domingo, 27 de julio de 2014

MUJERES Y SU CAMBIO DE VIDA CON LA PRODUCCIÓN DEL FRÉJOL EN ECUADOR

Alrededor de 400 familias se dedican a la producción de fréjol, por medio de asociaciones comunitarias en las que participan hombres y mujeres de varias comunidades del sur de la provincia del Carchi, norte andino del Ecuador.
“Nosotras jugábamos el voli (ecuavoley, deporte nacional) y nos íbamos a otras comunidades para tener más amistad; hacíamos campeonatos y los premios pedíamos a la junta (parroquial). En ese entonces, el compañero Eligio Bastidas vino con el ingeniero Diego Pereira, y nos comentó que si hay el grupo y está organizado, busquemos cómo ayudar en la familia, a la casa” relata Rosario Acosta, de La Concepción, comunidad del valle entre las provincias de Imbabura y Carchi.
“Entonces nos reunieron y surgió la idea de que nos iban a llevar a Colombia, y sí nos llevaron a Pasto (capital del departamento colombiano de Nariño) a ver cómo funciona allá el trabajo de la pos cosecha, porque aquí los agricultores acostumbraban a cosechar y enviar así con impurezas y todo”, agrega.
Junto a Visina Delgado, presidenta de la asociación, Rosario recuerda que antaño la comunidad no tenía agua ni luz, y para cocinar debían bajar hasta el río Chota desde donde acarreaban el agua. “Ahora, en cambio, para tomar tenemos el agua entubada que viene desde arriba, de Pimampiro (comunidad afroecuatoriana de la cuenca del río Mira) que más o menos está clorada”, dice.
La Concepción se ubica en la zona subtropical del sur de la provincia. Su paisaje es árido y su clima seco promedia una temperatura de 24 grados centígrados, lo que favorece el cultivo de tunas, tomate de árbol, maíz y fréjol.
Visina dice que cuando vendían el fréjol sin limpiar, “ganaba más el intermediario que las personas que trabajaban, porque como estaba sucio, con toda clase de impurezas, ellos (los intermediarios) nos golpeaban en el peso”.
Al volver de las capacitaciones en Colombia, los agricultores hombres no les creyeron que iban a limpiar el fréjol, “entonces comenzó una lucha constante y comenzamos con un quintal. No teníamos a dónde escoger y fuimos a la casa de una compañera donde tendimos un plástico y ahí nos agachábamos a escoger y después, cuando estaba limpio, sacábamos a secar el grano en la carretera, ahí se murieron algunas personas”, relata Rosario.
En sus inicios la asociación tenía 18 miembros, dos migraron, una de ellas al extranjero, otra a Quito; una falleció, “y recientemente, hace pocos meses falleció otra, quedamos catorce”, cuenta Visina, quien explica también que su asociación forma parte de una más grande llamada Copcavic (Consorcio de Asociaciones Artesanales de Producción Agrícola y Pecuaria).
Este consorcio les brindó apoyo técnico y capacitaciones respecto al cuidado de los cultivos y comercialización directa productor – mercado. Además, ayudó a vincular a los productores con mercados privados, estatales y programas de alimentación escolar y Aliméntate Ecuador.
Hasta marzo del 2009 el precio de un quintal de fréjol a nivel de las provincias de Imbabura y Carchi oscilaba entre 25 y 35 dólares, cuando el costo de producción de un quintal de fréjol estaba entre 25 y 30 dólares, lo que suponía una pérdida de alrededor de cinco dólares o una ganancia máxima de cinco dólares por cada quintal. La comercialización asociativa directa acrecentó el precio pagado al productor hasta 70 dólares por quintal.
Sin embargo en los últimos meses la producción ha bajado “como ya no hay esos programas, el fréjol está ahorita a 25 dólares y por eso hay un poco de desobligo por sembrar y más los agricultores se están dedicando al tomate, al ají y caña”, explica Rosario.
Visina la interrumpe para aclarar que las Naciones Unidas estuvo presente durante la primera fase del proyecto que duró “como tres años y luego vino otra fase y llegaron otras instituciones, por ejemplo de lo que nos donó la FAO una maquinita para la limpieza, unas mesas, unos banquitos y unas zarandas; luego vinieron el Ayutamiento de Alvobendas de España, la Agencia Española de Cooperación, Forca Fréjol, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), el Gobierno Provincial, otras más que también nos ayudaron”.
Actualmente los asociados también reciben apoyo del Fondo Ítalo Ecuatoriano (FIE). El costo del proyecto es de  761 mil 340 dólares, de los cuales el 51.95 % corresponde al aporte del FIE y el 48.05 % restante son recursos aportados por la Prefectura del Carchi, que además construyó dos planchas de hormigón para secado de granos en El Tambo y Empedradillo, dos comunidades de la zona.
El mercado objetivo del fréjol carchense es el interior de Colombia, al que se pretende destinar tres mil quintales en un periodo de 18 meses para lo que se buscará una empresa ancla que introduzca el producto a un precio de 35 dólares por quintal.
Desde Carchi se venden también productos derivados de las distintas variedades de fréjol, como dulces, mermeladas y galletas. “Nosotros lo que queremos es industrializarnos para poder exportar, buscando cómo hacer algo más con el fréjol”, culmina Rosario.

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