jueves, 24 de octubre de 2013

OBISPO DESPILFARRADOR FUE SUSPENDIDO POR PAPA FRANCISCO


Por orden directa del papa Francisco
Franz-Peter Tebartz-van Elst, obispo de Limburgo destinó $43 millones para construir una sede episcopal.
El obispo alemán de la ciudad de Limburgo, monseñor Franz-Peter Tebartz-van Elst, al parecer tenía gustos faraónicos. Él quiso gastar $43 millones en la construcción de una nueva sede episcopal para su uso.

Ese capricho le costó el puesto, pues ayer el papa Francisco ordenó suspenderlo temporalmente por su afición al lujo.

Según un comunicado del Vaticano, el cura permanecerá alejado de su diócesis hasta que se entregue el resultado de la investigación interna

La decisión de Francisco fue tomada después de varias reuniones con importantes representantes de la Iglesia alemana y de haber recibido el lunes en el Vaticano al obispo involucrado, blanco de críticas por sus gustos costosos y cuya renuncia reclaman numerosos alemanes.

Los católicos de ese país manifestaron inmediatamente ayer su satisfacción por la decisión del jefe de la Iglesia y estimaron que con ello se ofrece una nueva oportunidad a esa diócesis.

El portavoz del Gobierno alemán, Georg Streiter, rechazó comentar la decisión al considerarla un asunto interno de la Iglesia.

Aunque recordó que el obispo es remunerado por el Estado como los demás miembros de la jerarquía de la Iglesia alemana.

El Papa quiso informarse personalmente de la situación y por ello recibió al cardenal alemán Joachim Meisner, de la pudiente diócesis de Colonia y cercano al controvertido obispo y a otros exponentes de la iglesia alemana, entre ellos a Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, con los que abordó el escándalo.

En septiembre pasado, el Vaticano envió a Limburgo al cardenal italiano Giovanni Lajolo, quien debe elaborar un informe.

Según fuentes del Vaticano, el Papa será informado en forma permanente y objetiva sobre el desarrollo de la investigación.

La Iglesia dispuso que el vicario general Wolfgang Rösch quede a cargo de la diócesis de Limburgo a partir de ayer, en vez de enero del próximo año.

Tebartz-van Elst, de 53 años, fue acusado de haber emprendido la construcción de una onerosa sede episcopal, con museo, sala de conferencias, capilla y apartamentos privados.

El proyecto, decidido por su predecesor, tenía un costo estimado de $7,5 millones. Según los medios alemanes, que denunciaron el estilo de vida del prelado, los gastos de la obra subieron casi seis veces su valor, alcanzando los $43 millones.

La prensa reveló también que el religioso gastó para su tina personal $20 600, sin hablar de un comedor de 63 metros cuadrados, de casi $4,3 millones.

El caso del servidor más caro de Dios, como lo han tildado los editorialistas, genera mucho interés en Alemania, país donde las iglesias se benefician de un impuesto, por lo que gozan de fondos considerables.

El obispo está siendo investigado penalmente por el tribunal de Hamburgo (norte) por haber mentido sobre su viaje en clase ejecutiva a India para visitar a los pobres y refugiados en ese país.

La Iglesia católica alemana, entre las más ricas del mundo, suele financiar numerosas asociaciones, escuelas, misiones y proyectos de desarrollo.

El escándalo generó un problema de credibilidad en la Iglesia, en un país que se identifica con la austeridad y con la línea de sobriedad y sencillez que defiende el papa Francisco.

No obstante, Zollitsch se mostró confiado de que el alejamiento de Tebartz-van Elst ayudará a recuperar la calma interna.

Desde que fue elegido papa, Francisco, quien aspira a impulsar una Iglesia pobre para los pobres, no ha tomado medidas especiales contra este fenómeno. Pero se comprometió a reformar las controvertidas finanzas internas de la Santa Sede. (EFE/AFP)

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