El presidente de Rusia Vladimir Putin dio este martes, frente a
parlamentarios de su país, el que puede llegar a recordarse como el más
importante discurso de su vida política.
La principal palabra de su alocución fue "reunificación", con la que anunció el inicio de la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Putin dijo que el "86% de los ciudadanos rusos están convencidos de que Crimea es todavía parte de Rusia" y que el 92% quiere que Crimea se una a Rusia.
Con base en esos datos, y del resultado del referendo del domingo en Crimea en el que el 97% de los votantes apoyó la opción de independizarse de Ucrania (la consulta ha sido rechazada por la comunidad internacional), el mandatario solicitó al Parlamento ruso que apruebe dos leyes para volver a la "República de Crimea" y "la ciudad de Sebastopol" (donde Rusia tiene su principal base naval del Mar Negro) parte de la Federación Rusa.
Al realizar el pedido, fue ovacionado acaloradamente por los parlamentarios.
Nostalgia de la URSS
El mandatario de 61 años llamó a la "reunificación", que justificó también con referencias históricas: la relación entre Crimea y Rusia por su origen común en las tribus eslavas que formaron la Rus de Kiev y gobernaron la región con particular esplendor entre los siglos X y XI.
"En los corazones del pueblo, Crimea siempre fue parte de Rusia", dijo.
Según el editor de BBC Rusia, Artyom Liss, las palabras de Putin, con toda su "nostalgia pos-Soviética" estaban decididamente dirigidas al público ruso, a sus votantes.
El objetivo es cementar un apoyo que no parece dejar de crecer. Y está funcionando.
Más que Sochi
"Me quedé con la sensación de que tenemos un gran problema. Rusia no dará la vuelta"
Tony Brenton, exembajador de Reino Unido en
Rusia
Si los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi fueron la gran apuesta de largo plazo de Vladimir Putin para fortalecer su imagen, la situación en Crimea le ha resultado mucho más efectiva.
De acuerdo con la encuestadora independiente rusa Levada, el apoyo del público ruso al desempeño de Putin en la presidencia no ha dejado de crecer en los últimos meses.
Pasó de 61% de aprobación en noviembre a 72% en marzo. El mandatario vive una nueva primavera.
Es la primera vez desde que comenzó su nuevo mandato en 2012 en que vuelve a pasar el 70%, algo que era usual durante sus primeros dos períodos presidenciales, entre 2000 y 2008 (luego fue primer ministro, antes de volver a la Presidencia), cuando incluso trepó por encima del 80% (siempre según cifras de Levada).
Banderas soviéticas
Las voces en la calle también dan cuenta de esta tendencia ascendente de Putin, quien parece estar en vías de alcanzar un nuevo momento hegemónico, similar al de sus primeros mandatos.
El sábado pasado, un día antes del referendo en Crimea, durante una marcha a favor de la intervención rusa los manifestantes agitaban banderas similares a las que se usaron en las marchas victoriosas del final de la Segunda Guerra Mundial.
El Ejército Soviético representó entonces un papel clave en la derrota del nazismo y ahora el Kremlin dice oponerse al que denomina un gobierno "fascista e ilegal" en Kiev.
En las pantallas
A las encuestas, las marchas, y las palabras de la gente en las calles de Moscú se suma la voz de los medios de comunicación, mayoritariamente favorables al Kremlin.
Tal vez lo más curioso en este sentido fue la decisión del diario amarillista "Tvoy Den" ("Su Día") de dejar de publicar una foto de una modelo semidesnuda en su página tres en febrero (tal como también acostumbran los tabloides británicos) para dar más espacio a la cobertura de la crisis en Ucrania.
Pero lo más significativo es probablemente cuánto la retórica Rusia vs. Occidente ha calado en los medios.
En un programa de la emisora estatal de TV Canal 1 el domingo por la noche, el presentador, conocido por su lealtad al Kremlin, hablaba a cámara con un fondo en el que se veía un hongo nuclear.
"Rusia es el único país del mundo con la capacidad de convertir a Estados Unidos en radioactivo", decía.
"Lenguaje belicoso"
El 9 de marzo, uno de sus colegas en la pantalla del canal había dicho: "No hemos dejado de considerar a Crimea como propia".
La comentarista política rusa Yekaterina Bolotovskaya criticó en el sitio web Gazeta.ru que los canales de TV del país estén pintando un cuadro "apocalíptico", decorado con un "lenguaje belicoso" que recuerda las épocas de mayor tensión de la Guerra Fría.
No obstante, tras el discurso de este martes de Putin, el exembajador de Reino Unido en Rusia, Tony Brenton, le dijo a la BBC que ese parece ser el camino que están siguiendo los acontecimientos.
"Me quedé con la sensación de que tenemos un gran problema. Rusia no dará la vuelta", consideró.
Una nueva hegemonía
La imagen de este martes de los legisladores de pie, asintiendo, aplaudiendo y concediendo -de algún modo- que el sí ya estaba dado, sintetiza un hecho patente: Putin vive uno de los momentos de mayor solidez en el escenario de la política interna rusa.
El Oxford English Dictionary, en las aclaraciones a su definición de hegemonía, además de comentar que originalmente el término era usado en referencia a los estados de la antigua Grecia (viene del griego hegemon, que significa líder), dice que "en forma más reciente se ha usado generalmente en referencia a las principales potencias internacionales, y especialmente acerca de la relación de la URSS con sus vecinos".
Curiosamente, en el pasado Putin llamó al colapso de la Unión Soviética "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX". Y el discurso de este martes no estuvo exento de referencias a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, esa era que poco a poco parece volverse cada vez más mítica en el pensamiento del presidente ruso.
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