Algunos dicen que es Macondo, pero cuando el gobierno de Aracataca hizo una encuesta para adoptar ese nombre oficialmente en 2006, sus habitantes lo rechazaron.Este jueves, cuando llegó la noticia de la muerte de su hijo predilecto, Gabriel García Márquez, las campanas de la iglesia de San José de Aracataca —donde el escritor fue bautizado— empezaron a sonar y muchas personas se reunieron en la que fue su casa durante su primera década de vida.
"Se escuchó por todo el pueblo el tañido de las campanas", dijo Viviana Oñate, una joven de 22 años, a la agencia EFE.
Luego vinieron los anuncios oficiales: el alcalde emitió un decreto para declarar cinco días de luto y previó varias actividades en honor al premio Nobel de Literatura.
"Vamos a hacer el próximo lunes (21 de abril) un sepelio simbólico que va a partir desde la Casa Museo Gabriel García Márquez, pasando por la estación del ferrocarril hasta la iglesia de San José de Aracataca", dijo este viernes el funcionario, Tufith Hatum, de acuerdo con EFE.
García Márquez salió de Aracataca en la década de 1940 para estudiar en Bogotá y después trabajar como periodista en Colombia y otros países. La última vez que lo visitó fue en 2007, cuando llegó en tren desde Santa Marta tras pedir al gobierno local que no hubiera ni ejército ni policía, de acuerdo con un reporte del diario El Tiempo que cita al exalcalde Pedro Sánchez.
No había regresado en 24 años.
El lugar, ubicado en el noreste de Colombia, en el departamento caribeño de magdalena, había tenido una "bonanza bananera" poco antes del nacimiento del escritor en 1927, tras la llegada de la United Fruit Company, de acuerdo con la agencia de Promoción de Turismo, Inversión y Exportaciones de Colombia.
Muchos creen que el escritor se inspiró en ese lugar para crear el ambiente y los personajes de Cien años de soledad y otros libros. "Plasmó a través de sus letras la idiosincrasia de nuestros países latinoamericanos", dijo Hatum.
El sueño de un ‘Buendía’
El pueblo de 38.000 habitantes tuvo hasta hace un mes un huésped extranjero que buscaba que la fama del lugar derivara en un negocio turístico.
Se trata de Tim Aan’t Goor, un trotamundos holandés que abrió un hostal en el lugar, pero que abandonó su aventura por lo que calificó como falta de apoyo por parte del gobierno.
Tim llegó a Colombia en 2007 como una escala más de un viaje por Sudamérica y decidió quedarse ahí porque se enamoró del pueblo. “La gente de Aracataca es muy abierta a conocer a todo el mundo, son muy habladores. Allá se conoce el calor humano, no como en las ciudades donde caminas por la calle pero no conoces a nadie, eso les encanta a los visitantes, y a mí”, dijo Tim en entrevista con CNNMéxico.
Había leído Cien años de soledad ese mismo año, aunque no lo comprendió.
"No entendí el realismo mágico, no sabía qué era. Pero cuando llegué a Aracataca, y releí el libro, allá descubrí la realidad detrás de la obra y comencé a entender. El libro me parece un mejor estudio sociocultural que 100 estudios universitarios”, dice.
Ante la dificultad que implicaba su apellido para los lugareños, decidió cambiárselo por el de Buendía, en referencia al que aparece en la obra cumbre de García Márquez.
Luego tuvo la idea de crear un corredor turístico para los visitantes que desearan conocer el mundo del escritor, por lo que consiguió un préstamo en Holanda y en 2010 instaló su hostal, The Gypsy Residence.
“Siempre la gente hablaba de proyectos, del Tren Amarillo y otras inversiones. Pero hasta el momento las inversiones se cayeron, se robaron la plata, las inversiones fueron mal hechas. Entonces hasta ahora no tienen infraestructura turística”, critica Tim.
El pasado 23 de marzo, en una visita a Aracataca, el presidente Juan Manuel Santos anunció inversiones para la Ruta Macondo: realismo mágico, que de lograrse comprendería un recorrido por Aracataca, Pueblo Viejo, Zona Bananera, Sitio Nuevo y Ciénaga.
“Santos anuncio que la Casa del Telegrafista —en honor al padre de Gabo, Gabriel García Martínez— también será recuperada para ser convertida en destino turístico en el municipio de Aracataca”, según un comunicado del Departamento de Magdalena.
Rafael Jiménez, director de la casa museo de García Márquez cuando se llevó a cabo la encuesta para cambiarle el nombre al pueblo, creía que el proyecto podría aumentar el número de visitantes, según un artículo del diario español El País en 2006.
“Teníamos muchas esperanzas en la proyección cultural y turística de Aracataca. Pero eso no ha podido ser. Creímos en el tren turístico, pero ahí se quedó. Y la plata que se destinó para ese proyecto se perdió. El otro año el pueblo cumple 100 años, esperemos que no sean 100 años de olvido”, dijo Jiménez a El Tiempo este viernes.
El Macondo real
A lo largo de seis años, Tim comprendió que no todos en Aracataca guardaban buenos recuerdos.
“Un grupo que lo respeta muchísimo, que lo quiere, que conoce la obra. Pero hay un grupo más grande que no lo conoce, que no lo lee, que si lo ven en televisión o escucha a la gente hablar de él, ellos están como resentidos”, dijo el viajero a CNNMéxico.
Entre sus detractores están quienes creen que el escritor se “olvidó” de su pueblo desde que publicó sus grandes obras y obtuvo el nobel de Literatura, en 1982.
“Todo el mundo habla de Aracataca, pero en Aracatataca no hay progreso. Los políticos siempre son los mismos, y la corrupción, y la plata se pierde. Y la gente le echa la culpa a García Márquez, aunque deberían de culpar a la corrupción”, considera el holandés.
Pero la joven Oñate tiene una visión distinta: "Gracias a Gabo, Aracataca ha sido la musa de muchas personas, ha inspirado a muchos en las artes y logró que nuestro pueblo sea distinguido por algo bueno".
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