México, 24 ago (Andes)
- Los países latinoamericanos apuestan fuerte a la inversión extranjera
para desarrollar su industria de hidrocarburos, y para ello modifican
marcos jurídicos para tentar a las multinacionales petroleras, sin
renunciar a la preeminencia del Estado en el sector.
México, Brasil y Argentina concentran la atención por las reservas de
sus yacimientos inexplotados y las posibilidades de desarrollo de los
existentes.
El gobierno mexicano estima en 50.000 millones de dólares las
inversiones que llegarán al país tras la reforma aprobada este año que
reabre el sector petrolero tras casi ocho décadas de monopolio estatal.
El foco está puesto en la incorporación de nuevas tecnologías para aguas
profundas del Golfo de México, una frontera costosa.
La reforma apunta a aumentar una producción que cayó de 3,4 millones de barriles diarios (mb) a 2,47 mb desde 2004.
"Lo más importante de esta apertura es el poder comprar y extraer
petrolero bajo condiciones de (...) certeza jurídica", explicó a la AFP
Raymundo Tenorio Aguilar, director de la carrera de Economía en el
Instituto Tecnológico de Monterrey.
La limitante principal para los inversores será la carga fiscal.
"(Si) no tuvieran un trato fiscal diferente al de Pemex, son muy altos
los impuestos locales. Habrá que ver si a los inversionistas realmente
les atrae".
La estatal se aseguró el control de 83% de las reservas probadas y
probables de crudo, un porcentaje que evidencia el peso de lo público en
el sector.
En Brasil, que posee enormes yacimientos a gran profundidad a lo
largo de sus costas bajo una gruesa capa de sal (Presal), los inversores
extranjeros deberán asociarse con Petrobras para tener una tajada del
pastel. Como mínimo, la estatal tendrá 30% de participación en cada
proyecto y el monopolio operativo de los campos petrolíferos.
En noviembre, el país entregó en concesión el mayor de sus campos,
Libra: Petrobras controla 40% del proyecto, para el cual se asoció con
Total, Shell y dos empresas estatales chinas.
Algunos analistas creen que una excesiva intervención pública en el sector reduce el interés de las grandes petroleras.
El experto Adriano Pires dijo a la AFP que una derrota electoral de
la presidenta Dilma Rousseff, muy estatista en materia energética,
podría facilitar la llegada de nuevas empresas.
Argentina, que busca recuperar el autoabastecimiento de gas, apuesta
por su parte a los hidrocarburos no convencionales del megayacimiento
"Vaca Muerta", en la Patagonia.
Si bien el proyecto está en una etapa incipiente, las petroleras
internacionales ya comenzaron a trabajar en prospección y muestreo de
volúmenes a través de acuerdos con la estatal YPF. Las estadounidenses
Chevron, Dawn Chemical y Exxon, la francesa Total, la alemana Winter
Shale, o la angloholandesa Shell son algunas de las firmas presentes.
Al igual que en México y Brasil, el Estado tiene un peso importante
sobre este reservorio de 30.000 km2: de los 180 pozos en desarrollo, más
de 70% son de YPF. Unos 12.000 km2 fueron entregados en concesión a la
estatal.
Horacio Lazarte, de la consultora Abeceb, señaló que la producción plena de Vaca Muerta podría alcanzarse en 2020.
Venezuela, con las mayores reservas del mundo y problemas de
infraestructura en su sector petrolero, es el paradigma del modelo
nacionalista de control de producción: la Ley de Hidrocarburos determina
que exploración, extracción y almacenamiento inicial son actividades
reservadas al Estado. Los privados solo pueden integrar "empresas
mixtas" con 50% de participación pública.
Petróleo e independencia energética
Otros países con posibilidades menores de extracción modificaron
leyes para favorecer la captación de capitales para el sector de
hidrocarburos. El peso del Estado es tan presente como en las grandes
economías regionales.
Así Ecuador, el socio más pequeño de la OPEP,
modificó en 2010 los contratos petroleros para obtener mayor renta. Del
80% del petróleo que obtenían, los privados pasaron a un esquema en el
que reciben un pago por barril extraído, y el país vende directamente.
Algunas empresas como Petrobras dejaron el mercado ecuatoriano.
El año pasado Ecuador asumió la explotación de su
mayor reserva petrolera, ubicada en el parque ecológico del Yasuní
(centroeste), y busca socios para explotar un potencial de 1.600
millones de barriles. La ley no impone a las empresas extranjeras
asociarse con el Estado para operar.
En Colombia, donde los hidrocarburos representan 5,6% del PIB, el
gobierno apuesta fuerte a la inversión foránea. En julio comenzó a
subastar bloques en un proceso con el que espera recaudar unos 1.400
millones de dólares. ExxonMobil, la noruega Statoil o la española Repsol
participaron de la venta.
La búsqueda de fuentes de energía es un denominador común en la
región. Cuba ha firmado contratos de riesgo compartido con compañías de
Noruega, España, India, Venezuela, o Rusia para buscar crudo en el Golfo
de México.
Uruguay hace prospección en su territorio y en alta mar, y apuesta a
la instalación de parques eólicos, al igual que Chile que espera llegar
en 2025 a 20% de su matriz energética constituida por energías
renovables.
http://www.andes.info.ec/es/noticias/america-latina-nueva-frontera-inversion-petrolera.html
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