Mientras la mayoría de universidades particulares autofinanciadas subió de categoría; la mitad de las estatales retrocedió.Y considerando que estas últimas funcionan con dineros del Estado, deben rendir cuentas sobre esa negativa gestión.Esta es la lectura que hacen rectores de instituciones privadas, basados en los resultados de las evaluaciones y categorizaciones del 2009 y 2013.La primera la efectuó el entonces Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación (Conea). La segunda, el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces).En ambos casos, los organismos clasificaron a las instituciones en categorías. El Conea estableció cinco, de la A a la E, y recomendó la "depuración" de las 26 entidades que fueron ubicadas en la última escala. De ellas, 24 eran privadas.El proceso del 2013 estableció cuatro categorías, de la A a la D. En la última se ubicaron 8 entidades, 6 de ellas públicas.De manera general, vistos los resultados por tipo de institución, se evidencia que 13 de las 18 universidades particulares autofinanciadas subieron de categoría; mientras que 12 de las 25 públicas bajaron. Entre las cofinanciadas -particulares que reciben dinero del Estado-, la mitad descendió.Ante esos resultados, los rectores de universidades privadas plantean diferentes acciones.Carlos Espinoza, de la Universidad Metropolitana del Ecuador y autor del gráfico, alude a las 14 instituciones particulares cerradas por el Ceaaces en el 2012 y pide que se tomen similares medidas con las universidades públicas que ahora tampoco pasaron la evaluación, acorde con lo que mandan la Constitución y la Ley.Más aún, considera que la Contraloría General del Estado debe intervenir, porque esas instituciones manejan dineros del Estado y tuvieron 5 años para cumplir las exigencias de la evaluación y garantizar su permanencia en el sistema.Con este criterio coincide Galo Cabanilla, de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG). En su opinión, urge una auditoría de los dineros que recibieron los directivos de esas entidades, toda vez que no consiguieron los resultados que se esperaban.En el 2009, la UMET y la UTEG fueron ubicadas en la categoría E. En el proceso del 2012 lograron pasar a la D; y en el de 2013, avanzaron a la C. Para Cabanilla, esto es producto de una mejor gestión de las universidades privadas. Y, en su caso, de apuntar a mejorar en los aspectos que tenían más peso en la evaluación.El aspecto de la gestión también lo destaca el rector de la Universidad de los Hemisferios, Alejandro Ribadeneira, cuya entidad también mejoró.Sin embargo, como presidente de la Corporación de Universidades Particulares del Ecuador (Ceupa), él es menos radical con las públicas.A su criterio, las privadas tienen la ventaja de que la mayoría son relativamente pequeñas, lo que les permite "moverse" más rápida y fácilmente.En contraste, dice que las públicas son grandes y su tamaño "les dificulta moverse".Directivos de los organismos de educación superior han advertido que las categorías actuales difieren del 2009 y que ahora hubo mayor exigencia.Pero los rectores de las instituciones privadas alegan que la exigencia fue para todas.La cifra$ 346 millones aumentó la Senescyt en 2013, con los que el presupuesto universitario total superó los 1.656 millones
TOMADO DE DIARIO EXPRESO
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