El ascenso de China está cambiado el panorama financiero del planeta. La demanda china de 'commodities' ha afianzado la posición de América Latina como proveedor de materias primas provenientes de países que no le hacen la venia a Occidente.
El país asiático compra petróleo de Venezuela y Ecuador, cobre de Chile, soja de Argentina y mineral de hierro de Brasil, con el que además firmó un acuerdo de importación de maíz el pasado 8 de abril, según informa 'The Economist'.
Los préstamos chinos a la región van en aumento. De acuerdo a las cifras más recientes de la Base de Datos de Finanzas China-América Latina, un esfuerzo conjunto entre el tanque de ideas Inter-American Dialogue y la Universidad de Boston, China ha desembolsado casi 100.000 millones de dólares a las economías de América Latina entre 2005 y 2013.
Las mayores cantidades han llegado desde el Banco de Desarrollo de China (CDB). Solo en 2013, los prestamistas chinos facilitaron 15.000 millones de dólares, mientras que el Banco Mundial prestó apenas 5.200 millones en el año fiscal 2013.
Más de la mitad de los préstamos de China a América Latina han sido para Venezuela, que paga la mayor parte del préstamo con el producto de las ventas de petróleo a largo plazo al gigante asiático. Ecuador ha firmado acuerdos similares, como también lo ha hecho Petrobras, la empresa petrolera estatal de Brasil, que negoció una línea de crédito de 10.000 millones de dólares con el CDB en 2009.
Tales acuerdos de préstamos por petróleo son de beneficio para los chinos, y no simplemente porque ayudan a garantizar un suministro energético seguro a largo plazo. También reducen el riesgo de los préstamos a los países menos solventes como Venezuela y Argentina. El dinero de las ventas de petróleo se deposita en la cuenta china de las empresas petroleras, desde donde los pagos se pueden hacer efectivos directamente.
No es ninguna sorpresa que el dinero chino sea bienvenido en lugares donde los mercados financieros actúan con cautela. Ecuador, que dejó de pagar su deuda en 2008, ha utilizado los préstamos chinos tanto para rellenar agujeros en su presupuesto, como para restablecer un registro positivo del pago de sus obligaciones antes de tratar de acceder a los mercados de bonos de nuevo.
El país asiático compra petróleo de Venezuela y Ecuador, cobre de Chile, soja de Argentina y mineral de hierro de Brasil
Los préstamos chinos a la región van en aumento. De acuerdo a las cifras más recientes de la Base de Datos de Finanzas China-América Latina, un esfuerzo conjunto entre el tanque de ideas Inter-American Dialogue y la Universidad de Boston, China ha desembolsado casi 100.000 millones de dólares a las economías de América Latina entre 2005 y 2013.
Las mayores cantidades han llegado desde el Banco de Desarrollo de China (CDB). Solo en 2013, los prestamistas chinos facilitaron 15.000 millones de dólares, mientras que el Banco Mundial prestó apenas 5.200 millones en el año fiscal 2013.
Más de la mitad de los préstamos de China a América Latina han sido para Venezuela, que paga la mayor parte del préstamo con el producto de las ventas de petróleo a largo plazo al gigante asiático. Ecuador ha firmado acuerdos similares, como también lo ha hecho Petrobras, la empresa petrolera estatal de Brasil, que negoció una línea de crédito de 10.000 millones de dólares con el CDB en 2009.
Tales acuerdos de préstamos por petróleo son de beneficio para los chinos, y no simplemente porque ayudan a garantizar un suministro energético seguro a largo plazo. También reducen el riesgo de los préstamos a los países menos solventes como Venezuela y Argentina. El dinero de las ventas de petróleo se deposita en la cuenta china de las empresas petroleras, desde donde los pagos se pueden hacer efectivos directamente.
No es ninguna sorpresa que el dinero chino sea bienvenido en lugares donde los mercados financieros actúan con cautela. Ecuador, que dejó de pagar su deuda en 2008, ha utilizado los préstamos chinos tanto para rellenar agujeros en su presupuesto, como para restablecer un registro positivo del pago de sus obligaciones antes de tratar de acceder a los mercados de bonos de nuevo.
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