Quince son las viviendas que están en riesgo de colapsar en la
ribera del Estero Salado, a la altura del puente de la 17, según la
coordinación zonal 5 de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR).
La semana pasada, la entidad evaluó el sector y preliminarmente estableció que los inmuebles señalados presentan desgaste en sus estructuras.
Pese a que se recomendó sean reubicadas, los moradores del sector aún desconocen detalles al respecto.
Algunas de las casas de la zona se inundaron durante 4 días, en el aguaje de la semana pasada.
Entre los vecinos hay diversas posturas sobre abandonar el sitio. Algunos, como Sara Lindao, no desean ser trasladados a otro sector porque consideran que su propiedad puede ser reparada.
Incluso afirmó que hace 3 años, personal del Cabildo instaló unos pilares del lado del estuario con el objeto de reparar la casa. Sin embargo, “dejaron el trabajo sin terminar”.
Los habitantes del callejón Colón explican que varios terrenos constan como un solo lote dentro de los registros prediales del Municipio.
En 2011, afirmó Verónica Luna, se comenzó con los trámites respectivos para dividir el lote entre las familias que lo habitan “pero todas estamos legalizadas”.
En cambio, otras personas, como Bertha Freire, sí desean ser reubicadas en una zona más segura. Hace 7 años, una de las habitaciones de su casa se desplomó en el estero.
Su vivienda, construida hace 34 años, sirvió de ejemplo al SGR para mostrar el deterioro y el peligro al que se exponen los moradores de este sector.
Condicionó su traslado a que el lugar donde llegue no haya fallas en su estructura ni en el servicio de alcantarillado.
Por su parte, Enrique Ponce, coordinador zonal 5 de la SGR, refirió que conversarán con las personas que se resisten a salir “para que tomen conciencia del peligro que corren”.
Se estima que el agua subió hasta 5 m en el último aguaje y, según Ponce, se reveló la vulnerabilidad que existe ante la posible llegada del fenómeno El Niño.
Reconoció, además, que los habitantes de la calle 17 no han tomado las debidas precauciones con respecto a la instalación de sus casas.
Las columnas vecinas que se observan presentan desgaste y algunas paredes tienen grietas grandes. Las bases han sido reforzadas con tablas de madera y se levantan sobre un relleno de sacos con material de construcción.
Un comunicado reciente de la SGR señaló que la mayoría de las estructuras es mixta (hormigón y madera) y los materiales de construcción ceden por la presencia de la sal propia del Estero Salado. “Van perdiendo sus propiedades físicas, como la resistencia”.
Este tramo del estero está identificado como el N° 12 dentro del Proyecto Guayaquil Ecológico, que se ha encargado de rescatar las riberas del Salado desde 2010. “Esa parte estuvo considerada, pero como el Municipio iba a intervenir, nosotros la dejamos”, señaló Gina Villamar, gerenta del proyecto.
Por su parte, el Cabildo no descartó la reubicación de las familias cuyas casas no puedan ser reparadas por el gobierno seccional.
La última inspección de la zona afectada, por parte de la SGR, se realizó el viernes pasado. Se tenía previsto ayer entregar el informe respectivo, pero hasta el cierre de esta edición no era emitido.
PARROQUIAS DEL NORTE SON MÁS VULNERABLES
La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) identificó que en la Zona 8 (Guayaquil), las parroquias Pascuales y Tarqui son las que presentan mayores riegos de inundaciones y deslizamientos.
La observación fue realizada luego de los antecedentes presentados, en época de lluvia, desde el 1 de enero del año en curso hasta el pasado 16 de julio.
Los sectores que presentaron mayor afectación son Pascuales (cooperativa Assad Bucaram), Monte Sinaí, cooperativa Balerio Estacio, Flor de Bastión, Lomas de la Florida, Mapasingue Este, Mapasingue Oeste y Socio Vivienda.
El subsecretario de Reducción de Riesgos, Pablo Morillo, destacó que la SGR ejecuta planes de contingencia mediante la activación de mesas técnicas de trabajo con autoridades locales y brigadas barriales de Gestión de Riesgos. Acotó que el trabajo es competencia del Municipio de Guayaquil, según el artículo 140, del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad).
