El presidente de EE.UU. Barack Obama estará el 28 de marzo de visita en Riad para reunirse con el rey Abdalá de Arabia Saudita. Los temas del encuentro serán Irán, Siria, las negociaciones palestino-israelíes y probablemente también el crudo.
El encuentro tiene lugar en un momento político bastante tenso. Por una parte, las relaciones se han enfriado bastante. La explotación de reservas no convencionales de petróleo por parte de EE.UU. debilitó la interdependencia económica entre los dos países, mientras que Arabia Saudita se ve decepcionada por la postura 'insuficientemente decisiva' de su socio sobre Siria y por su cierto acercamiento a Irán.
La Arabia Saudita de hoy no es el mismo reino petrolero superpróspero que era hace unos 30 años
Por otra parte, EE.UU. está intentando convencer a sus aliados, sobre todo a los países europeos, para que apoyen las sanciones contra Rusia. La pregunta que surge aquí es si Riad realmente podrá permitirse el lujo de aumentar drásticamente sus exportaciones sin elevar los precios y jugar a la baja. En vísperas de la visita de Obama, el principal periódico saudita en inglés, 'Saudi Gazette', publicó un artículo que explica cómo la crisis ucraniana y el respectivo embargo antirruso impulsado por Washington benefician a los intereses financieros saudíes. Pero advierte de que el crecimiento global se ralentizará ya que ni siquiera Arabia Saudita podrá compensar el déficit energético.
Es muy poco probable que en 2014 Riad se atreva a seguir los ejemplos de su pasado y jugar a la baja, comenta, por su parte, Maxim Samorúkov, columnista del portal ruso de noticias Slon. "La Arabia Saudita de hoy no es el mismo reino petrolero superpróspero que era hace unos 30 años. En aquel entonces sus ingresos realmente eran 'incalculables' y podían permitirse cualesquiera riesgos en nombre de fines políticos. Pero desde entonces muchas cosas han cambiado", acentúa Samorúkov. La fuente principal de ingresos al presupuesto del país sigue siendo el petróleo: sus exportaciones eran de 7-8 millones de barriles diarios en los 1980 y el mismo nivel promedio corresponde también al día de hoy. La economía local creció, sobre todo durante el 'boom' petrolero de los 2000, pero no pudo compensar el hecho de que durante el mismo periodo la población aumentara casi en tres veces: actualmente los ciudadanos sauditas son unos 20 millones, más unos 8-9 millones de inmigrantes. En consecuencia, se rebajó drásticamente el nivel de la vida y se profundizaron las brechas financieras entre diferentes capas sociales, destaca Samorúkov.
La mitad de los sauditas hoy en día son menores a 26 años de edad y un 30% de ellos no tienen empleo. Aún más: muy pocos lo están buscando, ya que la renta petrolera del país todavía se lo permite. Solo introduciendo multas altas y realizando deportaciones masivas, el Gobierno consiguió que en el sector privado no trabajasen exclusivamente inmigrantes sino también población local, pero, aun así, solo hay 1,5 millones de sauditas empleados en este sector, prácticamente nada para una población de 20 millones.
El Fondo Monetario Internacional predice un déficit en las cuentas de Riad para 2016
El Fondo Monetario Internacional predice un déficit en las cuentas de Riad para 2016. A primera vista el pronóstico no es muy amenazante: el presupuesto del país se calcula a base de un precio de 70 dólares por barril, la deuda estatal es solo del 3% del PIB, mientras que las reservas acumuladas (más de 700.000 millones de dólares) serían suficientes para formar tres presupuestos anuales "desde cero". Pero el problema es el sistema gubernamental, sostiene Samorúkov: a lo largo de la última década los gastos reales del Estado siempre han resultado un 20% más que los programados dentro del presupuesto y siempre han estado en crecimiento. Para comparar, en 2013 los gastos gubernamentales fueron 10 veces más altos que en 2004 y no hay fundamento alguno para concluir que este sistema pueda cambiar, advierte el analista.
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