.
Espín sugiere a los visitantes que acuden a observar la Diablada, que incluyan en su recorrido los sectores en donde comienza el baile de las partidas “porque ahí está la esencia de esta fiesta, para que compartan las experiencias de la gente, de los ancestros, que van dejando la transmisión oral de su significado porque no tenemos nada escrito”, detalla.
Marco Caillamarca es uno de los artesanos del barrio Rocafuerte que, además, de bailar en una de las partidas también se dedica a la confección de las máscaras para los diablos.
Caillamarca indica que las máscaras fluctúan entre los 40 a 350 dólares. “El valor depende del número de cachos y de los detalles que soliciten”, añade este artesano que solo las elabora bajo pedido, asegura.
Expresa que la elaboración la inicia a finales de julio y logra confeccionar entre veinte a treinta. Eso sí, afirma, ningún diseño lo repite, todas son diferentes.
Nadie sabe cómo comenzó la festividad porque no hay nada escrito, pero “se dice que en el tiempo de los hacendados los indígenas tenían permiso el 1 de enero y que cuando salían se disfrazaban de diablos para desfogarse de las iras que tenían por estar sometidos a un trabajo intenso y así empezó la tradición”, narra.
Sheferson Moya confecciona los trajes para los diablos y dice que desde noviembre empieza el trabajo más intenso, pues elabora más de 100 y los vende desde $ 25 para niños hasta en $ 100 para adultos, todo depende del tipo de tela y los detalles que se les coloca.
En cada partida participan entre 200 y 300 personas, cifra mayor a la de años anteriores. Este año las partidas son: Tunguipamba, Marcos Espinel, Guanguibana, Cochaló, San Vicente de Quilimbulo, Robalinopamba, Nuevo Rumihuayco, La Elevación, Guanguibana La Paz, La Florida y Chacata El Carmen.
El diablo y el cabecilla
Los personajes que intervienen en la Diablada Pillareña son el diablo, que se ha convertido en el principal; el cabecilla, como la persona que organiza a la partida; la pareja de línea (hombre y mujer que van disfrazados y van en medio de los diablos).
Apariches y guarichas
También intervienen otros personajes como los apariches (barrenderos), guarichas o carishinas (mujeres solteras en busca de marido para sus guaguas –hijos–) y la tradicional banda de pueblo.

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