lunes, 22 de septiembre de 2014

EL DRAMA DE LOS DESAPARECIDOS EN ECUADOR O ¿CUÁNDO TERMINA LA INCERTIDUMBRE?


Desde el 16 de mayo de 2013, Alexandra Córdova busca a su hijo David Romo, que permanece desaparecido. Fotos: Luis Astudillo/Andes
Por Yurien Portelles

Cada miércoles desde hace más de un año y medio, la Plaza Grande de Quito frente al palacio de gobierno se llena de carteles con imágenes del joven David Romo, quien desapareció a los 22 años, el 16 de mayo de 2013 mientras regresaba a su casa en la Mitad del Mundo (norte de Quito) tras salir de la universidad.

“Yo sé que el presidente (Rafael Correa) sabe que nosotros estamos aquí para exigir justicia”, dice Alexandra Córdova, madre del joven y quien llega cada semana frente al Palacio de Carondelet a la hora en que la mayoría de la gente regresa a su casa a resguardarse del frío y descansar después de la jornada laboral. 

Los conductores que pasan por el lugar responden a la invitación de los carteles donde se lee: “Pita por David” mientras que en el canal público Ecuador TV se transmiten anuncios de recompensas de 200.000 dólares para quienes brinden información confidencial sobre personas con paradero desconocido.

Las historias similares son varias. Una, que roza con el absurdo, es la de Maribel Angulo. La mujer relató a la agencia Andes que su hijo Álvaro Miguel Nazareno, de 27 años, que padece una enfermedad catastrófica, se extravió en marzo de 2011 dentro del hospital quiteño Eugenio Espejo, cuando le llevaron a hacer un análisis de sangre.

Telmo Pacheco también relató el caso de su hijo Telmo Orlando, de 33 años, guía de turismo. En noviembre de 2011 viajó a la provincia de Loja (al sur de Ecuador) para participar en un 'retiro espiritual' al que fue invitado insistentemente por una señora evangelista. Desde entonces Pacheco no sabe del paradero de su hijo.

Otro caso que recibió gran despliegue mediático fue el de la colombiana Carolina Garzón, quien fue vista por última vez en abril de 2012 cerca del río Machángara, en Quito. La lucha de su padre Wálter Garzón por esclarecer la situación lo motivó a crear en ese mismo año la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en el Ecuador (Asfadec).

Maribel Angulo lleva la foto de su hijo Álvaro Miguel Nazareno, de 27 años, quien desapareció hace más de tres años. Foto: Luis Astudillo/Andes.

¿Incremento de casos o más denuncias?  
De las 3.100 denuncias de desapariciones que se han registrado en lo que va de año, unas 420 permanecen abiertas bajo investigación de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), según reveló a la agencia Andes el titular de ese ente policial, Carlos Alulema.

Del total, el 18 % tenía al momento de desaparecer entre 11 y 15 años de edad, y un 30%, entre 16 y 20 años, detalló el titular de la Dinased, quien, sin embargo, se negó a hablar del perfil de las víctimas o conjeturar hipótesis, aún cuando llama la atención el alto porcentaje de jóvenes en esta lista (48%, de 11 a 20 años).

Por su parte, miembros de la Asfadec buscan respuestas y coinciden en la posibilidad de que exista en el país organizaciones dedicadas al tráfico de órganos o a la trata de blancas. Alulema desestima la primera y en el caso de la segunda, dice que los casos serían “mínimos”. Además, argumenta que muchas de las personas que fueron encontradas dicen que en un inicio fueron forzadas a determinada labor, luego aceptaron continuar porque encontraron una nueva forma de vida y señalan que no quieren ser localizadas.

De acuerdo con el jefe policial, en 2013 aproximadamente el 18% de los casos de homicidios se solucionaron y en lo que va de año, el 40% mientras que en el tema de los desaparecidos, el año pasado se reportó un 45% efectividad y en 2014, hasta la fecha, un 85% (más de 2.700 casos), gracias al trabajo de la Dinased, entidad creada a finales del año pasado.

Consolidar esa institución "toma tiempo, recursos, infraestructura y preparación (...) Estamos construyendo una nueva estructura institucional y estatal para responder a un problema específico", afirmó Alulema.

