miércoles, 4 de diciembre de 2013
LUEGO DE LA RECATEGORIZACIÓN MENOS UNIVERSIDADES PODRÁN OFERTAR PHD
¿Qué ocurrirá con las universidades que no están en la categoría A? Esta es una de las preguntas que se analizan en los centros de educación superior, luego de la recategorización del Consejo de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces).
Tras ese análisis, el número de establecimientos que puede ofrecer PhD se reduce de 11 (en el 2009) a cinco: Universidad San Francisco de Quito, Andina, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y las politécnicas Nacional y del Litoral. El resto está en la capacidad de ofrecer maestrías y posgrados.
Si bien la oferta de doctorados en el país es escasa y las universidades afrontan un déficit de profesores con PhD, con la recategorización esas alternativas para formarse se redujeron a menos de la mitad.
José María Delgado, vicerrector académico de la Universidad SEK, considera que no ubicarse en una “alta categoría” es un remezón para las universidades. No solo en el sentido académico, sino en el económico. “Cuando se desciende de categoría, eso perjudica porque no hay los mismos ingresos”.
En el 2009, con la evaluación que realizó el Consejo de Evaluación (extinto Conea), la Universidad SEK fue ubicada en la categoría D. Hoy está en la B. “Fue terrible, pese a los esfuerzos que se realiza en la universidad y a las fallas, que se ubique en una categoría inferior afecta en los ingresos, los estudiantes ya no se matriculan y no hay dinero para invertir”.
Las autoridades se mostraron preocupadas por el presupuesto anual de las universidades públicas luego de la evaluación. Aunque para René Ramírez, secretario nacional de Educación Superior (Senescyt), el presupuesto no se vería afectado, porque el interés es mejorar la calidad de la educación.
La semana pasada, Ramírez aclaró que en el 2014, las U. de la categoría B no recibirían menos recursos que en este año. El presupuesto universitario para el próximo año será USD 1 300 millones. Aunque a mediados de julio pasado, el organismo mencionó que podría ser de USD 1 656 millones, es decir, USD 346 millones más que el año pasado.
Cuando se presentó el informe, el Ceaaces dijo que es relativo estar en una u otra categoría. Pidió que no se hagan malas lecturas, “ya que el rendimiento del sistema es más alto”. No obstante, en la Universidad Central hay preocupación. Carlos Muñoz, presidente de la Federación de Estudiantes, señala que un cambio de categoría es un “descrédito” para la institución de educación superior. “Ocasiona un problema. Es una realidad, por ejemplo, que en los trabajos se comience a discriminar porque no se está en una universidad categoría A y peor si esta es pública”.
Muñoz manifiesta que el presupuesto asignado a las universidades públicas debe incrementarse mucho más de lo que ya se entrega para que su calidad mejore. “Si ya nos ubicaron así, el Gobierno debe destinar los recursos posibles para que se salga adelante, para que no vayan a existir problemas de inversión en la universidad”. Su rector, Édgar Samaniego, también se pronunció.
Carlos Larreátegui, rector de la Universidad de las Américas, que ahora se ubica en la categoría C, afirma que la situación es momentánea. “No creo que las afectaciones sean graves. Todos saben quién es quién. Los estudiantes de ciertas universidades saben cómo son los programas de pregrado y posgrado y su calidad. No debería haber ninguna implicación”.
Aunque Larreátegui sí reconoce que puede haber una afectación en la reputación de la universidad frente a la opinión pública, “No en los estudiantes ni en los padres ni tampoco en los estudiantes potenciales”. Según la Ley de Educación Superior, las universidades de categorías inferiores a la A pueden seguir ofreciendo estudios de cuarto nivel, con excepción de doctorados. Las B,C y D solo pueden dar maestrías y posgrados.
En este sentido, Susana Alvear, coordinadora de posgrados de Medicina de la Universidad Católica, sostiene que la calidad de la educación, el nivel de las investigaciones, los equipos y la infraestructura no se verán afectados. “La universidad da lo mejor en calidad educativa, muy independientemente de la nueva evaluación. Puede haber un remezón, pero es momentáneo”, sostiene Alvear.
La especialista asegura que las personas conocen la trayectoria de las centros superiores, los logros que han realizado y el impacto que puede tener la recategorización es relativo”. La categoría D desaparecerá en el 2015.
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