Acuciado por la fobia a convertirse en famoso, Chris Evans (32) tuvo muchas dudas antes de aceptar el papel de Steve Rogers, el popular Capitán América, el más inocentón de todos los súper héroes de Marvel. Ahora, cuando está estrenándose la secuela de aquel Capitán América: El primer vengador (2011) que estuvo a punto de rechazar, dice estar feliz de haberse rodeado por gente que lo convenció de ponerse el traje y el escudo con la bandera de Estados Unidos.
En Capitán América: El soldado de invierno, que se estrena el jueves, su personaje ya se ha repuesto de haber sido descongelado en el Artico después de haber sido herido durante la segunda guerra mundial y dado por muerto. Ya recuerda el pasado, pero debe hacer un curso rápido para ponerse al día con todo lo que se ha perdido durante su “coma”.
Además de la belleza de Scarlett Johansson, cuya Viuda Negra (o su alter ego, la espía rusa Natasha Romanoff) pelea con él codo a codo durante toda la película, manejando un rápido y muy chic Corvette negro, una de las escenas más celebradas es la de la lista que va armándose Rogers de cosas que le han dicho que debe conocer o escuchar, como la música de Nirvana o quién fue Steve Jobs. En los primeros minutos de película se ve que ahora vive en Washington D.C., trabaja para la organización que agrupa a los superhéroes, S.H.I.E.L.D, y tiene problemas éticos al ver cómo muchas veces sus jefes (Samuel Jackson y Robert Redford) espían a la sociedad a la que deben cuidar.
“Está bueno que el argumento sea tan actual y posible, y entiendo los cuestionamientos de mi personaje, con una escala de valores de otra época, tratando de navegar este presente de límites tan vagos e imprecisos”, dice el actor.
Las dudas de Evans sobre aceptar o no el sayo fueron motivadas por el temor a comprometerse a un mismo personaje y a tantas películas por delante: cinco, tres de su saga y dos de las reuniones de Los Vengadores (se viene en 2015 la secuela, Los Vengadores: La era de Ultrón), con sus socios de Marvel (Iron Man, el increíble Hulk, Thor...). El actor, nacido en Boston, escapa de los paparazzi y dice sentirse más a gusto en su ciudad, con su madre o sus amigos, siendo el de siempre y no este famoso héroe de los comics.
“Reconozco que si no hubiera hecho estas películas habría cometido el mayor error de mi vida”, confiesa Evans. “Cambió todo para mí, no sólo me permitió hacer otros proyectos interesantes, sino que además me brindó el placer de saber que aquí en Marvel estoy participando de buen cine, ellos tienen el toque de Midas. Hubiera sido una pesadilla estar atado a este contrato sabiendo que las películas son malas. No es el caso. Estoy orgulloso de mi Capitán América”, reconoció el actor, casi irreconocible con una frondosa barba y su habilidad (o timidez) para dejar que hablen más sus compañeros con la prensa. Los periodistas, en general, es honesto decirlo, parecían más interesados en hacerle preguntas a Scarlett que a él.
Rodeada por el secreto a voces de su embarazo (ver Del embarazo no se habla), Johansson (29) le dijo a Clarín que a diferencia de Chris, a ella todo el desgaste físico de tener que ponerse en forma para que su heroína luzca poderosa y flexible le parece una tortura. “No es algo glamoroso, no lo recomendaría. Se trata de entrenar como un tipo, pasar todo el día en el gimnasio y comer mucha lechuga. Por suerte venía de hacer una obra en Broadway, que ha sido mi mayor desafío físico (La gata sobre el tejado de zinc) y me encontró con suficiente capacidad de resistencia”.
Su personaje, la ambivalente Natasha Romanoff, no necesita usar sus encantos físicos para cumplir su cometido. “No anda derrochando sex appeal en escotes, es una líder y siempre gana” en palabras de la actriz. En esta película se le empezará a conocer un poco más la vida que lleva cuando no está trabajando para S.H.I.E.L.D. Trata de conseguirle novia a Steve, flirtea un poco con él. Tanto Scarlett como Kevin Feige, el presidente de Marvel, aseguran que en la secuela de la reunión de Los Vengadores se verá mucho más de ella y que quizás en breve Viuda Negra tenga su propia película. A pedido de sus fans.
Evans asegura haber armado una gran camaradería con Anthony Mackie, su socio en esta aventura con el uniforme del Halcón. Y tanto a él como a Samuel Jackson (Nick Fury) les pareció maravilloso tener la oportunidad de compartir el set con Robert Redford, que interpreta a un personaje clave en esta película.
Evans usa la palabra “intimidatorio” para recordar el primer día que se cruzó con Redford en una escena. “Es una leyenda viva y siempre es una amenaza cuando alguien de ese calibre termina trabajando con vos, porque te da miedo a no estar a su altura”, reconoce el actor entrenado en el Actor’s Studio de Los Angeles. “Pero nuestra trama tiene reminiscencias de Todos los hombres del presidente, es un thriller político y es un regalo que él haya aceptado participar”.
Samuel Jackson recuerda cómo lo conoció en su juventud yendo al Festival de Sundance, que Redford puso en el mapa, y cómo durante tantos años quiso actuar con él y no se le dio. Hasta ahora. “Esa mañana que nos encontramos en el set nos sentamos y nos pusimos a hablar de todo: del golf, de la vida, de las películas. Cuando se encendieron las cámaras parecía que habíamos compartido un secreto oscuro en un pasado medieval. Y luego en acción es todo un profesional, sabía sus líneas y quería hacer las escenas desde diferentes ángulos. Y eso es lo que define al universo de Marvel. La gente viene, ve la perfección con la que se hace todo y enseguida quiere sumarse al esfuerzo”, explica Jackson, otra leyenda en movimiento.
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