¿Cuál es la razón frecuente por la que se muere el ecuatoriano? Las cifras salen a propósito del Día de los Difuntos que se recuerda hoy. En un reporte del Ministerio de Salud aparecen 10 causas. Pero la enfermedad que causa mayor número de decesos es la diabetes.
Hasta el 2011, el Ministerio de Salud registró 4 455 defunciones por este mal, mientras que 4 381 murieron con hipertensión.
Esta última es la segunda razón por la que fallece un ecuatoriano.
En la lista también constan las enfermedades cerebrovasculares (derrames), con 3 930 casos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos padecimientos se convierten "en una epidemia mundial relacionada con el rápido aumento de sobrepeso, la obesidad y el escaso ejercicio".
Estas condiciones físicas también agravan el estado de personas hipertensas, una enfermedad considerada "asesina silenciosa" que en el mundo afecta a una de cada tres personas adultas.
Por fuera de esos cuadros aparece el alzhéimer, también como una razón frecuente de decesos.
Aunque no se conoce la razón epidemiológica de estos hechos, hasta hace dos años en Ecuador hubo 3 894 defunciones.
Según la OMS, el 80% de estas muertes se registra en países de ingresos medios y bajos.
Cuando se hace una división por género, en las mujeres predomina la diabetes como razón principal de mortalidad. En los hombres son los accidentes de tránsito.
¿Por qué en Ecuador no hay una cifra actual? ¿Cómo influye eso para optar por una política de prevención? El salubrista Édgar Aguilar explica que la falta de un sistema de información es un mal general en el país. Una de las razones -sostiene- es que no existe personal capacitado para actualizar los registros que se reportan.
En el Ministerio de Salud se dijo que los técnicos trabajan en una actualización de las estadísticas.
Aguilar cree importante ver qué políticas públicas se generan con los datos existentes. "Los pacientes, especialistas y el Estado deben garantizar una buena calidad de vida tras ser víctima de las principales causas mortales". Para evitar que estos cuadros clínicos se agraven, los médicos recomiendan ejercicio físico, una dieta con grasas en bajas cantidades y chequeos continuos. Lea cuatro testimonios.
ALZHÉIMER: Cada año hay 7,7 millones de nuevos casos en el mundo
Ejercicios lógicos ayudan a la memoria
Dice que lee, pero no lo hace. Cuenta que camina en el patio de su casa, pero en el césped no hay huellas de sus pasos. Si a Aníbal L. (nombre protegido) le preguntan qué comió en el almuerzo, su memoria está en problemas y la única forma de escapar es mencionar su plato preferido. El hombre, quien toda su vida fue un ávido lector, un ideal activista político y una persona con la que se podía tener largas horas de conversación, tiene alzhéimer. Con 80 años, Aníbal L. ya no frecuenta a sus amigos, y si dialoga con sus familiares, es común que más de una vez repita o pregunte lo mismo.
La vida de su familia ha cambiado. Su esposa es quien le atiende: le recuerda la medicina, los chequeos… y de vez en cuando hasta le obliga a que tome un baño. Sus hijos y nietos han aprendido a convivir con él. Han entendido que el hombre, que les contaba cuentos cuando eran pequeños, está enfermo y que si tienen que conversar del mismo tema varias veces, no hay problema. A veces juega Bingo y Rummiku. Esa es la única forma de ejercitar las neuronas que se mueren en su cerebro, según el neurólogo Eduardo Arízaga. Eso, de cierta manera, es lo que le mantiene estable a Aníbal L.
Su esposa procura que no pase en el cuarto. Esta inmovilidad podría postrarlo y con ello acabar con sus pulmones. Arízaga aclara que una persona con alzhéimer no se muere por la enfermedad, sino por neumonía, ya que la inmovilidad hace que la flema se acumule en los pulmones. Las caídas también pueden ser mortales.
DIABETES: En el 2030 podría ser la séptima causa de muerte en el orbe
Equipos portátiles ayudan en el control
Lucio Díaz es un tanto goloso, a veces rompe su dieta con un poco de helado. Y es que cuando visita a su último nieto, Matías, de 2 años, es irresistible "pecar". Él tiene 71 años y hace 20 le detectaron presión alta y diabetes. Presume que fue por estrés laboral, pero también reconoce que en su juventud no era tan precavido a la hora de comer. Díaz toma una pastilla diaria y cada 15 días se mide la presión. Desde que se jubiló se chequea en un centro del Seguro Social, que está a un par de cuadras de su casa, en Sangolquí.
Equipos portátiles ayudan en el control
Lucio Díaz es un tanto goloso, a veces rompe su dieta con un poco de helado. Y es que cuando visita a su último nieto, Matías, de 2 años, es irresistible "pecar". Él tiene 71 años y hace 20 le detectaron presión alta y diabetes. Presume que fue por estrés laboral, pero también reconoce que en su juventud no era tan precavido a la hora de comer. Díaz toma una pastilla diaria y cada 15 días se mide la presión. Desde que se jubiló se chequea en un centro del Seguro Social, que está a un par de cuadras de su casa, en Sangolquí.
