martes, 14 de enero de 2014

LA CAJA COMÚN BUSCA MEJORAR ELTRANSPORTE PÚBLICO

Mejorar el transporte público en el país es una de las demandas de los usuarios. Y para lograrlo, la implementación del sistema de caja común es uno de los caminos elegidos parcial o totalmente en ciudades como Quito, Cuenca, Guayaquil e Ibarra.
Ayer, 54 de las 62 operadoras privadas de transporte público que trabajan en Quito, recibieron la certificación del Municipio para aplicar la caja común. Este modelo concentra en un fondo general el monto de pasajes cobrados por día en cada unidad de una cooperativa, para una posterior distribución entre los dueños de buses que operan una misma ruta.
Uno de los propósitos es evitar los correteos y mejorar el servicio para los usuarios.
En el Distrito Metropolitano de Quito, el transporte público cuenta además con el sistema integrado: Trolebús, Ecovía y los corredores Central Norte, Sur Oriental y Sur Occidental.
Un modelo de caja común
Desde hace cinco años, el transporte urbano en Cuenca funciona con el modelo de la caja común. Los 475 buses de las siete empresas están agrupados en la Cámara de Transporte y laboran bajo el Sistema Integrado de Transporte Urbano.
En enero del 2009, la Cámara invirtió USD 7 millones para instalar el Sistema Automático de Recaudo. El objetivo era conseguir ingresos más justos y eliminar las competencias en las calles, por ganar pasajeros.
Los buses fueron equipados con tecnología (torniquetes, validadores de tarjetas, cámaras de vigilancia, localizadores GPS, monederos…). Desde entonces, el pasajero paga USD 0,25 con monedas o tarjetas inteligentes prepago.
Hasta el 31 de diciembre, lo recaudado en cada unidad iba a la caja común de su compañía. El 9,15% de los ingresos era para mantenimiento del sistema y el resto se repartía entre los socios.
Los ingresos diarios variaban entre las siete empresas, según la ruta. Por ejemplo, los buses de las líneas que cubren las universidades de Cuenca y del Azuay, Totoracocha, Terminal Terrestre, Feria Libre, Ricaurte… viajan repletos. Esto significaba mayores ingresos para las empresas que laboraban en esas zonas y menores para quienes cubrían rutas menos solicitadas por los usuarios.
En diciembre, la Empresa de Movilidad reorganizó el transporte urbano, tras la reapertura de las centrales de transferencias de pasajeros en la Feria Libre y en la Terminal Terrestre.
Según Boris Palacios, director de la Unidad, 112 buses pasaron a ser troncales y alimentadores y el resto convencionales. Se aprovechó para aplicar la caja común única.
Según Wilmer Bravo, presidente de la Cámara de Transporte, con ello se equiparon los ingresos de los socios. Ahora, la mayor entrada de dinero depende de los horarios de trabajo y de la cantidad de kilómetros recorridos por cada línea. En Cuenca los 475 buses realizan 430 000 viajes diarios.
Un sistema mixto
En Guayaquil un 83% de la población se moviliza en transporte público, un 16% en transporte privado y el 1% en transporte no motorizado. Y existen dos sistemas de transporte público: la Metrovía, controlada por el Municipio, y el urbano tradicional. En el primero se maneja la figura de caja común.
Entre las tres troncales de la Metrovía se movilizan a unas 560 000 personas al día. Pero la masividad del sistema también crea reclamos e inconvenientes. El viajar, a determinadas horas en los articulados (para 160 pasajeros), es una dificultad por las aglomeraciones. "A veces se va apretado y hasta con miedo, por los robos. Aunque igual pasaba cuando viajaba en los buses urbanos", cuenta Horacio Hidrovo, quien a diario se traslada desde su vivienda, en Sauces V, hasta su trabajo en el centro. "Deben aumentar las unidades en las horas pico".
Igual sugerencia hace Francisco Quimí. Él vive en Durán y para ir a su trabajo en el centro, debe esperar a que pasen hasta cinco articulados. "Con más buses se soluciona eso. Y en el transporte urbano debe cambiar el trato grosero del chofer".
En tanto, en los buses tradicionales, donde los ingresos van directamente al dueño de la unidad, una fórmula que busca mejorar la calidad del servicio es controlando la competencia por pasajeros.
La Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) ha ajustado las frecuencias de los recorridos. Por ejemplo, 500 buses de 20 cooperativas salieron en diciembre de las avs. Quito y Machala. Luis Lalama, jefe del Cuerpo de Vigilancia de la CTE, dijo que en horas pico, las unidades salen cada seis minutos y en horas valle, cada ocho. "A veces los choferes nos dejan donde les da la gana o compiten con otros buses y nos llevan con miedo. Temprano o a la salida de los trabajos, debemos viajar de pie porque van llenos", comenta Elvia Mosquera, quien a diario se moviliza entre el suburbio y el centro.
Ibarra usará caja común
Los 127 buses de la Cooperativa San Miguel de Ibarra están listos para aplicar la caja común. Desde hace tres meses, la empresa empezó las pruebas para definir detalles sobre el sistema que estaba previsto que rija desde el 1 de enero.
Pero, el costo de la impresión de los boletos, con la tarifa única de USD 0,25 que rige en la capital imbabureña, obligó a aplazar el ingreso a esta modalidad, según Edwin Landeta, presidente de esta sociedad.
En la capital imbabureña circulan 287 autobuses urbanos. También funciona la Cooperativa 28 de Septiembre.
Ramiro Chacón, jefe de la Unidad de Tránsito y Transporte del Cabildo, dice que en esta urbe los corredores con más usuarios están en San Antonio, Caranqui y Alpachaca. En la primera, por ejemplo, hay cinco líneas de buses y 30 000 pasajeros diarios.
Para determinar el número de pasajeros por línea, en la Cooperativa San Miguel de Ibarra se hizo un estudio que concluyó que el valor que debe ganar cada conductor será de USD 0,35 por kilómetro recorrido. Así se busca equiparar las denominadas rutas buenas (con más pasajeros) y las malas.
Sin embargo, Landeta considera que para que el nuevo sistema funcione mejor, es necesario adquirir equipos que permitan un control digital, con tarjetas electrónicas.

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