La semana pasada, la entidad evaluó el sector y preliminarmente estableció que los inmuebles señalados presentan desgaste en sus estructuras.
Pese a que se recomendó sean reubicadas, los moradores del sector aún desconocen detalles al respecto.
Algunas de las casas de la zona se inundaron durante 4 días, en el aguaje de la semana pasada.
Entre los vecinos hay diversas posturas sobre abandonar el sitio. Algunos, como Sara Lindao, no desean ser trasladados a otro sector porque consideran que su propiedad puede ser reparada.
Incluso afirmó que hace 3 años, personal del Cabildo instaló unos pilares del lado del estuario con el objeto de reparar la casa. Sin embargo, “dejaron el trabajo sin terminar”.
Los habitantes del callejón Colón explican que varios terrenos constan como un solo lote dentro de los registros prediales del Municipio.
En 2011, afirmó Verónica Luna, se comenzó con los trámites respectivos para dividir el lote entre las familias que lo habitan “pero todas estamos legalizadas”.
En cambio, otras personas, como Bertha Freire, sí desean ser reubicadas en una zona más segura. Hace 7 años, una de las habitaciones de su casa se desplomó en el estero.
Su vivienda, construida hace 34 años, sirvió de ejemplo al SGR para mostrar el deterioro y el peligro al que se exponen los moradores de este sector.
Condicionó su traslado a que el lugar donde llegue no haya fallas en su estructura ni en el servicio de alcantarillado.
Por su parte, Enrique Ponce, coordinador zonal 5 de la SGR, refirió que conversarán con las personas que se resisten a salir “para que tomen conciencia del peligro que corren”.
Se estima que el agua subió hasta 5 m en el último aguaje y, según Ponce, se reveló la vulnerabilidad que existe ante la posible llegada del fenómeno El Niño.
Reconoció, además, que los habitantes de la calle 17 no han tomado las debidas precauciones con respecto a la instalación de sus casas.
Las columnas vecinas que se observan presentan desgaste y algunas paredes tienen grietas grandes. Las bases han sido reforzadas con tablas de madera y se levantan sobre un relleno de sacos con material de construcción.
Un comunicado reciente de la SGR señaló que la mayoría de las estructuras es mixta (hormigón y madera) y los materiales de construcción ceden por la presencia de la sal propia del Estero Salado. “Van perdiendo sus propiedades físicas, como la resistencia”.
Este tramo del estero está identificado como el N° 12 dentro del Proyecto Guayaquil Ecológico, que se ha encargado de rescatar las riberas del Salado desde 2010. “Esa parte estuvo considerada, pero como el Municipio iba a intervenir, nosotros la dejamos”, señaló Gina Villamar, gerenta del proyecto.
Por su parte, el Cabildo no descartó la reubicación de las familias cuyas casas no puedan ser reparadas por el gobierno seccional.
La última inspección de la zona afectada, por parte de la SGR, se realizó el viernes pasado. Se tenía previsto ayer entregar el informe respectivo, pero hasta el cierre de esta edición no era emitido.
PARROQUIAS DEL NORTE SON MÁS VULNERABLES
La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) identificó que en la Zona 8 (Guayaquil), las parroquias Pascuales y Tarqui son las que presentan mayores riegos de inundaciones y deslizamientos.
La observación fue realizada luego de los antecedentes presentados, en época de lluvia, desde el 1 de enero del año en curso hasta el pasado 16 de julio.
Los sectores que presentaron mayor afectación son Pascuales (cooperativa Assad Bucaram), Monte Sinaí, cooperativa Balerio Estacio, Flor de Bastión, Lomas de la Florida, Mapasingue Este, Mapasingue Oeste y Socio Vivienda.
El subsecretario de Reducción de Riesgos, Pablo Morillo, destacó que la SGR ejecuta planes de contingencia mediante la activación de mesas técnicas de trabajo con autoridades locales y brigadas barriales de Gestión de Riesgos. Acotó que el trabajo es competencia del Municipio de Guayaquil, según el artículo 140, del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad).
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