Entre los beneficios para crear empleados contentos, y por eso más productivos, Facebook y Apple decidieron darles un dinero extra a las empleadas de todo el mundo que quieran congelar sus óvulos y postergar la maternidad. Sin embargo, semejante “beneficio” –cuesta en Estados Unidos unos 10.000 dólares más los costos de mantenimiento– no tuvo un recibimiento del todo positivo. Hay quienes creen que las empresas están empezando a acompañar un proceso social: mujeres que quieren crecer en sus profesiones y van pateando hacia adelante el momento de ser madres. Pero hay quienes creen, en cambio, que sólo buscan que las licencias por maternidad y los “peros” que luego traen los hijos en el rendimiento y el presentismo de sus madres, dejen de ser un obstáculo para la rentabilidad de las empresas.
En Argentina, según Sergio Pasqualini, director científico del centro de fertilidad Halitus, “la mayoría de las mujeres viene a preservar sus óvulos cerca de los 37 años, cuando ya no están en su momento ideal. La principal razón es que crecieron y no consiguieron pareja o se separaron y no tuvieron hijos. También, pero en menor medida, están viniendo por ‘causas sociales’, es decir, mujeres que ven que cuando están creciendo en sus profesiones, un embarazo es una prueba de fuego que les puede hacer perder todo ese camino”.
Alejandro Melamed, especialista en Recursos Humanos y autor del libro “Empresas más humanas” pone en contexto: “Hay mujeres que producen una M: suben en la escala jerárquica, después se dedican a tener hijos y luego vuelven a ingresar a la empresa para volver a crecer. Hay otras cuya decisión es apostar todo al trabajo y postergar la maternidad. A éstas últimas está apostando esta política de Facebook y Apple: como tu reloj biológico corre, ellos te dicen: ‘Seguí focalizándote en el trabajo y yo te soluciono el tema de la maternidad”.
Y opina: “Me parece correcto que las compañías acompañen a las mujeres en sus momentos vitales: esto no es impulsarlas a que retrasen la maternidad sino respetar la decisión de cada una. Es decir, las compañías deben tener la suficiente plasticidad para que el trabajador integre su vida social, familiar y profesional. Yo creo que una mujer está en su mejor punto de rendimiento cuando puede desarrollarse en todos los campos”.
El incentivo que decidieron dar los dos gigantes tecnológicos todavía no tiene nada que se le parezca en nuestro país. Lo que sí tuvo ayer fue muchas críticas revoloteando en las redes sociales: “Lo hacen para que la maternidad no entorpezca la productividad”, decían algunos. “Deberían usar ese dinero para que la mujer pueda ser madre cuando quiera y pueda pagar a alguien que le ayude con el cuidado de los hijos”, decían otros.
Enrique Carrier, analista del mercado de tecnología, tiene algo de esa mirada crítica. “En las empresas de tecnología contratan gente joven y le ofrecen muchas comodidades a cambio de que estén ahí el mayor tiempo posible: no les regalan nada, es una política clara con acciones de motivación para que te dediques casi exclusivamente al trabajo”, dice a Clarín.
“Con esta política blanqueron una idea: ‘Si la maternidad es un estorbo para tu carrera también lo es para mi negocio: entonces, si la posponés yo te la financio”.
Irene Meler, coordinadora del Foro de psicoanálisis y género propone un cambio: “Congelar óvulos como recurso me parece válido, ahora bien, como rutina para armar un proyecto de vida me parece terrible. En vez de pagar para que dejen la maternidad para después deberían flexibilizar la jornada de trabajo para que la mujer pueda tener hijos y seguir trabajando, por ejemplo, desde la casa cuando su hijo se enferma. Pagarles para postergar la maternidad es aumentar la perversión del sistema en vez de cambiar la estructura del mercado laboral por uno Familiy Friendly , que ayude a sus empleados a conciliar trabajo y familia”.
En Argentina, según Sergio Pasqualini, director científico del centro de fertilidad Halitus, “la mayoría de las mujeres viene a preservar sus óvulos cerca de los 37 años, cuando ya no están en su momento ideal. La principal razón es que crecieron y no consiguieron pareja o se separaron y no tuvieron hijos. También, pero en menor medida, están viniendo por ‘causas sociales’, es decir, mujeres que ven que cuando están creciendo en sus profesiones, un embarazo es una prueba de fuego que les puede hacer perder todo ese camino”.
Alejandro Melamed, especialista en Recursos Humanos y autor del libro “Empresas más humanas” pone en contexto: “Hay mujeres que producen una M: suben en la escala jerárquica, después se dedican a tener hijos y luego vuelven a ingresar a la empresa para volver a crecer. Hay otras cuya decisión es apostar todo al trabajo y postergar la maternidad. A éstas últimas está apostando esta política de Facebook y Apple: como tu reloj biológico corre, ellos te dicen: ‘Seguí focalizándote en el trabajo y yo te soluciono el tema de la maternidad”.
Y opina: “Me parece correcto que las compañías acompañen a las mujeres en sus momentos vitales: esto no es impulsarlas a que retrasen la maternidad sino respetar la decisión de cada una. Es decir, las compañías deben tener la suficiente plasticidad para que el trabajador integre su vida social, familiar y profesional. Yo creo que una mujer está en su mejor punto de rendimiento cuando puede desarrollarse en todos los campos”.
El incentivo que decidieron dar los dos gigantes tecnológicos todavía no tiene nada que se le parezca en nuestro país. Lo que sí tuvo ayer fue muchas críticas revoloteando en las redes sociales: “Lo hacen para que la maternidad no entorpezca la productividad”, decían algunos. “Deberían usar ese dinero para que la mujer pueda ser madre cuando quiera y pueda pagar a alguien que le ayude con el cuidado de los hijos”, decían otros.
Enrique Carrier, analista del mercado de tecnología, tiene algo de esa mirada crítica. “En las empresas de tecnología contratan gente joven y le ofrecen muchas comodidades a cambio de que estén ahí el mayor tiempo posible: no les regalan nada, es una política clara con acciones de motivación para que te dediques casi exclusivamente al trabajo”, dice a Clarín.
“Con esta política blanqueron una idea: ‘Si la maternidad es un estorbo para tu carrera también lo es para mi negocio: entonces, si la posponés yo te la financio”.
Irene Meler, coordinadora del Foro de psicoanálisis y género propone un cambio: “Congelar óvulos como recurso me parece válido, ahora bien, como rutina para armar un proyecto de vida me parece terrible. En vez de pagar para que dejen la maternidad para después deberían flexibilizar la jornada de trabajo para que la mujer pueda tener hijos y seguir trabajando, por ejemplo, desde la casa cuando su hijo se enferma. Pagarles para postergar la maternidad es aumentar la perversión del sistema en vez de cambiar la estructura del mercado laboral por uno Familiy Friendly , que ayude a sus empleados a conciliar trabajo y familia”.
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