Algo más de 500 aficionados acudieron ayer a la Plaza Grande para ver de cerca a los héroes deportivos del momento: los jugadores de la Selección ecuatoriana de Fútbol. El homenaje organizado por el gobierno bajo el lema de “Ecuador ama la vida y el fútbol también”, contó con la presencia del presidente Rafael Correa, el ministro de Deportes José Francisco Cevallos y, vestido con camiseta tricolor, el director del partido de Gobierno, Galo Mora, entre otros funcionarios.
Una tarima fue levantada en la calle Chile, a la altura del monumento a la Independencia. Ahí se congregaron los hinchas desde las diez de la mañana, bajo un calor asfixiante, y siguieron el espectáculo musical preparado para la ocasión con impaciencia. Los jugadores y el Presidente llegaron pasado el mediodía.
Al homenaje, que se completó con un almuerzo en el palacio de Carondelet, no asistió el equipo completo, pues faltaron los jugadores que militan en clubes extranjeros. Si estuvo la plana mayor de la dirigencia, encabezada por Luis Chiriboga, el entrenador Reinaldo Rueda, y algunas estrellas que jugaron en mundiales anteriores: Jaime Iván Kaviedes, Álex Aguinaga, Iván Hurtado y otros.
Rueda, Chiriboga, el ministro Cevallos y, a nombre de la Selección, Édison Méndez, improvisaron cortos discursos de ocasión en los que agradecieron el apoyo de los aficionados. Cevallos dijo que “en gratitud al profesor Rueda, si el Presidente nos autoriza, sería justo darle la nacionalidad ecuatoriana”. Chiriboga, de su parte, dedicó el triunfo “al primer deportista del país, el Presidente”.
Rueda recordó con gratitud aquella sabatina de julio de 2011 cuando, en un momento difícil para la Selección, hizo un llamado al país para apoyarla.
Correa lucía exultante y canchero entre los jugadores, con los que no paró de bromear. Dijo que la clasificación “no es casualidad, esto es fruto de un proceso de 15 años de Luis Chiriboga al frente de la Federación Ecuatoriana con tres clasificaciones mundialistas y una (a Sudáfrica) que por mal arbitraje no se logró”.
Luego se explayó con lo que pudo ser y no fue en estas eliminatorias: “Ecuador debió clasificarse con mayor comodidad, pero se empató con Argentina, se debió empatar pero se perdió con Colombia y con 10 jugadores, se debió ganar a Bolivia, debió ser por 2-0 a Uruguay pero el árbitro anuló un gol legítimo, la garra pudo más, junto a la capacidad del cuerpo técnico”.
El acto fue musicalizado por Damiano, autor de la canción oficial del equipo, que interpretó mientras los jugadores descendían del bus que los llevó hasta la Plaza Grande y caminaban hasta la tarima. Luego vino el turno del grupo correísta Pueblo Nuevo, que ejecutó Patria tierra sagrada para acompañar el ingreso del jefe de Estado y, más tarde, a pedido de este, un popurrí de pasillos y otros aires nacionales.
Correa cantó el primer verso de Nuestro juramento y cedió el micrófono a Luis Chiriboga, que se quedó cantando solo en la tarima, rodeado por los jugadores y el cuerpo técnico de la Selección.
A las dos de la tarde, el homenaje público había concluido. El Presidente, acompañado del equipo, entró a Carondelet y la música siguió en la plaza. (RA)
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