"Todos los años hay un campeón, pero no siempre hay un gran campeón". La
frase lleva el sello de otra leyenda a la que Sebastian Vettel ha dejado por el
camino. El tricampeón Ayrton Senna, fallecido en Ímola, hace ya 19 años, una
extraña mañana de mayo en la que su nombre, su figura, se transformó en icono
inmortal de la Fórmula 1. Casi dos décadas de las últimas pinceladas del
brasileño, un suspiro en la F1, un parpadeo en la vida. Es el tiempo, las
estadísticas y las hojas de los libros, ayer en blanco y negro, hoy a todo
color, las que convierten a pilotos de carne y hueso en deidades para la
eternidad. En miembros por derecho propio de un Olimpo con peaje en el
asfalto. [Álbumes:
Vettel, de niño a hombre | Una
temporada genial]
Es quizás el tiempo lo único que le falta a Sebastian Vettel para que nadie dude. Como se dudó en su momento de Michael Schumacher, talento incontenible en su irrupción con Benetton y narcótico del Mundial en el arranque del nuevo siglo. Su repóquer de ases no fue bien encajado porque, decían, el coche estaba demasiadas veces por encima del piloto. Una época de yugo ferrarista, donde encadenaban doblete tras doblete. El 'Kaiser', que oprimió sin piedad al resto de sus rivales entre 2000 y 2004, perdió toda comparación con pilotos a los que él jubiló, los mismos a los que birló una colección de récords que parecía guardada bajo llave para siempre. Puede que a Schumi le pasase algo de factura su discreto regreso a los 40, pero la realidad actual es que hoy día, la mayor parte de los prodigios de la F1 llevan su nombre y apellido.
Pero el alemán, agarrado a su piloto automático, cobijado en sus auriculares, apenas se ha inmutado en estos años. Es más, alguno ha dado su brazo a torcer. "Estamos viendo lo bueno que es conforme va avanzando su carrera", explicaba en Suzuka, hace unas semanas, Fernando Alonso, con el que ha librado sus mayores batallas. También Lewis Hamilton, ajeno a las grandes batallas desde su coronación en 2008 y del lado del asturiano, con quien mantuvo una corrosiva relación en McLaren, durante los años de tiranía Red Bull. "Independientemente de lo que podamos pensar de su coche, está haciendo un trabajo perfecto. Estoy agradecido por conducir en una época con tantos grandes pilotos como él", aseguraba el británico, dando un paso atrás en sus críticas al aburrimiento que generaba el alemán con sus carreras, al estilo de Michael Schumacher. "No necesita ganar nada más, ni carreras ni Mundiales, porque ya ha logrado muchas cosas en su trayectoria. Es un buen hombre y un buen piloto", lo dibuja Raikkonen, con quien, previsiblemente, tendrá más que palabras sobre la pista el próximo año, cuando vista de rojo Ferrari.
Pero Seb apenas se inmuta. El pasea por el paddock como si la cosa nunca hubiera ido con él. Resguardado bajo sus auriculares antes de cada carrera. Para dejar a un lado los ruidos que puedan distraerle. "Si Sebastian fuera capaz de superar lo que yo hice, me alegraría por él. En poco tiempo ha ganado tres títulos, así que, ¿por qué no podría ganar siete?", explicaba tiempo atrás Michael Schumacher, a día de hoy, su techo y gran desafío personal. Aunque todo eso ya llegará. Sólo tiene 26 años, los mismos que tenía el Káiser cuando ganó su segundo título y una edad a la que Alain aún no era Prost. Pero él aún quiere seguir siendo un chaval, ya tendrá tiempo de ser leyenda.
Es quizás el tiempo lo único que le falta a Sebastian Vettel para que nadie dude. Como se dudó en su momento de Michael Schumacher, talento incontenible en su irrupción con Benetton y narcótico del Mundial en el arranque del nuevo siglo. Su repóquer de ases no fue bien encajado porque, decían, el coche estaba demasiadas veces por encima del piloto. Una época de yugo ferrarista, donde encadenaban doblete tras doblete. El 'Kaiser', que oprimió sin piedad al resto de sus rivales entre 2000 y 2004, perdió toda comparación con pilotos a los que él jubiló, los mismos a los que birló una colección de récords que parecía guardada bajo llave para siempre. Puede que a Schumi le pasase algo de factura su discreto regreso a los 40, pero la realidad actual es que hoy día, la mayor parte de los prodigios de la F1 llevan su nombre y apellido.
'Estamos viendo lo bueno que es según va avanzando su carrera', afirma
Fernando Alonso
A Vettel, bautizado como Baby Schumi, le ha venido pasando algo
similar. A pesar de los récords, de su precocidad, de su fiabilidad, incluso de
su templanza y su pulso firme cuando la Historia ha llamado a su puerta.