Si él no llevara un control constante, su vida sería diferente. El endocrinólogo Clemente Orellana cree que la mayoría de la población diabética no tiene un tratamiento óptimo: faltan especialistas diabetólogos y endocrinólogos en el país. Además, los precios de la insulina y las tiras reactivas para medir la glucosa suben "considerablemente". En el momento pueden costar hasta USD 50.
Díaz compró hace ocho años un aparato portátil para controlar su enfermedad desde su casa y no tiene que inyectarse insulina.
Pero sí conoce casos extremos como los que cuenta Orellana: "Si un paciente con diabetes cree que la enfermedad es simple está muy equivocado". El descuido médico, el exceso de comida salada y dulce sin control pueden causar ceguera, insuficiencia renal, úlceras en los pies. El especialista cuenta que si hay exceso de glucosa en la sangre, los vasos sanguíneos se dañan y pueden producir un infarto. El jueves en la noche, Díaz se midió la glucosa. Esa es su rutina.
HIPERTENSIÓN: 1 de cada 3 personas, afectados a escala mundial
Evitar comida salada ayuda con la dieta
La muerte de su padre elevó su presión arterial. Desde hace 15 años Mariana Zúñiga padece de hipertensión, pero a veces hasta se olvida de que la tiene. No porque no se controla, sino porque decidió vivir sin estrés. Ella tiene 72 años y destina su tiempo a actividades domésticas, a charlas con sus amigas del barrio y pasar con su familia.
Evitar comida salada ayuda con la dieta
La muerte de su padre elevó su presión arterial. Desde hace 15 años Mariana Zúñiga padece de hipertensión, pero a veces hasta se olvida de que la tiene. No porque no se controla, sino porque decidió vivir sin estrés. Ella tiene 72 años y destina su tiempo a actividades domésticas, a charlas con sus amigas del barrio y pasar con su familia.
Toma dos pastillas diarias; una apenas se levanta y otra antes de dormir. Zúñiga no tiene una afiliación al Seguro Social, su esposo es quien paga USD 70 al mes por los medicamentos. Tras el diagnóstico, su vida es normal, porque sin falta toma las píldoras que regulan su presión arterial.
Luis Felipe Sánchez, cardiólogo del Hospital Eugenio Espejo y catedrático de la Universidad Central, explica que si la hipertensión no es controlada cada tres meses por un especialista, se convierte en una "asesina silenciosa", que poco a poco mata los órganos blandos (cerebro, ojos, corazón) del paciente. Tener la presión alta es como tener una manguera abierta con gran propulsión de agua. La presión y la fuerza con la que pueden llevar la sangre pueden romper las arterias y originar enfermedades cardiocerebrales. El cardiólogo aconseja que las personas, desde los 18 años, deben chequear su presión y hacer ejercicio, bajar de peso, tomar agua… Zúñiga está controlada. Cada cierto tiempo acude al doctor y en su casa también se controla la presión a través de un equipo. Su familia admite que les gusta pasteles o helados y que de vez en cuando los comen, pero sin exagerar.
CEREBROVASCULARES: El 80% de diabéticos sufre de este mal en el planeta
Derrames también surgen por estrés
De un momento a otro, Lorena N. (nombre protegido), no podía cerrar los ojos. En el trayecto de la universidad hasta su casa, que en horas de tráfico alcanza una hora y veinte minutos, sentía que su ojo derecho se movía en dirección contraria. Trató de calmarse, pero el dolor y la sensación de que su ojo latía cada vez más rápido, era más fuerte. Se bajó del bus y caminó durante 10 minutos a su casa.
Derrames también surgen por estrés
De un momento a otro, Lorena N. (nombre protegido), no podía cerrar los ojos. En el trayecto de la universidad hasta su casa, que en horas de tráfico alcanza una hora y veinte minutos, sentía que su ojo derecho se movía en dirección contraria. Trató de calmarse, pero el dolor y la sensación de que su ojo latía cada vez más rápido, era más fuerte. Se bajó del bus y caminó durante 10 minutos a su casa.
Apenas entró, su madre le alertó. Su ojo estaba dilatado y extremadamente rojo. Prefirió ir a dormir, pero ya en su cama el dolor de cabeza comenzó. Poco a poco, Lorena N., de 24 años, sintió cómo la parte derecha del cuerpo (desde los dedos del pie hasta la cabeza) se amortiguó. Su madre llamó a la ambulancia. Le recetaron pastillas para el dolor y la dejaron dormir.
Al siguiente día se levantó y fue a un neurólogo, quien después de realizarle unas tomografías confirmó un miniderrame cerebral. ¿La causa? Estrés. Este episodio sucedió hace dos meses y ahora Lorena N. trata de estar tranquila. Las primeras semanas únicamente pensaba en una posible recaída, pues el doctor le aclaró que si no evitaba el estrés podría pasar por lo mismo de nuevo.
El neurólogo Édgar Samaniego explica que la muerte con derrames cerebrales es súbita. Si bien es cierto de que el cráneo protege al cerebro, en el caso de un derrame este no permite que la sangre fluya y produce la muerte. Cuando se trata de miniderrames, es necesario que el paciente se chequee constantemente para descartar otras enfermedades.
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