Con su rompa empapada y enlodada y una camiseta colocada a manera de turbante, lleva en sus hombros docenas de cangrejos que recolectó desde las primeras horas de la mañana hasta el mediodía del pasado jueves, con la habilidad ganada por la experiencia.
Lo siguen de cerca otros cuatro compañeros, quienes cargan los apetecidos crustáceos, que horas después se servirán en los hogares o restaurantes de Guayaquil, ciudad donde el cangrejo es considerado uno de los bocados predilectos.
En medio del fango que les llega hasta la cintura y el asedio de nubes de mosquitos, estos comuneros día a día realizan su sacrificada jornada con la que mantienen a sus familias. Ahora trabajan con la tranquilidad de saber que su lugar de trabajo -el manglar- ahora es protegido por las leyes ecuatorianas.
“Ahora nos sentimos más seguros”, señala Espinosa al recordar que el apogeo de las camaroneras los comenzó a desplazar, sin que las autoridades pasadas hagan algo por proteger sus fuentes de trabajo y por preservar este frágil ecosistema de la franja costera ecuatoriana.
Hoy, con el programa ambiental Socio Manglar, el Gobierno apunta a recuperar y proteger más de 100.000 hectáreas de este bosque con la participación de las propias comunidades que -a más de subsistir de sus ricos recursos en pesca y recolección de crustáceos- se encargarán de conservarlo y protegerlo.
“Hace 10 años era desgarrador ver cómo se perdía el manglar por la expansión de las camaroneras”, recordó Eliécer Cruz, subsecretario de Gestión Marina y Costera, durante la presentación oficial del programa que se realizó este jueves en la Reserva Ecológica Manglares Churute.
El funcionario aseguró que este proyecto, con carácter inclusivo, es “histórico y único” en los países de la región que poseen manglar.
La ministra del ramo, Lorena Tapia, explicó que este programa es un componente de la estrategia gubernamental Socio Bosque, que además se encarga de preservar y reforestar otros bosques y páramos de las distintas regiones del país.
La funcionaria explicó que Socio Manglar tiene como antecedente la recuperación de miles de hectáreas que estaban ilegalmente en poder de empresas camaroneras. En estas áreas se cumple actualmente un plan de reforestación que en los próximos meses se estima alcanzará las 5.000 hectáreas.
Tapia añadió que el siguiente paso fue firmar en diciembre pasado el acuerdo ministerial, mediante el cual se crea el programa Socio Manglar que consiste en entregar incentivos económicos a las distintas organizaciones comunitarias para que se comprometan a vigilar este ecosistema.
Incentivos
Max Lascano, gerente del programa Socio Bosque, explicó que los incentivos se entregarán exclusivamente a las organizaciones que se acrediten voluntariamente como concesionarias del bosque, a través del respectivo registro en el Ministerio de Ambiente (MAE).
Al momento se han entregado concesiones en el 40% del territorio de manglar que en Ecuador alcanza las 160.000 hectáreas, distribuidas en los estuarios Cayapas-Mataje y Muisne (provincia de Esmeraldas), río Chone (Manabí), Golfo de Guayaquil (Guayas) y Archipiélago de Jambelí (El Oro).
Los recursos económicos se destinarán de acuerdo con la dimensión de las hectáreas concesionadas y para ello se han dividido en tres categorías: De 100 a 500 hectáreas recibirán 7.000 dólares anuales; de 500 a 1.000 ha se harán acreedores a 10.000; y las comunidades que tengan más de 1.000 ha recibirán 15.000 dólares anuales.
Lascano señaló que el Ministerio de Ambiente se encargará de vigilar el cumplimiento de los compromisos con vigilancia aleatoria a las distintas áreas concesionadas.
Las comunidades beneficiarias, a su vez, deberán rendir cuentas de la utilización de los recursos, para lo cual recibirán capacitación de los técnicos del MAE en proyectos de inversión para microempresas u otros emprendimientos comunitarios.
Dentro del proceso de acreditación, el pasado jueves se entregaron las concesiones de 3.554 hectáreas a cuatro nuevas organizaciones, todas ellas asentadas en el estuario del Golfo de Guayaquil.
“Es un sueño hecho realidad. Ahora los campesinos como pueblos ancestrales vamos a ser los custodios del manglar”, manifestó Juan Velasco, representante de la cooperativa de pesca artesanal Lucha y Progreso, ubicada en la isla Mondragón.
Velasco explicó que el dinero que recibirán será invertido en el mejoramiento y compra de combustible para las embarcaciones y capacitación a las 60 familias beneficiarias para que se involucren en el manejo sustentable de los recursos ambientales.
Los primeros beneficiarios del programa Socio Manglar coincidieron en reconocer la iniciativa gubernamental. “Estamos conscientes de la importancia de conservar el bosque. Esa es nuestra fuente de trabajo y no permitiremos nunca más que extraños ni camaroneros nos quiten el recurso con el cual mantenemos a nuestras familias”, sentenció Ricardo Carpio, representante de la asociación 21 de Mayo de la isla Puerto Roma.
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