La milicia radical islámica Al Shabab, que reivindicó la autoría del ataque al centro comercial Westgate en Nairobi en el que perdieron la vida 61 civiles y seis soldados, había alquilado un local en el centro comercial semanas antes de llevar a cabo la acción terrorista.
Gracias a esta circunstancia, los fundamentalistas tuvieron acceso a los ascensores de servicio del 'mall' y pudieron almacenar armas y municiones con las que repeler a las fuerzas de seguridad kenianas, según han revelado fuentes de seguridad del más alto nivel a la BBC británica. 61 personas continúan desaparecidas, mientras expertos forenses siguen peinando el complejo en busca de más restos y pistas.
La investigación de la televisión pública británica ha permitido descubrir cómo los pistoleros fueron capaces de planear y llevar a cabo el asalto, al tiempo que ha puesto de manifiesto las brechas abiertas por la corrupción en los sistemas de seguridad. Para alquilar el local, los extremistas necesitaron documentos de identidad falsos proporcionados por funcionarios corruptos del gobierno. También se cree que los terroristas utilizaron un conducto de ventilación como escondite en el primer piso.
Las fuerzas de seguridad kenianas han confirmado asimismo el cambio de táctica de la milicia a última hora del sábado, horas después de haberse iniciado el ataque. Aprovechando el momento en el que la Policía cedió el control del operativo de seguridad al Ejército, los atrincherados trasladaron ametralladoras de grueso calibre dentro del edificio.
Los responsables de los distintos cuerpos de seguridad que actuaron contra los responsables de la masacre han sido citados a comparecer ante la Comisión de Defensa del Parlamento el próximo lunes, en medio de la creciente preocupación sobre la preparación de las autoridades para plantar cara a este tipo de ataques.
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