Los grandes descubrimientos tecnológicos y científicos suelen realizarse tras años de investigación, un duro trabajo y el uso del método adecuado y riguroso. Y eso vale incluso para los llamados genios. Pero a veces aparece la casualidad y se producen hallazgos que pueden cambiar favorablemente la vida de la humanidad.
Arquímedes descubriendo el empuje hidrostático en su tina de baño, Colón llegando a América en lugar de Asia y la improbable manzana cayendo por la fuerza de la gravedad sobre la cabeza de Newton serían algunos pocos ejemplos de lo que se conoce como ‘serendipia’, el hallazgo afortunado de algo. Sin embargo, la inmensa mayoría de ellos han sido realizados por científicos o inventores que buscaban obtener ese resultado aunque de otra manera, pero que si no hubiesen tenido amplios conocimientos ni siquiera se habrían dado cuenta de lo que consiguieron accidentalmente. De una larga lista, escogimos solo cinco.
1. Penicilina
El médico escocés Alexander Fleming investigaba en 1928 qué podía destruir el estafilococo áureo, la bacteria causante de una gran variedad de enfermedades, algunas tan graves como la meningitis y la neumonía. Aunque hay muchas versiones y anécdotas falsas alrededor de este hallazgo, según el propio Fleming sucedió que al regresar a su laboratorio de unas largas vacaciones observó con disgusto que sus cultivos de la bacteria habían sido contaminados por un hongo. Más tarde, al mostrarle a un amigo una de las placas de cultivo notó que alrededor del hongo las bacterias habían muerto. Más tarde lo identificó como Penicillium notatum.
Tras algunos años de estudio, Fleming abandonó esta línea de investigación, pero otros científicos la continuaron, y en 1941 se pudo curar por primera vez una infección bacteriana usando penicilina elaborada a partir de una variedad más eficaz del mismo hongo. Había comenzado la era de los antibióticos, que en poco más de medio siglo han salvado y siguen salvando millones de vidas. A estos medicamentos debemos -en parte- el hecho de que hoy la expectativa de vida haya aumentado a nivel mundial. Por este afortunado descubrimiento a Fleming le concedieron el premio Nobel de Medicina de 1945.
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