Desde enero hasta la fecha las denuncias de desaparición suman más de 3.100, el 15% aún no se resuelve, pero el jefe policial cree que la cifra se reducirá hasta un 10% hasta fin de año pues las pesquisas continúan con el trabajo de 200 agentes en las 24 provincias del país.

Alulema asegura que las investigaciones se dificultan por la cantidad de denuncias de personas ubicadas en perfectas condiciones, además por la falta y ocultamiento de información de parte de las familias y allegados por temor a que trascienda a los medios de comunicación. También, en alguna medida, afectan las investigaciones privadas, donde se involucran incluso extorsionadores.

Respecto a los factores que influyen en la solución inmediata de los casos, Alulema menciona que las investigaciones también se complican por el hecho de que una persona puede buscar entrar y salir de un país sin registrarse.

Según el jefe de la Dinased, el problema de las desapariciones está relacionado directamente con las familias y la sociedad pues entre al menos el 90% son voluntarias (personas que desean marcharse). Solo el 0,6% del total está vinculado con algún delito y el resto tiene que ver con casos de enfermos mentales o adultos mayores extraviados.

Dijo que aunque las denuncias se han triplicado con respecto al 2013, no se trata de un incremento de la problemática, sino que la ciudadanía confía más en las autoridades y acude ante la Dinased. Hoy en día ya no es necesario esperar 72 horas para denunciar una desaparición como era en el pasado.

Coronel Carlos Alulema, director de la Dinased, descarta el tráfico de órganos en Ecuador asociado a las desapariciones. Foto: Micaela Ayala/Andes

Voluntad versus tiempo
Las desapariciones no son nuevas en Ecuador, pero su visibilidad ahora es mayor gracias a la organización de las familas que buscan denunciar los casos con marchas y plantones, lo que evoca la historia de Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo, jóvenes que desaparecieron durante el gobierno de León Febres-Cordero (1984-1988) en un caso que fue reconocido como un crimen de Estado. A pesar de la lucha de su familia, su paradero sigue siendo desconocido. 

Otros casos que tomaron notoriedad fueron los del escritor Gustavo Garzón, desaparecido en 1990, en un caso aparente de persecución política, y el de la maestra de la provincia de Esmeraldas, Consuelo Benavides, que estuvo desaparecida aunque su cuerpo luego apareció con impactos de balas.

Elsie Monje, directora ejecutiva de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, señaló a Andes que estos fueron casos de desapariciones forzosas, donde hubo indicios de participación de la fuerza pública a diferencia de los casos recientes que representan una situación “preocupante, indicadora de la descomposición social e inscrita dentro de una cultura de violencia".

De su lado, el activista de derechos humanos, Alexis Ponce, atribuye el fenómeno al aumento de la población, sobre todo en el perímetro urbano, lo que redunda en fenómenos como la inseguridad ciudadana, a lo que se suma el incremento de delitos transnacionales como la trata de personas y la “globalización de la tristeza”, debido al abandono de la relación filial.

Alulema resalta la necesidad de ir mejorando el trabajo de la Dinased y destaca que ese tipo de entidad "era algo que no existía. Ahora tenemos ocho meses de funcionamiento y tenemos que ir desarrollando un mayor conocimiento y experticias”, lo cual se ha hecho con cursos impartidos por los mejores especialistas de Ecuador, Chile y México.

Sin embargo, miembros de la Asfadec se quejan de la lentitud de los procesos y de la falta de diligencias. El jefe policial responde que la calidad de las investigaciones están garantizadas y que se trabaja coordinadamente con el Ministerio del Interior y la Fiscalía, “lo cual no quita que se hayan cometido errores”.

Mientras tanto Alexandra, Maribel y Telmo siguen aguardando la agilidad de las pesquisas y agradecen al presidente Rafael Correa la reunión programada con la Asfadec cada seis meses desde hace casi un año. Esas citas han permitido visibilizar los casos, establecer el sistema de recompensas y crear la institucionalidad para avanzar en las investigaciones, pero algunas historias no han llegado a su fin y continúa el prolongado sufrimiento de las familias por la incertidumbre sobre el paradero de sus seres queridos.

http://www.andes.info.ec/es/noticias/drama-desaparecidos-ecuador-o-cuando-termina-incertidumbre.html

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