Momentos en los que la fortuna, que suele ponerse de lado de los mejores,
también tomó partido por él -imborrable estampa de su Red Bull al revés, en el
arranque del decisivo GP Brasil 2012, camino de una tercera corona que pareció
imposible-. Algunos de sus compañeros de parrilla hicieron frente común en
contra del alemán, cuando subía los primeros peldaños hacia el Olimpo. La
mecánica, como le sucedió a su compatriota una década atrás, siempre contó con
más prestigio que sus dotes como piloto. "Habría que verlo con un coche
peor...", se ha achacado con frecuencia desde un paddock en el que
Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Kimi Rikkonen se han repartido los galones, el
prestigio.Pero el alemán, agarrado a su piloto automático, cobijado en sus auriculares, apenas se ha inmutado en estos años. Es más, alguno ha dado su brazo a torcer. "Estamos viendo lo bueno que es conforme va avanzando su carrera", explicaba en Suzuka, hace unas semanas, Fernando Alonso, con el que ha librado sus mayores batallas. También Lewis Hamilton, ajeno a las grandes batallas desde su coronación en 2008 y del lado del asturiano, con quien mantuvo una corrosiva relación en McLaren, durante los años de tiranía Red Bull. "Independientemente de lo que podamos pensar de su coche, está haciendo un trabajo perfecto. Estoy agradecido por conducir en una época con tantos grandes pilotos como él", aseguraba el británico, dando un paso atrás en sus críticas al aburrimiento que generaba el alemán con sus carreras, al estilo de Michael Schumacher. "No necesita ganar nada más, ni carreras ni Mundiales, porque ya ha logrado muchas cosas en su trayectoria. Es un buen hombre y un buen piloto", lo dibuja Raikkonen, con quien, previsiblemente, tendrá más que palabras sobre la pista el próximo año, cuando vista de rojo Ferrari.
'Recuerda a los viejos tiempos de Schumacher'
Vettel ya ha dejado atrás cualquier complejo. Ha crecido entre la opulencia y se ha hecho mayor a toda velocidad. Mucho más rápido que el resto de los mitos con los que hoy se codea. Nadie como él con sólo 26 años. "Está a la par con Senna, Prost y Schumacher", apunta su jefe, Christian Horner, sobre él. "Vettel me recuerda a los buenos y viejos tiempos de Schumacher en Ferrari", sostiene el capo de Ferrari, Stefano Domenicali. Y el mandamás de todo, Bernie Ecclestone, sorprendentemente encantado con la situación, rompe en elogios: "La gente no sabe cuántos títulos hubiera ganado Senna, pero Vettel es, probablemente, el mejor que hemos tenido".Pero Seb apenas se inmuta. El pasea por el paddock como si la cosa nunca hubiera ido con él. Resguardado bajo sus auriculares antes de cada carrera. Para dejar a un lado los ruidos que puedan distraerle. "Si Sebastian fuera capaz de superar lo que yo hice, me alegraría por él. En poco tiempo ha ganado tres títulos, así que, ¿por qué no podría ganar siete?", explicaba tiempo atrás Michael Schumacher, a día de hoy, su techo y gran desafío personal. Aunque todo eso ya llegará. Sólo tiene 26 años, los mismos que tenía el Káiser cuando ganó su segundo título y una edad a la que Alain aún no era Prost. Pero él aún quiere seguir siendo un chaval, ya tendrá tiempo de ser leyenda.
Zarpazos de precocidad
- 19 años y 53 días: Se convierte en el más joven en participar en unos entrenamientos oficiales, en el GP Estambul 2006.
- 19 años y 349 días: Es el más joven en puntuar. Termina octavo en el Gran Premio de Estados Unidos en Indianapolis, donde sustituyó en BMW-Sauber al accidentado Robert Kubica.
- 20 años y 89 días: Lidera por primera vez un Gran Premio en Japón 2007. Nadie hasta ese momento lo había hecho a esa edad.
- 21 y 72 días : Logra en el circuito de Monza su primera 'pole'
- 21 años y 73 días: Firma su primer triunfo. Con un Toro Rosso se impone en septiembre de 2008 en el GP Italia.
- 23 años y 134 días: Gana su primer Mundial, después de concluir la temporada en Abu Dhabi.
- 24 años y 98 días: En Suzuka 2011, se proclama bicampeón.
- 25 años y 145 días: Es el tricampeón más joven tras una apretada temporada 2012 que termina en Interlagos.
- 26 años y 116 días: Gana su cuarto título consecutivo.
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