martes, 12 de noviembre de 2013

ALARMA POR MESSI Y SUS LESIONES BARCELONA Y SELECCIÓN ARGENTINA SUFREN

La alarma se enciende en Andalucía, pero su sonido es tan potente que cruza el océano Atlántico y sacude Ezeiza. Y justo unas horas antes de subirse al avión para viajar a Estados Unidos, donde la Selección jugará dos amistosos ante Ecuador y Bosnia, Alejandro Sabella recibe una noticia que genera incertidumbres. La lesión de Lionel Messi -la quinta en 2013, la tercera en apenas tres meses- produce dudas y temores. En especial, porque se trata del mejor jugador del mundo, la carta brava del equipo nacional, y sucede a tan solo siete meses del Mundial.
Y aunque ayer por la mañana, tras someterse a rigurosos estudios médicos en el centro deportivo de Barcelona, se supo que estará entre seis y ocho semanas inactivo, la pregunta que todos se hacen es en qué condiciones llegará el crack a Brasil.
Messi deberá arrancar dos hojas del calendario de 2013, al menos en su versión de futbolista. El tirón que sufrió a los 20 minutos del primer tiempo del partido ante Betis, disputado en el estadio Villamarín, desembocó en un desgarro en el bíceps femoral de la pierna izquierda.
Como consecuencia de esta nueva lesión, Sabella lo desafectó de la gira por Norteamérica. No serán los únicos dos partidos que se perderá Leo. En total, habrá una decena de ausencias del rosarino, que tampoco podrá jugar cuatro partidos de la Liga de España (Granada, Athletic Bilbao, Villarreal y Getafe), dos por la Copa del Rey (ida y vuelta contra el humilde Cartagena) y otro dos por la Champions (Ajax y Celtic).
El capitán de la Selección tiene acordado viajar a la Argentina dos semanas antes de lo previsto -como cada fin de año, pasará las Fiestas en Rosario- para la segunda fase de su recuperación y poder estar disponible en la reanudación de la Liga, el 5 de enero frente a Elche. Los pronósticos más optimistas, de todos modos, apuntan que Messi volverá a jugar ante Atlético de Madrid, el 12 en el estadio Calderón. Justo frente al rival que dirige Diego Simeone y que hoy es el escolta del Barcelona, a sólo tres unidades. Aquí será acompañado, casi como es costumbre, por Juanjo Brau, el fisioterapeuta del club catalán que sigue a Leo a sol y a sombra.
Sabella, por lo pronto, enviará a Luis García a España. El kinesiólogo de la Selección tuvo que cambiar el pasaje de New York a Barcelona para estar cerca de la figura celeste y blanca en el inicio de la rehabilitación. La principal inquietud del técnico tiene que ver con la zona en la que Messi sufrió el desgarro. Es que el bíceps femoral lo tuvo a maltraer entre abril y mayo. Primero, tuvo que abandonar el partido de ida por los cuartos de final de la Liga de Campeones contra Paris Saint Germain. Después, no terminó el duelo contra Atlético de Madrid, por la Liga de España. Lo cierto es que aquella lesión se produjo en la pierna derecha. Ahora, la padece en la izquierda, donde también se lastimó en agosto, durante la final de la Supercopa.
El astro sólo había estado más de dos meses inactivo hace siete años.
En marzo de 2006, cuando padeció la rotura de 5 milímetros del bendito bíceps femoral de la pierna derecha, y en noviembre, fecha en la que se rompió el quinto metatarsiano del pie izquierdo. Entonces, faltó tres meses. Si regresa el 12 de enero, serán 63 días sin su magia.
Barcelona no está dispuesto a apurarlo. Queda claro que tiene un indiscutido respaldo en su estructura colectiva, más allá del carácter imprescindible del fútbol de Messi. De hecho, el domingo fue reemplazado por Andrés Iniesta y el líder de la Liga goleó 4 a 1 al Betis. En la Selección, en cambio, hubo pocos partidos sin Messi. Superó la prueba en Italia, en el amistoso que ofició de tributo al Papa Francisco, venció a Perú, pero cayó en Montevideo ante Uruguay en la despedida de las Eliminatorias.
Los médicos son optimistas. Saben que se trata de una lesión frecuente para un futbolista de las características de Messi, de freno y arranque. Ayer, las imágenes que se observaron de la estrella, bajando la escalinata de la aeronave que lo trajo de Betis, son un testimonio de su dolor.
La Pulga descendió a paso lento, agarrado de la baranda. Con la certeza de que volverá en 2014. Cuarenta millones de argentinos esperan que lo haga con el brillo que mostró siempre.

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