Con entusiasmo, alegría y el colorido de los trajes típicos de la ciudad, 1.600 estudiantes de colegios y escuelas fiscales y particulares y los miembros de academias de danzas de seis países pusieron el ritmo la tarde de ayer con sus bailes a lo largo de la avenida 9 de Octubre, en la tercera etapa del desfile ‘Guayaquil es mi destino’, que tuvo en total 3.620 participantes.
Al compás de la canción del mismo nombre del desfile y de otras melodías, las comparsas contagiaron con su algarabía a miles de personas que estaban concentradas en la avenida 9 de Octubre.
Vanessa Santillán, estudiante de la escuela folclórica de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, lucía su vestido largo celeste con encajes blancos. Su brazo izquierdo era levantado por Léster Montoya, quien se sacaba su sombrero negro con elegancia y la invitaba para darle una media vuelta.
Los bailarines se emocionaban con los aplausos. Como espectador estaba Gastón Rodríguez, de 72 años, quien dejó de dar palmadas y con un pañuelo secó sus lágrimas. “Estoy tan emocionado, hoy recuerdo mi juventud. Esa era la forma de galantear a las mujeres, con delicadeza y cortesía”, sostuvo.
Con el pasillo Guayaquil, pórtico de oro, Germania Quiñónez, de la academia de Danza Explosión, movía su vestido. “Estoy contenta, me siento orgullosa de ser guayaquileña y de rescatar en este baile nuestra tradición”, dijo.
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