En los supermercados de Venezuela uno no compra lo que busca,
sino lo que encuentra.
Encuentra cuatro tipos de champiñón, dos de calabacín y tres de tomate. Enormes racimos de bananos decoran los techos de la sección de las frutas. Y hay unos aguacates grandes, verdes y jugosos que parecen de catálogo.
Sin embargo, los alimentos esenciales para la dieta de los venezolanos no son
fáciles de conseguir.
Para poder comprar pollo, leche o margarina -que, entre otros productos, son considerados parte esencial de la canasta básica del consumidor y sus precios están regulados por el Estado- hay que saber dónde están y a qué horas los ofrecen. Casi siempre hay que hacer cola. O conocer a alguien.
Por eso, cuando uno llega al supermercado en Venezuela, entra con la incertidumbre de qué se traerá a casa.
Escasez
En su reporte de noviembre, el Banco Central de Venezuela estableció el índice de escasez en 21,2%. Eso es: en 21,2 de cada 100 establecimientos no hay ciertos productos básicos.
Eso, no obstante, es un promedio. Porque en varios rubros, y casi siempre se trata de los regulados, el índice de escasez es mayor. Por ejemplo, en el 73% de las tiendas no hay harina de maíz, el ingrediente esencial para preparar el desayuno de los venezolanos, la arepa.
Desde hace décadas, incluso antes del gobierno del difunto Hugo Chávez o de los controles de precios que datan del 2003, ha habido escasez en Venezuela.
Se dice, por ejemplo, que la escasez fue una de las causas del "Caracazo", aquel histórico día de 1989 de protestas y trágicos enfrentamientos en la capital venezolana.
Pero en los últimos años, quizá después de que empezó a faltar el papel higiénico, que escasea en un 79%, el fenómeno ha ganado más notoriedad en el extranjero.
Los regulados
Cuando BBC Mundo visitó el Gran Abasto Bicentenario, un supermercado del Estado en el este de Caracas, había papel higiénico, harina de maíz y pollo, pero no carne ni leche ni aceite de maíz.
"Generalmente acá todo se encuentra por la mañana casi todos los días", dijo Victoria, una clienta que esperaba en "la cola de la tercera edad", que es vigilada por una funcionaria de la Guardia Nacional.
"Pero por la tarde ya no están; así que aproveche", añadió.
En el supermercado de clase media Plan Suárez, en el barrio caraqueño de La Urbina, no había harina ni aceite de maíz, aunque sí harina de maíz integral y aceite de soya, que sin embargo no llaman la atención de los venezolanos para hacer arepas.
En el Plan Suárez, así como en Excelsior Gama de Los Palos Grandes, un barrio de clase media alta, se encuentran todo tipo de productos importados por altos precios. Pero hay días en los que puede no haber una sola cerveza, aceite de oliva o galleta. Los anaqueles, a veces, están completamente vacíos.
Conseguir los productos regulados en otras regiones del país es incluso más difícil que en Caracas.
Marianela Rojas -residente de Puerto Ayacucho, capital de Amazonas- dijo que hace tres años no llega aceite de maíz. "Y papel toilette llegó ayer después de 20 días", informó a BBC Mundo.
César Torcatt -de Anaco, en Anzoátegui- hace sus compras cuando va a Maracaibo, la segunda ciudad más grande del país. "Afortunadamente vivo solo y las cosas me rinden", señaló.
A la caza
Si el producto es imprescindible, una alternativa a ir al supermercado es añadir investigación -y varias horas de tiempo- al arduo proceso de conseguirlo.
Se han creado medios de información en las redes sociales y a través de mensajes de texto y chat para informar qué hay, dónde y a qué hora.
Las personas que BBC Mundo encontró haciendo fila en el supermercado de productos subsidiados Mercal, en el barrio de Petare, se habían enterado por mensaje de texto que estaban vendiendo carne. Pagaron 21 bolívares (US$3 al cambio oficial) por 2,5 kilos.
Otros prefieren pagar más para no tener que hacer fila o trasladarse de un lado al otro de la ciudad. Daniel Torres, un taxista del barrio de Petare, dijo que tiene conocidos que trabajan en supermercados y le consiguen, por ejemplo, una paca de Harina P.A.N. que le sirve a su familia por dos semanas.
Acaparamiento
Cuando hay algunos de estos productos básicos en el supermercado es difícil ver a alguien sin él en su carrito de compras.
BBC Mundo encontró papel higiénico en el Plan Suárez de Caracas. Cajas y Cajas de diferentes marcas, diferentes texturas. Todas al mismo precio. Mientras los colocaba en las estanterías, un empleado aseguró que el día anterior llegaron unos 8.000 rollos y, a pesar de las restricciones de compra por persona, se acabaron en la mañana.
"Los que antes guardaban las mercancías para tener después ahora están teniendo que sacar todo por orden del gobierno", dijo. "Y es que la gente compra cuando lo ve así tenga en la casa".
De hecho, en Venezuela, los productos escasos no suelen tener tiempo de llegar a los anaqueles: la gente los toma de las cajas en que llegan antes de que los empleados los coloquen en la estantería.
El acaparamiento, dice la teoría económica, es uno de los efectos de la escasez. Uno se lleva lo que encuentra, pues, porque no sabe cuándo lo puede volver a haber.
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